Casos y Cosas de Morelos «La Virgen de las 19 Balas»

En opinión de Sergio Dorado

Casos y Cosas de Morelos «La Virgen de las 19 Balas»

            ¡Ya estuvo! A casi nueve meses del gobierno de Cuauhtémoc Blanco Bravo, finalmente se vislumbra una solución viable al problema de seguridad. ¡Cómo no se nos había ocurrido antes, carajo! Pero, bueno, así es la vida de cotidiana y absorbente. Que la leche y los huevos, que se tapó el excusado, que el perro ya no tiene croquetas, que el pago de energía eléctrica y el teléfono, y el predial y el reemplacamiento, y cosas así de mundanas, a las que uno se va acostumbrando tanto como convivir con la muerte de cerca y ya sin hacer gestos mayores de asombro.

            Esto ya lo sabe bien la diputada petista, Erika García Zaragoza, quien a pesar de los 19 impactos de bala sobre su vehículo en el atentado que acaba de padecer hace unos días, sigue vivita y coleando -con todo respeto-, como diría el presidente de México. Como sea, ahora sí el comisionado estatal de Seguridad Pública puede tomar declaración socialmente provechosa de la víctima y preguntar en la pesquisa, no sobre el plan de seguridad de Cuauhtémoc, que ya chole por inservible, sino a qué santo se encomienda Erika en cuanto pone el primer pie en el suelo de  la mañana.

            ¡Carajo que corrió con suerte la diputada! Digo, hay gente que de un solo mosquetazo en la nuca se pone a dormir flojita en el cielo para siempre (los conchuditos). Pero ella, gracias a su ángel de la guarda que le inculcó mamá frente a la imagen de su devoción, un solo rasguño provocado por un pedazo de vidrio inoportuno le rasgó con ligereza un hombro. Claro que ella está sacadísima de onda, y con justicia, ¿no cree usted, estimado y único lector?; póngase en sus zapatos e imagínese ver que varias armas le empiezan a rociar a usted el auto nuevo a solo unos metros, le juro que ni de rezar se acordaría uno o ni daría tiempo.

            Aquí la enseñanza que hay que recoger del atentado, señor comisionado, es indagar si la diputada tiene pacto con un santo (o santa, diría Fox), o si tiene poderes como los de “La Mujer Maravilla”, o si los sicarios, ya de plano, tienen pésima puntería. Porque el haber recibido solo un vidriazo de rebote y rasgadura en el extremo blando del omóplato, bajo una tormenta de balas y centellas,  dice mucho más que mil palabras, y el señor jefe de la seguridad del estado puede replantear finalmente un final feliz con la evidencia obtenida en ese hombro analizado con lupa, que sanó con un curita de farmacias genéricas, mire usted.

            Por otro lado,  el gobernador y los diputados locales expresan su sentir en prensa y redes sociales; están indignados –dicen-.Y ya resulta divertido saber cómo a cada rato lamentan y condenan los sucesos criminales de Morelos, lo que se ha vuelto su único trabajo. Y bueno, estimado y único lector, no deseo aburrirlo con tantos diretes, pero las cosas se toman de donde vienen; es decir, desde el desconchado Congreso de Morelos, donde los ocupantes se hacen mensos a pesar de ser unos corruptazos de marca, iguales o peores que la mafia de la legislatura que les precedió, alias la “53”.

            ¿O no es ser corrupto que los diputachos se nieguen a disminuirse salarios exorbitantes cuando sirven para maldita la cosa? ¿No es sospechosísima la administración dentro del cuarto oscuro del Congreso sin transparentar sus enjuagues de dinero? ¿No es corrupción proteger a Graco Ramírez y su pandilla? Pero eso sí, les queda una hez de dignidad y exigen a Cuauhtémoc, quien piensa más en la “cáscara” que en la policía, ¡seguridad!

            Cuauhtémoc, quien declara ceñudo que jamás bajará los brazos ante la criminalidad morelense, “aunque sean un chingo los culeros” -si permite usted un añadido de mi cosecha-, condena y lamenta igual que el Congreso lo sucedido a la diputada, sin darse cuenta que desde hace tiempo ya bajó los brazos y el ánimo e implora a López Obrador que le envíe la Guardia Nacional de emergencia, pues él solo no puede. Incluso dicen que cuando Cuauhtémoc no sueña en la gloria del arco y la flecha del estadio Azteca, que es casi diario, sueña con la “Virgen de las 19 balas”.

            Y bueno, mire usted, a veces es imposible evitar la opinión de los fifíes palurdos del barrio, quienes aseguran con conocimiento de causa, que lo de la diputada fue un milagro extraterrenal; tanto creen en ello que ya le pusieron nombre a la guarda celestial de Erika. La “Virgen de las 19 Balas”, le pusieron, y tienen una cita con monseñor Castro y Castro, obispo de la diócesis de la Ciudad de la Guayaba Extinta, para canonizarla con papel de china centroamericano, pitos y chinelo tradicional de Yautepec, y honores religiosos y militares mezclados en la Plaza de Armas de mi General Emiliano Zapata Salazar, justo a unos pasos de donde Maximiliano II, sin miramientos, asesinó a dos líderes sindicales, para mayor información. (Incluso ya le componen un corrido a “La Virgen de las 19Balas” con banda de sicarios a todo trapo).

¡Ay, esos palurdos!