Serpientes y escaleras - Villarreal

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Villarreal

Se fue el secretario más experimentado del gabinete.

 

Villarreal

El cambio en la Secretaría de Hacienda del gobierno de Cuauhtémoc Blanco llamó la atención a todos los actores políticos y sociales del estado. La salida de Alejandro Villarreal se especulaba desde hace meses, pero siempre quedó en rumores… hasta ahora. El jefe del ejecutivo reconoció el trabajo de Villarreal Gasca y este a su vez agradeció la oportunidad del mandatario de formar parte de su equipo. Hace un par de días el exfuncionario dio a conocer los motivos de su dimisión, dijo que fue un acto de congruencia porque existen intereses mezquinos en la administración estatal. ¿A qué se refiere el Villarreal?

En menos de dos años de gestión van seis cambios de primer nivel en el gobierno de Morelos; el primero fue Guillermo López Ruvalcaba de la Secretaría de Agricultura, seguido de Gilberto Alcalá de Desarrollo Social, César Santana de la Contraloría, Margarita Galeana de Agricultura, Fidel Giménez de Obras públicas y Alejandro Villarreal de Hacienda. De todos, al único al que el jefe del ejecutivo reconoció públicamente su trabajo y con el único con quien estuvo durante su despedida fue con Alejandro Villarreal.

Realizar cambios en un gobierno no es malo, ni siquiera debe considerarse fuera de lugar; por el contrario: evaluar permanentemente al equipo y hacer ajustes es algo que les hace falta a muchos mandatarios.

Es común que todos aquellos que están al frente de una institución, particularmente cuando se trata de un gobierno, queden envueltos en una burbuja que les impide ver más allá de la realidad que les dejan ver sus colaboradores cercanos. Ocultar información, matizar los problemas o minimizar las crisis es algo cotidiano, porque para muchos la prioridad es no hacer enojar al jefe.

Pocos son los gobernantes que se salen de ese espacio de confort porque francamente es muy cómodo estar ahí; a la cabeza todos le dan la razón, todos le dicen que hace lo correcto, todos le pintan un escenario color de rosa y todos están de acuerdo en que las críticas no tienen sustento. La postura es natural, se trata de un acto de autoprotección porque casi siempre los gobernantes actúan como reyes y se sienten incómodos con quienes le llevan malas noticias o les dicen cosas que no les agradan.

Este fenómeno no es exclusivo de ningún partido, ni se presenta en un solo nivel de gobierno; hablando de representantes populares la situación es la misma y está presente en todos los espacios de poder, desde el más humilde regidor hasta el presidente de la república. Todos los gobernantes son susceptibles a este fenómeno, a quedar envueltos en un ambiente irreal que los mantiene cómodos, pero a la postre les causa muchos problemas.

Por eso es difícil ver que los mandatarios realicen cambios en su gabinete; las complicidades en el equipo son constantes y casi absolutas, cada secretario, hablando de un gobierno, sabe qué hace y cómo está la oficina de al lado, porque las dependencias tienen correlación y se comunican entre sí, nadie dice nada porque a ninguno le conviene alborotar las aguas, ni quiere que se conozca que también en su dependencia hay deficiencias. El es juego de hacerse pendejos todos.

Quiero suponer que los ajustes en el gabinete de Cuauhtémoc Blanco tienen que ver con el deseo del ejecutivo de que las cosas marchen mejor y de que el funcionamiento de su gobierno sea más eficiente. En el caso de los primeros cinco secretarios sin duda el aspecto que motivó los cambios fue el desempeño personal y los resultados de los secretarios; en el caso de Villarreal las motivaciones parecen ser otras.

La oficina de Hacienda, junto con las de Gobierno, Seguridad y Comunicación son claves en todas las administraciones; en ellas descansan el resto de las dependencias, porque son ellas las conductoras de la gobernabilidad en la entidad. Cuando una de estas cuatro oficinas falla se encienden las señales de alerta, porque es entonces cuando pueden venir problemas mayores para todos.

Al informar los motivos de su salida Alejandro Villarreal no dijo nada en concreto, aunque si dejó claro que fue él quien renunció, que lo hizo por congruencia y que hay intereses mezquinos dentro y fuera de la administración. A lo lejos no se entiende exactamente a qué o a quienes se refirió el exsecretario de Hacienda, pero hacia adentro es seguro que sus ex compañeros de gabinete tienen la película completa y entendieron perfectamente el mensaje.

Luego del cambio en la secretaría de Hacienda, Cuauhtémoc Blanco deberá poner más atención y cuidado en las acciones y decisiones que se toman en su gobierno; Alejandro Villarreal no solo era el que cuidaba las finanzas del estado, era también quien cuidaba al gobernador y le garantizaba que todo se hacía conforme a la ley y por tanto no habría consecuencias legales para Cuauhtémoc Blanco.

El cambio en la secretaría de hacienda de Morelos no solo es la sustitución de una persona, implica un reacomodo total en los equilibrios de poder dentro del gobierno estatal.

El delantero se quedó sin su portero; esperemos que el equipo salga adelante.

  • posdata

Alejandro Villarreal era una de las tres personas en el gabinete estatal que desde el principio acompañaron a Cuauhtémoc Blanco desde que llegó a la política en el gobierno de Cuernavaca. Ahora solo quedan dos de sus colaboradores originales.

Villarreal fue tesorero en el ayuntamiento de Cuernavaca y luego secretario de hacienda en el gobierno estatal; el primer cargo lo ocupó en dos ocasiones (en el periodo 1997-2000 y en el 2015-2018) y el segundo en tres: con Sergio Estrada, con Marco Adame y con Cuauhtémoc Blanco.

Al retirarse del cargo Alejandro Villarreal agradeció al gobernador Blanco Bravo la oportunidad de haber participado en su administración y deseo suerte a él y al estado. Congruente, el exsecretario explicó los motivos de su salida; lo hizo con la elegancia política que le ha caracterizado a lo largo de los años y la solvencia moral que le brinda haber pasado por la oficina en tres ocasiones sin ninguna observación grave.

Esto es parte de lo que dijo Alejandro Villarreal sobre su dimisión:

  1. Son momentos de generar condiciones de unidad entre los poderes del estado, los sectores empresariales, sectores productivos y la sociedad.
  2. Es necesario hacer a un lado los enfrentamientos para obtener la fuerza de hoy se requiere para sacar adelante todas las complicaciones inéditas por las que atraviesa nuestro estado y nuestra nación. Lo contrario, será una alta traición.
  3. Dimensionen el alto grado de responsabilidad que tienen en sus manos al tener el destino de nuestro gran estado y apoyen por completo cada proyecto, cada decisión, cada circunstancia adversa que se presenta en el quehacer cotidiano más complejo que es gobernar. Dejen a un lado los intereses personales, muchos de ellos mezquinos, que comprometen para mal al gobernador y por consiguiente comprometen el futuro de nuestro Estado.
  4. Mi separación del cargo abre la puerta a una nueva generación de servidores públicos que deseo ejerzan el talento y la madurez política necesaria para fortalecer a un gobierno que tiene el potencial para ser altamente exitoso, siempre y cuando la alineación del equipo sea sólida y consiente.
  5. Defendí con mucha fuerza dentro y fuera del gabinete el proyecto de gobierno de Cuauhtémoc Blanco, porque creo que la política se hace poniendo las verdades sobre la mesa y hablando directo y a los ojos.
  6. Si de algo me siento orgulloso es de haber alzado la voz infinidad de veces, porque me interesa lo mismo que al gobernador: que a Morelos le vaya bien. Diferir, cuestionar y decir “NO”, también es construir, porque obliga a repensar, porque obliga a hacer mejor las cosas y eso le conviene a Morelos.
  7. Las responsabilidades son para siempre, por lo que estaré atento conjuntamente con mi equipo aquí presente a cualquier duda y aclaración que en los siguientes días surjan en la operación de la secretaría, como lo acorde con el gobernador, haciéndome responsable desde el inicio de la administración hasta el día de mi salida. Estoy dispuesto a alzar la voz en caso de que sea necesario, para lograr el Morelos que todos necesitamos y queremos.
  8. En cuanto al estatus de las finanzas estatales, sin duda alguna un tema muy complicado es la crisis financiera que se ha generado principalmente como consecuencia de los estragos de la pandemia por el coronavirus. Desafortunadamente no se dejan finanzas en Jauja como quisiéramos, pero si estables como lo demuestra el informe de estas últimas semanas de la agencia calificadora HR RATINGS, así como los indicadores de liquidez y de solvencia a corto plazo que están favorablemente muy por arriba que el de los años 2014 al 2018. Considerando, además como factor esencial, que la disminución en la presión financiera no se relaciona con un mayor nivel endeudamiento de largo plazo para el estado, lográndose estos resultados por la aplicación de un estricto control presupuestal, medidas de austeridad y disciplina financiera y con un posible cierre de ejercicio con un presupuesto deficitario.

La salida del secretario de Hacienda sin duda representa una importante pérdida para el gobierno de Cuauhtémoc Blanco. Por su capacidad y experiencia, Villarreal era una garantía para el gobernador y para el estado no solo en materia financiera, también en cuanto a su conocimiento del funcionamiento del gobierno estatal y las relaciones institucionales con la federación.

Esperemos que la nueva secretaria tenga el margen necesario de maniobra para poder llevar a cabo su trabajo sin presiones de otro tipo.

  • nota

El gobierno de México apuesta fuerte por el caso Lozoya; los estrategas políticos del gobierno federal y el presidente López Obrador consideran que la información que proporcione el ex director de Pemex serviría para que el régimen recupere confianza y votos en las próximas elecciones.

Y si. Si las pruebas que entregue Lozoya son contundentes para llevar a juicio a personajes de primer nivel del gobierno anterior, el presidente Andrés Manuel López Obrador presumirá con hechos que su lucha contra los corruptos es real y obtendrá la simpatía del electorado.

El problema es que frente al Caso Lozoya está la pandemia y el mal manejo del gobierno federal en la lucha contra el covid. México es desde el viernes pasado el tercer lugar mundial en muertes causadas por el coronavirus, superando a Reino Unido y solo detrás de Estados Unidos y Brasil; eso no puede rebatirse con ninguno de los argumentos ni esgrima verbal del subsecretario López-Gatell

La pandemia pega en la salud de la gente, ha costado más de 50 mil muertes y también provocó una profunda recesión económica y una histórica pérdida de empleos en toda la nación.

Ese elemento va a alterar el plan Lozoya, porque aunque las mediciones institucionales apuntan a una recuperación de la confianza pública a partir de las declaraciones del exdirector de Pemex, la crisis económica que deja el covid opacará el escándalo y limitará los beneficios de la jugada.

La gente se da cuenta de que la participación de Emilio Lozoya obedece a un plan político del gobierno de México; sabe que por eso no ha pisado la cárcel, ni tuvo que acudir a firma a un juzgado; estos detalles opacan el discurso de corrupción del gobierno federal, porque muestra que más que un acto contra la corrupción se trata de una vendetta política.

Por supuesto que todos queremos que se haga justica en México y que después de muchos años los grandes saqueadores del país enfrenten un proceso legal; pero en un momento como el actual, antes que el espectáculo político está la estabilidad económica de millones de ciudadanos y empresas que sufren los efectos de la pandemia.

La fórmula es pan y circo. Sin pan, no se disfruta el circo.

  • redes sociales

Algunos viejos personajes priístas tratan de regresar al escenario político en el 2021; ven que hay oportunidad de ganar, pero sobre todo se dan cuenta que no saben trabajar y necesitan estar conectados en el presupuesto para sobrevivir.

Es el caso de Francisco Moreno Merino, un sujeto deleznable, impresentable dentro y fuera del PRI, sin credibilidad, sin capital político, sin valores y sin moral. Figuras como Moreno Merino, Jorge Meade Ocaranza, Maricela Velázquez o Manuel Agüero, representan todo lo que la gente desprecia de la política y son la razón por la cual los ciudadanos le dieron la espalda al PRI.

Mucho cuidado deberá tener el novel dirigente tricolor en Morelos para no caer en las garras de este tipo de personajes que no tienen nada que aportar a la política ni a la sociedad. Tipos como esos tendrían que regresar… pero lo que se robaron.

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