Nosotros, los paganos
En opinión de José Román
Obviamente las reformas fiscales nos van a afectar el bolsillo. El problema es: ¿Que tanto los legisladores permitirán que metan la mano en nuestra bolsa?
Después de medio paliar por sus propios medios la pandemia, después de sufrir estragos económicos por la interrupción que se originó y sigue de alguna forma afectando a la economía de los mexicanos, después de soportar la inutilidad del gobierno federal para combatir a la delincuencia y, por qué no decirlo, después de ver como nuestros hospitales sufren desabasto y desorganización para atender la salud de nuestras familias, nos viene como peste el alza de impuestos. Porque se diga lo que quiera el presidente, pero hay y ha habido alzas en insumos vitales de la economía y ahora, en la nueva miscelánea vigente el próximo año, las tuercas se aprietan para el sufrido contribuyente. Las alzas las tenemos en el gas, gasolina, la luz, las autopistas, el agua, las medicinas, etc. Venirnos en las mañaneras con el cuento de que no hay inflación y de que todo está muy bien, es una mentira oficial descarada que topa con la realidad de todos los días. No es propio de la figura presidencial y menos aun tratándose de proteger la economía de los pobres, seguir con la letanía de que todo es un paraíso. El pueblo sufre las consecuencias de la mala administración pública, porque en lugar de favorecer el desarrollo económico, este gobierno con los programas sociales favorece las dádivas a los que pueden y deben por lo menos valerse por sí mismos.
En la nación, no son buenas las noticias porque estamos prácticamente llegando a las 100 mil muertes violentas durante el tiempo de este sexenio según informe proporcionado recientemente por el Secretariado del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Son la tragedia que incide en la economía nacional porque son familias, miles de familias enlutadas y en el desamparo que al final se convierten en un problema social y en un problema económico que a querer o no, el gobierno tiene que distraer recursos para apoyarlos.
Esa política tonta de abrazos y no balazos genera la impunidad y bajo ese amparo la nación se sigue llenando de cadáveres y lo mas grave, de cientos de miles de necesitados.
Los impuestos que van al alza van a desalentar la inversión y nos va empobrecer más y quien nos empobrece es el propio gobierno cuyo papel es al revés, es decir, el papel y la función del gobierno es darnos la estructura y las condiciones legales y de hecho, para que los particulares podamos realizar nuestras actividades y ganarnos el sustento. Si el gobierno no lo hace, como lo estamos viendo, entonces viene mas pobreza y mas necesitados de los servicios de la caridad pública. Ya se ha dicho y documentado que este gobierno ha producido 4 millones de pobres y a estos pasos va a producir, sino cambia las políticas, el doble al final del sexenio.
Este gobierno es de un solo hombre y no de instituciones como debiera ser. Desgraciadamente los legisladores, con su irresponsabilidad, le suman al desgaste económico de la nación cuando le aprueban al presidente todo lo que pide, aunque lo que pida vaya contra la congruencia y contra la razón. El dinero público pertenece a todos y la función del gobierno, no es regalarlo como lo hace en programas sociales a jóvenes, sino hacerlo productivo para el ciudadano o para que el ciudadano pueda desarrollarse.
El colmo de los otros excesos es que se nos dice que no hay endeudamiento externo y la mentira cae cuando en la miscelánea fiscal enviada a los legisladores pide el presidente que se le apruebe un endeudamiento interno de 885 mil millones de pesos y un externo de 3,800 millones de dólares. Es decir, estamos metidos hasta el cuello con deudas que este gobierno incrementa y que usted y yo y todos los mexicanos, tenemos que pagar con, como dijera una canción, “sangre sudor y lágrimas” Al final, los paganos estamos de este lado, los de Palacio y sus serviles legisladores, solo gastan nuestro dinero a su antojo