Caricatura Política - Cuauhtémoc y Sanz
En opinión de Sergio Dorado
A lo mejor hay que empezar reconociendo que la Cartilla Moral empieza a tener efecto en Morelos. Fíjese usted bien, estimado y único lector. Ahora no solamente es el presidente de México quien mucho madruga para sus reuniones de seguridad, sino también los criminales de Morelos, que se están poniendo más morales que el presidente. Minutos antes de las seis de la mañana un comando armado llegó a la estación de camiones Estrella de Oro, ubicada en la colonia Las Palmas de Cuernavaca, y sin misericordia, baleó a cinco personas indefensas de manera artera y violenta.
Digo, por algo se debe empezar, ¿no? Al menos que sea por la puntualidad, para luego ir viendo otros defectos de la maña morelense que poco a poco hay que ir abordando para dejar ya de escuchar la misma cantaleta de Morelos, que ya parece disco rayado, mientras el estado se baña sin remedio en sangre. Por ello, entonces, los criminales le sacan un punto al presidente, pues éstos llegaron minutos antes que el jefe de México, y eso, sin duda, como a los campeones de Perú 2019, debe premiarse con muchas áureas.
Como siempre, se emitió un brevísimo comunicado del gobierno para, según su fastidioso criterio, no entorpecer las investigaciones de su experticia criminalística, lo cual, desde luego, carece de importancia en tanto que los morelenses ya sabemos lo que más tarde declarará el hombre.
El atentado fue entre criminales, declarará, lo cual Morelos poco entiende del silogismo oficial. ¿Querrá decir que ese tipo de delitos, por ser entre delincuentes, no nos incumbe? ¿Qué nos hagamos de la vista gorda? ¿Pero qué tal cuando hay daños colaterales? ¿Cuándo le tumban a usted un tío o una hermana? ¿O a su papá o a una hija violada de antemano?
O aunque no haya daño colateral: Es obligación de la autoridad cuidar la seguridad de los ciudadanos, y parece que no leen más allá de un metro. ¿Acaso no leyó que el presidente ilustró al pueblo de que los criminales también son pueblo? Para que entienda él entonces, con base en principio básico de la Cartilla Moral, que a los delincuentes también hay que cuidarlos. Cuestión de democracia anti neoliberal, ¿ve usted?
¿Volverá a repetir también, por otro lado, que el crimen es herencia del marrano de Graco Ramírez, y por tanto es él, Graco Ramírez, precisamente, quien debe regresar a solucionar la bronca? Porque si va así, no lo dude usted, señor “gobernador”, el ex regresará encantado a Morelos para abrir más negocios con la Damota en el mostrador y el Gayo haciendo cortes de caja en la ratonera con muchos timbrazos.
37 asesinatos en una semana es ya prueba más que fehaciente que el gobierno de Morelos no tiene idea sobre qué hacer contra el crimen, que ha crecido a nivel tragedia griega, mientras el gobernador no se cansa de creer que lo que necesita es más Guardia Nacional para llegar al punto de tener poco menos de dos millones de elementos de seguridad; o sea, uno para cada ciudadano morelense, además de dos cuernos de chivo por pareja y un millón de balas: un tanto para el cuidador y el otro para el resguardado.
Pero para que la Cartilla Moral tenga efecto más allá de la puntualidad criminal, los responsables del gobierno, si de veras tienen la moral social que pregonan, debieran pedir disculpas a Morelos.
Ya chole con el discurso de que los criminales son un chingo, que está cabrón el problema heredado por el chamuco de Graco y que le falta Guardia Nacional. Digo, como que gana bastante bien para desquitar la paga repitiendo la misma sandez, ¿no cree usted?
Sigamos orando.