Campañas electorales, la persuasión.

En opinión de Dagoberto Santos Trigo.

Campañas electorales, la persuasión.

Es innegable la trapacería en algunas campañas electorales en México. Ciertos actores pretenden tomar una ventaja ilegítima a partir de discursos demagógicos, mensajes malintencionados, denostaciones, noticias falsas o estructuras subjetivas, que tergiversan la realidad y, lo peor: confunden al electorado.

            Sabemos que son actos de proselitismo en un tiempo determinado, en que los competidores tendrían que exponer sus plataformas políticas; sin embargo, el engaño se ha vuelto una constante. El árbitro electoral se ha dedicado a aplicar la ley, sin distingos ni tabúes. La exigencia es muy alta.

            Debido a esas artimañas, algunas entidades de interés público y candidatos, en esos lapsos, se convierten en poderes fácticos, que actúan al margen de la norma. Las autoridades del ramo tienen que fortalecer su trabajo, con el objetivo de sancionarlos, puesto que lo importante es que prevalezca la equidad en la contienda.

            Nuestro sistema es de cuño democrático. Su base, la persuasión; su razón de ser, la participación ciudadana.

            En la época socrática existieron los sofistas, cuyos discursos tenían su argumento en los sofismas: estructuras lingüísticas quiméricas, que pretendían convencer al interlocutor. Esto fue el antecedente de las campañas negras.

            Es inconcebible que, a estas alturas, aún prevalezcan esas tretas, que van en detrimento del desarrollo de la democracia y laceran la legitimidad de la competitividad comicial. Simple y coloquialmente: NO SE VALE.

            Ahora más que nunca, la contienda rumbo a la sucesión presidencial (diputaciones y senadurías) en 2024 será competitiva, por lo que el INE, junto con los Organismos Públicos Locales Electorales, tendrá que ser un vigía sólido, imparcial y objetivo, a efecto de proteger el veredicto de la ciudadanía, que recae en la manifestación prístina de su voto. En Morelos se renovarán la gubernatura, el Congreso y las alcaldías.

Y, a propósito, me viene al pensamiento una frase de Susan B. Anthony (quien fue activista por los derechos de las mujeres durante el movimiento de las sufragistas a principios del siglo XX):

 

Alguien luchó por tu derecho al voto. Úsalo.

 

            Abraham Lincoln lo sintetizó de la siguiente manera:

 

El voto es más fuerte que una bala.

           

En suma, es responsabilidad de actores, partidos políticos, autoridades, medios masivos de información y la sociedad en su conjunto, impedir que estas prácticas sigan suscitándose, porque son instrumentos nocivos rumbo al poder público.

            Una campaña electoral tiene que construirse con propuestas, debates de altura, discrepancias legítimas y posiciones antagónicas respetuosas. Basta ya de la cultura de la simulación y el egocentrismo protagonista, que desvirtúan el avance de la democracia.

            Los discursos incendiarios, de odio y, en general, los engaños, no tienen cabida en un Estado democrático. Los tiempos de la tiranía y del poder omnímodo han quedado atrás en el país.

 

SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN Y EL CONOCIMIENTO.           

Hoy, las campañas electorales tienen que ser pugnas entre candidatos, partidos y proyectos políticos atractivos. Es un clamor global en México. El elector es más exigente. De ahí la importancia de que el INE continúe construyendo una ciudadanía cada vez más crítica y participativa.

Una nueva sociedad demanda nuevas formas de hacer política. El entorno es progresivamente tecnológico y digital, con un sistema político plural, competitivo y democrático. No hay retorno…