Observador político - Traición y desesperación: Alejandro, Paola y Macrina en la Cuerda Floja

Durante casi dos años, Alejandro Martínez Bermúdez, Paola Cruz Torres y Macrina Vallejo Bello, legisladores del Grupo Parlamentario de Morena en el Congreso del estado, han estado en el centro de la controversia; sus acuerdos y traiciones en los programas políticos con partidos opuestos a Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) han generado dudas y desconfianza en su compromiso con los principios de la 4T.

DIPUTADOS, EN EL BANQUILLO DE LOS ACUSADOS.- Hoy, estos tres legisladores se encuentran bajo el escrutinio del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y del dirigente nacional de Morena, Mario Delgado; no cabe duda de que su futuro político está en juego, y el temor a quedar aislados, al igual que ocurrió con la senadora Lucía Meza Guzmán, les ha llevado a intentar desvincularse y pedir perdón por sus errores y traiciones en las que han incurrido permanentemente.

Sin embargo, resulta difícil tomar en serio su arrepentimiento político porque nadie les cree, sobre todo porque sus acciones parecen una farsa, un intento de engañar al pueblo y de limpiar sus culpas en pleno proceso electoral. Están conscientes de que su futuro político es incierto debido a su complicidad en los acuerdos para frenar al gobernador de su propio partido, Cuauhtémoc Blanco Bravo, y no desean que esto afecte sus aspiraciones para el año 2024.

La realidad es que estos tres diputados, Alejandro Martínez Bermúdez, Paola Cruz Torres y Macrina Vallejo Bello, ya están bien quemados en términos políticos, sobre todo con la ciudadanía y la militancia que saben que su intento de solicitar la renuncia del fiscal Uriel Carmona Gándara es un acuerdo político para mantenerlo en su puesto y no debilitarse ellos mismos.

Este repentino cambio de actitud llega después de que Andrés Manuel López Obrador los criticara duramente en una de sus mañaneras por su actuación en el caso del fiscal, y Mario Delgado los calificara de "traidores" y "simuladores." Incluso, les fue advertido que pueden olvidarse de las candidaturas a cargos de elección popular debido a su traición a los principios de la 4T.

Fue algo mágico su arrepentimiento, como si un rayo de iluminación los hubiera golpeado en su cerebro y en su cuerpo; los tres diputados, incluso Alejandro Martínez Bermúdez, quien enfrenta una denuncia penal por el delito de corrupción ante la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, han salido en grupo para tratar de convencer a la militancia y a sus líderes de que ahora quieren actuar de forma más enérgica para destituir al fiscal Uriel Carmona Gándara; sin embargo, esta maniobra es una muestra de su desesperación, ya que su arrepentimiento surge como resultado de sus propios actos, que los han puesto al borde del abismo político.

Evidentemente que estos legisladores están siendo observados minuciosamente, sus acciones en el Congreso, sus votos en alianza con partidos antagónicos a Morena, como el PAN, PRI, PANAL y MC, han sido registrados y analizados; el intento de desviar la atención a través de un exhorto parlamentario para la remoción del fiscal es un último esfuerzo por salvar sus aspiraciones políticas para el año venidero.

LA TRAICIÓN MORENISTA EN EL CONGRESO.- En la dirigencia nacional de Morena tienen definido el actuar de los cuatro diputados Alejandro Martínez Bermúdez, Paola Cruz Torres y Macrina Vallejo Bello así como Alberto Sánchez Ortega, quienes impidieron atender lo que su dirigente estatal, Ulises Bravo Molina les ordenó que fue designar a Arturo Pérez Flores como su coordinador parlamentario en el Congreso local. En todo momento se rebelaron y decidieron que se haya quedado, contrario a los designios partidistas, el acusado de corrupción Alberto Martínez.

Por eso ahora, después de que ellos han dado “el beso de Judas” de manera reiterativa, siendo favorecido con recursos económicos por el G15 y siendo parte de ese malévolo grupo, tratarán de hacer la finta de que han rectificado pero ya es demasiado tarde. Por sus hechos serás juzgado, reza un popular refrán.

Incluso el G-15, si se divide, no permitiría las condiciones para que Morena con sus diputados completos destituyeran al fiscal porque no se tendrían los 14 de 20 votos de igual número de parlamentarios para concretar esa propuesta, debido a que es evidente que esta iniciativa se lanza en pleno proceso electoral, en un momento en el que la dirigencia nacional y estatal de Morena se encuentra en su contra.

Parece un intento desesperado de transformarse en corderos, cuando durante dos años han actuado como lobos políticos, traicionando los principios de su partido y poniendo sus intereses personales por encima de los del pueblo.

La situación de Alejandro Martínez Bermúdez, Paola Cruz Torres y Macrina Vallejo Bello se vuelve más incierta a medida que se acercan las próximas elecciones; su arrepentimiento parece más motivado por el temor a quedarse sin candidaturas que por un genuino compromiso con los valores de la 4T. La ciudadanía, y sobre todo sus líderes, no olvidarán su traición.

En un México donde la promesa de la transformación y la lucha contra la traición son banderas ondeadas con fuerza por el partido Morena, se alza un amargo contraste; la traición a los ideales, a los votantes y al mismísimo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se manifiesta en la conducta de algunos de los diputados de este instituto político. Y es que, en lugar de abrazar la visión de cambio que su partido representa, estos legisladores optan por un "beso de Judas" al ir en contra de las directrices de Morena, tanto a nivel estatal como nacional.

Por tanto, su futuro político es incierto y nublado en este momento; es posible que se les nieguen oportunidades para reelegirse o buscar otros cargos de representación política, al menos dentro de Morena. Esto se basa en varios argumentos sólidos.

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