Sufragio efectivo... si reelección
En opinión de Javier Bolaños
Concluyó el proceso para designar a los integrantes de la mesa directiva de la cámara de diputados del congreso de la unión; después de varios días de debates y rechazo a las propuestas, se decantaron los diputados por apoyar la fórmula encabezada por Laura Rojas, política nacida en la Ciudad de México, con amplia experiencia legislativa.
Todo el desorden en el proceso legislativo inició con la intención de morena de reelegirse en la presidencia en la persona de Porfirio Muñoz Ledo, quien no sólo no rechazó esa intención, si no que la alentó y abiertamente argumentó porqué debería darse ese atropello.
“Los números no les alcanzan, Accion Nacional no tendrá la presidencia” expreso en una de sus múltiples intervenciones; Mario Delgado en prácticamente todos los foros y espacios de difusión nacionales expresó su desacuerdo, pero siempre adujo que se plegaría a la decisión que tomara la mayoría de su grupo parlamentario, postura más que definida por la reelección.
La presión y rechazo a ese ánimo reeleccionista se manifestó de manera intensa y la presión para evitarlo fue no sólo del PAN y de otros partidos ajenos a la coalición de morena, también algunos medios de comunicación y analistas políticos se expresaron y advirtieron el grave riesgo que implicaba generar leyes y reglamentos a modo de las mayorías, en este y en tiempos futuros.
Esto al final se tradujo en que morena reconsiderara su posición, pero entonces formularon una nueva propuesta: que el periodo de la presidencia de la mesa fuera en función de la representación que cada grupo parlamentario tuviera, y así morena se reelegiría por seis meses más, y el resto del periodo los otros partidos.
Incluso fueron más allá: al más viejo estilo de los regímenes encabezados por el pri , operaron para que diputados de otros partidos se integraran al grupo parlamentario del PT para que este ocupara la presidencia de la mesa al cierre de la legislatura.
La presión continuó y fue entonces que se dió la llamada filtrada a los medios de comunicación de la secretaria de gobernación, Olga Sánchez Cordero, para reclamar a sus diputados el daño que estaban haciendo a la imagen del ejecutivo federal, y así fue que dieron marcha atrás.
Por si fuera poco, el presidente de la República expresó que sería una vergüenza modificar leyes a modo de las mayorías en la cámara, e incluyó a lo sucedido en Baja California con la ley Bonilla.
Eso bastó para que definitivamente cancelaran su afán de reelección y aceptaran lo que la ley y el reglamento de la cámara indica.
Es decir, la voz, la opinión de un solo hombre, el jefe del ejecutivo, fue suficiente para detener el atropello que se estaba gestando, está por verse si acusan recibo en Baja California.
“No somos iguales” se repite frecuentemente en el actual gobierno federal, pero como se parecen a los que se acaban de ir...

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