A Nivel Banqueta - ¿A quién le hablan nuestros políticos?

En opinión de Francisco Valverde Prado

A Nivel Banqueta - ¿A quién le hablan nuestros políticos?

Sabemos que los políticos dicen muchas cosas pero en realidad, ¿cuánto de lo que dicen verdaderamente tiene que ver con temas que nos importen o afecten en nuestra vida diaria? ¿En nuestra forma de vida?

 

Los políticos mexicanos en su inmensa mayoría, se hablan entre ellos. Se  mandan mensajes en los medios de comunicación y otros, en redes sociales. Comencemos por analizar cuántos de ellos son siquiera inteligentes o talentosos o por lo menos, buenos para algo. Muchos de ellos están ahí por haber sido lo suficientemente pacientes y haber sabido esperar su turno en la cola. El que fielmente sabe esperar y obedece ciegamente dentro de algún partido político, termina por ser regidor, diputado o funcionario. El problema es que difícilmente alguno de ellos llega por méritos propios o cualidades que lo hagan atractivo para el puesto o cargo a desempeñar. Otro de los problemas (¡grave!) es la enorme necesidad y hambre  económica que muchos de ellos buscan resolver al decidir ser parte del círculo político mexicano. Buscan en la política lo que jamás podrían haber logrado trabajando, estudiando o iniciando algún tipo de negocio o empresa. Ven en la política una forma vulgar en la cual enriquecerse porque de otra forma, no tendrían nada.

Se entiende que la política tenga códigos propios e incluso, intereses y problemas propios del quehacer político. Sin dinero no hay política y viceversa pero, no por ello significa que cualquier impresentable se vuelva nuestro diputado o representante, para eso: ¡el circo!

Pensemos en Cuernavaca, usted ha escuchado a algún presidente municipal hablar de los temas o asuntos que deben resolverse y atenderse en una ciudad, una agenda de ciudad. ¡No! Algunos brevemente lo han hecho pero en realidad, desconocen lo que significa y representa dirigir los destinos de una ciudad. A los ciudadanos de carne y hueso nos importa la seguridad, el alumbrado, la recolección de la basura, el espacio público, la cultura, etc. Comienzan a “candidatearse” distintos personajes y lo único que uno observa, son personas que nada saben o poco entienden sobre cómo hacer de Cuernavaca una ciudad para todos. Donde su éxito se mida por la calidad de vida que brinda a sus habitantes. Mientras esto ocurre y los problemas o crisis por resolver son muchas, solo vemos los pobres rostros que empiezan a aparecer en distintos espectaculares. Mensajes superfluos y estúpidos, que nada le dicen al ciudadano común.

El ciudadano de a pie necesita saber: ¿qué hará este candidato para que mi calidad de vida mejore? No nos digan frases trilladas, que la corrupción desaparecerá por arte de magia, que habrá seguridad, que el sol brillará y hasta unicornios posiblemente podremos ver en la ciudad. Dígannos qué, cómo y cuándo y si no pueden, su mayor área de oportunidad es la inversión en su intelecto.

Seamos sinceros, si el único mérito de un candidato ganador es ser famoso o popular. Sugiero que mejor transmitamos La Rosa de Guadalupe de manera gratuita en las distintas colonias de la ciudad y listo, no hace falta más.

 

Podremos odiar el pasado, pero si algo tenía nuestra clase política era preparación. Sí, sin duda se les pasó la mano robando pero comparados con lo que ahora tenemos, eran verdaderos estadistas. ¡Ahora ni contar saben!

México, Morelos y Cuernavaca, no cambiarán por arte de magia ni por medio de una varita de virtud. Cambiarán con propuestas claras, en tiempo y forma para ser posiblemente ejecutadas. ¡Nada cambiará odiando, dividiendo, con shows o numeritos mediáticos. Muchos menos con hombres tontos y claramente impresentables.

La próxima vez que algún político le hable, en cualquiera de sus presentaciones, ponga atención e intente recuperar cuánto de lo dicho es importante para usted y su calidad de vida. Los problemas que usted sufre y padece día tras día. Observe a su candidato, ponga atención: ¿hay alguna propuesta, algún proyecto, o son solo frases huecas y mensas, que ni siquiera cuentan con algún proyecto o propuestas para llevarlo acabo?

Lo único seguro, es que la democracia llegó, el tiempo pasa y cada día, nuestra clase política es inevitablemente menos preparada e inútil. Como en todo, hay excepciones: ¿conoce alguna?

Un ejemplo en concreto: el problema de la inseguridad en el estado de Morelos es muy grave, ¿conoce algún plan para resolverlo, acciones, proyecto o sólo somos un barco a la deriva?

Si quisiéramos hacer un pastel de chocolate, ¿no necesitamos una receta, ingredientes y una acción a seguir? ¿Por qué en problemas mucho más graves no?

“Las elecciones, ya para concluir, no son sino la condensación de tales tendencias: fabricación de imágenes vendibles, circulación inocua de todos los discursos, narración dramática de pugnas interpersonales, consagración mediática del triunfador, sensación ilusoria de participación, medición estadística de índices de popularidad y regreso al hogar para contemplar, nuevamente, los efectos del simulacro. El excesivo énfasis en lo electoral no es sino la compensación ilusoria al predominio impenetrable del sinsentido y la neutralización de todos los significados propia de la masa”.

(Carlos Andrés Ramírez, La política del desencanto)

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