AMLO. El gusto por los dictadores
En opinión de José Román
En su reciente gira por Centroamérica y el Caribe el presidente Se mostró inclinado por redoblar la ayuda económica con dinero de nuestros impuestos a naciones que antes habíamos ayudado para apoyar sus economías sin que hayamos tenido los resultados adecuados.
Y a la nación que más dinero y apoyos se le ha regalado es a Cuba, pasando por Centroamérica. Hay lazos históricos con la mayor de las Antillas indudablemente, pero hemos sido tanto en los gobiernos priistas como el actual demasiado tolerantes al entregar sin más, diversos apoyos sin que hayamos recibido pago o retribución alguna bajo el argumento de mantener su sobrevivencia. ¿Han hecho nuestros gobiernos lo correcto? Sí y no.
En Centroamérica, desde Guatemala hasta Nicaragua hemos abierto las fronteras para permitir que sus ciudadanos encuentren refugio a sus muy serios conflictos, el Tratado del Castillo de Chapultepec, por ejemplo. Con todos ellos, desde los tiempos del Imperio Azteca nos unen lazos muy cercanos y hemos sido fuente de inspiración en una parte de sus gobiernos en el transcurso de la historia. Solo como referencia, una cantidad importante de pueblos y ciudades en Centroamérica llevan nombres derivados del Náhuatl, precisamente por los dominios del Imperio Azteca que por allá tuvo parte de su extensión. La independencia de México regó sus beneficios a los centroamericanos y de ahí que las fiestas patrias tengan las mismas fechas. Después, un poco más de 5 años formaron parte del Imperio Mexicano recién salidos de la independencia de España. Entiendo que todo eso no lo podemos ignorar, pero una cosa es el apoyo sin más y otra no condicionarlo a su evolución democrática y sobre todo a que propicien entre sus ciudadanos su propio desarrollo. Cuando regalamos dinero como AMLO lo hace por ejemplo en el Salvador en el programa Sembrando Vida sin verificar y ver los resultados, solo estamos tirando dinero a la basura. Fue precisamente el Plan Mérida el que mostró lo inútil de ayudar sin que se resuelvan sus problemas, sino que esa ayuda va a parar a la corrupción. Ese plan Mérida que en conjunto con EU se llevó a cabo incluso en tiempos de Peña Nieto salió a relucir que el dinero entregado solo alimentó el dispendió, la corrupción y el supuesto desarrollo para lo cual fue creado quedó en cero, lo mismo que para combatir la delincuencia. Fue inútil. Los Maras Salvatrucha en Centroamérica lo confirman su emigración lo ratifican. A ese grado ha sido su descomposición social. De Guatemala la ayuda ha sido constante y a la fecha los programas de salud de México los benefician en gran parte de la frontera sur. Tenemos y tuvimos en sus guerras intestinas cientos de miles de refugiados que se quedaron en México, se nacionalizaron y conviven con nosotros.
De Cuba puede decirse que es el mismo camino: Ayuda y mas ayuda desde hace muchísimo tiempo sin que hayamos visto resultados y sin que miremos que esa nación por si misma rica haya detonado su economía con sus ciudadanos que por cierto son gente de trabajo que el sistema comunista ha convertido en atenidos. A mediados del año 2010 México canceló una deuda cubana por cerca de 900 millones de dólares, dinero mexicano que se proporcionó en petróleo y en otros artículos necesarios. No ha parado por nosotros, pero la ayuda ha sido un lastre para sus pueblos y sus gobiernos han resultado un fracaso en poder aprovechar ese dinero en beneficio de su desarrollo.
Seguirles regalando dinero por simpatías ideológicas como lo hacer AMLO es un absurdo. Los tiempos de la globalización nos dimensionan en otra realidad y AMLO, con un romanticismo rancio, pasado de moda e inservible a los ojos de la realidad y la historia ha querido dar un empujón al dictador Diaz Cannel en un sistema Soviético fracasado que mantiene al pueblo Cubano sometido sin posibilidades de progresar, con derechos humanos eliminados y con cientos de miles de Cubanos huyendo el extranjero de esa tragedia de pobreza teniendo todo para estar mejor su población, pero que la carencia de libertades les retira esas posibilidades.
AMLO vive, sin duda en un sueño del pasado del que solo podemos esperar atraso y fracaso, pero es posible que, en su mente, el amor a lo fracasado le atraiga, quizá porque inconsciente también le gustaría ser dictador. Si los ama es porque los quiere y si quiere a los dictadores, les tiende la mano a sabiendas que seguirán fracasando mientras no haya libertades.