Serpientes y escaleras - Política y comunicación

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Política y comunicación

En cuestiones de percepción no siempre importa lo que es, sino lo que parece.

 

Política y comunicación

Cuauhtémoc Blanco ha rebasado la primera mitad de su periodo de gobierno, enfrenta una situación compleja por todos los elementos que rodean el ejercicio de poder y la efervescencia tempranera que despierta el proceso de sucesión. Los segundos tres años del sexenio no serán iguales a los primeros, esta etapa transcurrirá mucho más rápido, todo será más difícil de controlar y veremos más conflictos que antes. Aunque algunos no lo quieran entender, la gobernabilidad es determinante para cualquier gobierno y se obtiene a través de dos acciones concretas: política y comunicación.

La complejidad a la que hago referencia se comenzó a ver casi desde el primer día de este año: la difusión de imágenes del gobernador con líderes de la delincuencia organizada no fue casual, se trató de una filtración con objetivos políticos, patrocinio financiero y un fin electoral. Con lo anterior no resto importancia a las graves implicaciones de las imágenes, solo refiero que ahora todo será más confuso, convulsionado y difícil de controlar.

Continúo con el tema: la explicación que el ejecutivo dio sobre las fotos fue escueta y poco convincente; de no haber existido una exhaustiva operación de medios, la historia habría sido catastrófica en términos de opinión pública. Por otro lado: si a este tema se le hubiera añadido trabajo político, la contención hubiese sido más sencilla y menos dolorosa para el gobernador.

Un problema visible y conocido en el gabinete es la falta de operación política; esta falla es visible en todos los temas: desde la socialización de las acciones de gobierno hasta la atención de los conflictos. A diferencia del pasado, cuando había áreas dedicadas a la identificación y prevención de crisis, hoy eso no existe por ningún lado: ahora el gobierno se entera de los problemas cuando estos estallan y la gente sale a las calles; a nadie en la secretaría de gobierno le interesa hacer análisis político ni tener una radiografía social que permita atender las inconformidades antes de que se conviertan en crisis.

La dinámica de la actual administración versa en un solo punto: cuando los problemas aparecen quien entra al quite es el área de comunicación, tratando de matizar los reclamos y explicando el actuar del gobierno. La contención de conflictos a través de la prensa se ha convertido en cosa de todos los días con el consecuente desgaste del área responsable de tratar con los reporteros. Lo que no acaban de entender en el gabinete es que los asuntos sociales, políticos, económicos o de seguridad se atienden en las dependencias responsables de cada tema, no se solucionan en la oficina de comunicación; Alexander Pisa está haciendo mucho más de lo que a su área corresponde.

Esta circunstancia no es nueva ni secreto para nadie: es visible para todos los que participan en el ejercicio de poder que existe un enorme vacío político que a últimas fechas es llenado por un funcionario diferente: Víctor Mercado. El titular de la oficina del transporte se ha convertido en el todólogo de la administración, sin buscarlo se ha echado al hombro la operación política en muchas áreas y ha tenido que hacer trabajos extraordinarios con sectores que nada tienen que ver con su responsabilidad formal.

Ante la falta de operación política del gabinete han tenido que saltar otros secretarios a tratar de resolver los temas que corresponden al jefe político del gabinete; Víctor Mercado está presente en muchos espacios, es común verlo acompañando al gobernador Cuauhtémoc Blanco en eventos públicos que no se relacionan con su oficina, pero que requieren talento y trato político de alguien que, además, conoce a todos los actores políticos y sociales del estado.

No todo ha sido malo en el primer tramo de la administración, pero tampoco todos los funcionarios han dado los resultados esperados. El relevo en la secretaría de Hacienda, por ejemplo, parecía una apuesta atrevida, pero el trabajo de la secretaria Mónica Boggio ha sido muy bueno, superior al desempeño que en su momento tuvo Alejandro Villarreal. Lo mismo puede decirse del sector salud, un área estratégica en tiempos de pandemia: ahí el desempeño del secretario Marco Antonio Cantú y del doctor Héctor Barón ha sido excelso; el reconocimiento que a nivel nacional se ha dado al estado por la forma en que se enfrentó la crisis sanitaria deriva de la estrategia implementada por ambos funcionarios.

En esta segunda parte del sexenio y con tantos temas abiertos en la agenda estatal es importante que el gobernador Cuauhtémoc Blanco observe la manera como se ha conducido su equipo de trabajo y haga los ajustes que considere necesarios. Es obvio que los resultados no son los que el jefe del ejecutivo habría esperado, pero sobre todo es notorio que muchos de los problemas que ha vivido el gobierno estatal en estos tres años pudieron ser evitados con trabajo político.

Mantener la estrategia de contención en medios sin anticipar ni resolver los problemas de fondo es una apuesta sumamente arriesgada para el gabinete estatal, porque abre la posibilidad de que en cualquier momento suceda algo que saque de balance al régimen. La mayor fuerza que tiene hoy el gobernador Cuauhtémoc Blanco radica en el respaldo incondicional que le ha otorgado el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero confiar que esa condición continuará sin variación hasta que termine el sexenio es sumamente riesgoso, porque al igual que en lo local, en lo federal la gobernabilidad será cada día más difícil para el jefe del ejecutivo.

La veda que estableció el INE por la consulta para la revocación de mandato ayudó al jefe del ejecutivo morelense a librar la presión del escándalo que derivó de las fotografías; esta pausa sacó al tema de la agenda y del debate, pero en cuanto pase la consulta regresaremos a la misma dinámica de antes y podrían aparecer nuevos conflictos porque, insisto, nadie está haciendo nada.

La mala relación entre poderes deriva en buena medida de la falta de diálogo y trabajo político desde el gabinete; en la agenda parlamentaria está pendiente la revocación de mandato, es decir, el instrumento de participación ciudadana que pondrá en la mesa la continuidad o salida del gobernador Cuauhtémoc Blanco antes del 2024. En ese tema inevitable y de alta prioridad para el ejecutivo, no existe ningún tipo de trabajo político con los diputados.

La gobernabilidad es algo que a esta altura del sexenio debería importar mucho al gobernador porque de ella depende la buena marcha de la administración y la posibilidad de que Cuauhtémoc Blanco concluya su mandato y evite un séptimo año de terror. En esta parte del sexenio el régimen necesita apostar por el trabajo político y la comunicación para envolver al resto de las acciones del gabinete; nada de lo que hagan los demás secretarios va a lucir si esas dos oficinas no funcionan adecuadamente.

La pregunta que muchos hacen en el gabinete es ¿La falta de trabajo político es por descuido o a propósito?

posdata

El subsecretario Rabín Salazar está confiado que será el candidato de Morena a la gubernatura de Morelos en el 2024; se siente seguro porque se asume cercano al presidente Andrés Manuel López Obrador y considera que le deben la candidatura.

El reto de Rabín es que las condiciones que hoy dice tener se mantengan por al menos dos años más, es decir, que en este tiempo no caiga de la simpatía del presidente, que el presidente lo tenga presente para esa posición, que nada pase y altere el escenario político actual y que el presidente ordene al partido que la candidatura se resuelva por designación y no por consulta a la base.

Eso y por supuesto, que Morelos no quede envuelto en una lógica de género en donde se obligue a los partidos a postular candidata mujer.

La estrategia de Rabín Salazar no es la mejor, porque se basa en aspectos que están fuera de su alcance y control; el subsecretario quiere ser gobernador de Morelos, pero no está haciendo nada para lograr su objetivo, salvo esperar que el presidente lo haga candidato y las siglas de Morena lo arrastren. A pesar de la cercanía Rabín que tiene con Adán Augusto y el permiso político que ya le dieron para que haga acto de presencia en el estado, el subsecretario sigue ausente, alejado y pensando que a través de interpósita persona logrará tener presencia. Se equivoca.

Hasta ahora los dos precandidatos más fuertes del Movimiento de Regeneración Nacional en Morelos se han decantado a su favor y asumen con disciplina el hecho que será Rabín postulado porque así lo quiere el presidente; empero esta situación no está siendo bien aprovechada por el contador, porque su ausencia genera vacíos y la intensa participación de su familia en la toma de decisiones políticas no ayuda en nada a su candidatura ni a la imagen que quiere proyectar a la sociedad. ¿Otra vez queremos que las decisiones de gobierno las tome un familiar del gobernador?

Morena es actualmente el partido mejor posicionado en el estado, pero esta preferencia puede disminuir si las cosas siguen como van; en la Ciudad de México la fuerza de la 4T está cayendo y lo mismo veremos en Morelos en los siguientes meses. Si eso ocurre, el partido podría replantear a sus candidatos y en ese escenario los dos únicos personajes que le garantizan un triunfo y suman votos a la candidatura presidencial son Rafael Reyes y Juan Ángel Flores.

Dos años en política son una eternidad, sobre todo cuando en lugar de trabajar se confía que la candidatura caiga del cielo.

nota

Luego del asesinato del secretario del ayuntamiento indígena de Xoxocotla y el consecuente reclamo de los presidentes municipales para que se refuerce la seguridad en todo el estado, el gobernador Cuauhtémoc Blanco respondió:

“Les pido por favor a los alcaldes que se pongan valientes y denuncien, que no les de miedo, yo creo que lo más importante es denunciar y agarrar a estos personajes que le hacen daño al Estado.

  • ¿Habrá más presencia de la marina o guardia nacional?

Los marinos están aquí, no puedo hablar en este momento de los logros alcanzados, pero vamos a seguir en la mesa de coordinación trabajando en conjunto como lo hemos venido haciendo.

  • ¿Es la falta de denuncia es la que impide que accionen a tiempo?

Si denuncias obvio que se te va a dar protección, por eso es importante denunciar; si a mi me amenaza un personaje lo voy a decir, voy a denunciar y lo voy a señalar; hay muchos alcaldes que a lo mejor están temerosos, pero hay que denunciar si no, no se les puede dar protección.

post it

La exsecretaria de Obras en el gobierno de Graco Ramírez Patricia Izquierdo está en la cárcel, enfrenta un proceso penal por la adjudicación irregular de una obra de demolición en el municipio de Jojutla. El mismo destino puede tener el exsecretario de Hacienda Jorge Michel, a quien la Fiscalía Estatal Anticorrupción le ha imputado el pago irregular por casi 22 millones de pesos por un contrato y papelería que nunca existió.

En el banquillo de los acusados hay más personajes del sexenio anterior a quienes se les atribuyen actos fuera de la ley, todos ellos cercanos a Graco Ramírez y la mayoría peleados con Rodrigo Gayosso, a quien sirvieron directamente durante seis años. En esa lógica se encuentran Sergio Beltrán Toto y Andrik Ruíz de Chávez.

Dice el fiscal Juan Salazar que su oficina no obedece ni protege a nadie, que su actuación es estrictamente legal y sin fines políticos. El tiempo dirá si eso es verdad o simplemente guarda las apariencias para salvaguardar los intereses de quien fue su jefe y lo hizo fiscal.

Cualquier cosa que se haga contra los exfuncionarios corruptos de Morelos, empero, depende del fiscal anticorrupción, porque el consejero jurídico del gobierno estatal no sirve para nada.

redes sociales

Denuncia el diputado Arturo Pérez que hay al menos 150 casas que aparecen como beneficiarias del programa de reconstrucción Unidos por Morelos y que es falso, porque los propietarios nunca recibieron apoyo.

El representante popular urge que la situación se aclare y que los responsables del quebranto paguen por sus faltas.

Lo que no dice es que el encargado directo del programa trabaja en el congreso, es suplente de diputado y se llama Alexis Ayala.

Obvio: Arturo Flores no tiene calidad moral para hablar de honestidad, ni deseos de que se haga justicia en ningún caso, lo único que busca son reflectores para aparecer en la prensa.

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