Violencia contra la mujer… una necesaria deconstrucción

En opinión de Dra. Roselia Rivera Almazán

Violencia contra la mujer… una necesaria deconstrucción

Abordar el lamentable fallecimiento de la joven Debanhi Susana Escobar del Municipio de Escobedo, Nuevo León, puso de nueva cuenta en evidencia la falta de capacidad de las autoridades en todos sus niveles, incluyendo la falla interdisciplinaria de las Fiscalías. Por otra parte, las notas en las redes previas a la localización del cuerpo de la joven, mostraron la esperanza desgarradora de los familiares de la joven por encontrarla con vida, anhelo que se diluyó para dar paso al enojo plenamente justificado, la frustración y el dolor de su familia, no sólo por perderla, sino por la forma en que pudo suceder, con la mente demente de las historias que se construyen ante el cúmulo de suposiciones en donde lo último que debe caber en el corazón, es la paz. Así, el futuro pareciera que quiere proyectar en este triste evento al incremento de los datos oficiales en los que las cifras aumentan, pero ¿Qué hay para los familiares de Debanhi? ¿Qué hay para los responsables? ¿Qué hay con la eficacia de las autoridades? ¿Qué hay para quienes pudimos acompañar a Debanhi y no lo hicimos? ¿Qué hay con la verdad de los hechos? ¿Qué hay con la sociedad y su participación para prevenir los actos de violencia o cualquier otro riesgo?

Las respuestas a las interrogantes surgidas no se tienen, no obstante resulta prudente recurrir al análisis de dos conceptos en el intento por acercarnos a las respuestas planteadas. El primer concepto es el de Estado, visto desde Tomas Hobbes, en donde las pasiones son la fuente que nos permite conocer la conducta humana, con dos componentes que subyacen: el conflicto en toda sociedad y al mismo tiempo el miedo a la muerte violenta. Para el autor en comento, la solución a esta sociedad conflictiva y con miedo a la violencia, será ese Leviatán, como feroz monstruo ante el cual sucumban esas pasiones violentas, al que deberá acompañarse un pacto entre los ciudadanos. De esta visión, vale la pena adentrarnos en el pacto. Hoy que tanto hablamos de la violencia que ejercen hombres contra mujeres, de desapariciones de feminicidios, y de otras tantas expresiones, es prudente mirar no sólo a los plano remediales, sino insistir en la atención de los planos preventivos. Mucho hablamos de protocolos de actuación ante la violencia contra la mujer, que por cierto son ineficaces, pero nos falta mirar al violentador, al que no nació violento, sino que multifactorialmente ha sido víctima de la naturaleza humana en donde la desventaja natural y sistemática ha sido para la mujer. Mirarlo, no porque lo merezca, sino porque la atención preventiva es necesaria en ese pacto social en el que no sólo debe incluirse a las mujeres, sino también a los hombres, para conocer y desarrollar mecanismos que permitan generar paz social.

El segundo concepto; derecho humano a la seguridad ciudadana, que es visto como “el conjunto de garantías que debe brindar el Estado a los ciudadanos para el libre ejercicio de todos sus derechos.”[1] Este, parece una quimera, quizá sea posible comprender que contar con derechos en la norma, no es suficiente, cada sector de la sociedad mexicana, está necesitado entre otras cosas a vivir plenamente su derecho a caminar seguros por las calles, poder desarrollar libremente su personalidad, reunirse para convivir, reír y soñar con un futuro cada vez más negado a la juventud. Con toda la intención de deconstruir la idea de que la violencia contra la mujer es sólo cuestión de mujeres, para implantar la idea de que la violencia debe atenderse conjuntamente, visualizando necesidades tanto de hombres como de mujeres, con las construcciones de género que de manera ilimitada puedan surgir, sólo entonces quizá ese Leviatán pueda frenar nuestra naturaleza humana.

 

 

Dra. Roselia Rivera Almazán

 

 

[1] Cartagena santos, Ilda Lilian, “Seguridad ciudadana un derecho humano”, Revista Regional de Derechos Humanos, pp. 3-13