Serpientes y escaleras - Un día después

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Un día después

Los equipos de campaña quieren ganar la elección y no piensan en la manera cómo van a gobernar.

 

Un día después

Las campañas concluyeron sin que ninguna candidata lograra conectar más allá de sus seguidores; durante varios meses las representantes de los partidos abordaron muchos temas, pero lo hicieron de manera superficial, privilegiaron los ataques y por ello estuvieron casi desconectadas la sociedad. El reto de la próxima gobernadora es enorme porque además de tener una agenda llena de problemas pendientes por resolver llegarán sin respaldo social. Podríamos estar ante el primer gobierno sin luna de miel.

Es obvio que en este punto de la contienda a las candidatas a la gubernatura les interesa ganar a como de lugar; más allá de los discursos triunfalistas de uno y otro lado, lo que persiste entre los ciudadanos y dentro de los mismos equipos es la sensación de que nada está definido, de que la moneda está en el aire y cualquiera puede ganar.

Si no sucede algo extraordinario el triunfo de Margarita González Saravia o el de Lucía Meza Guzmán será por un dígito; el poco interés ciudadano en las campañas y en las candidatas se traducirá en una falta de respaldo social, por ende, habrá poco liderazgo gubernamental y escasa confianza en las autoridades siguientes.

Aclaremos: quien gane la elección lo hará con todo merecimiento democrático, tendrá la legitimidad de los votos, pero no necesariamente el apoyo colectivo que hemos visto en otros tiempos con gobernadores que además de obtener el sufragio mayoritario, generaron una empatía popular que les permitió transitar los primeros meses con tranquilidad.

Vista la manera como se han movido las campañas y la poca penetración del discurso de las candidatas más allá de sus huestes, lo que podríamos anticipar es que la próxima administración arrancará con mucha presión y una urgencia de legitimidad social que solo se logrará con acciones inmediatas, resultados, diálogo político y un manejo eficiente de su comunicación.

Hace unos meses, antes de que los partidos definieran a sus candidatos, el Movimiento de Regeneración Nacional parecía invencible en Morelos, aventajaba por más de treinta puntos al Partido Acción Nacional y por casi cincuenta al PRI. No había manera de que ese escenario se modificara con un candidato surgido de la oposición, pero sí ocurrió cuando Morena dejó ir a una de sus figuras más fuertes y emblemáticas.

Pongámoslo en contexto: si Lucía Meza no compitiera por el Frente Amplio, el candidato de la 4T tendría una comodísima ventaja respecto a sus rivales y su triunfo en las urnas sería de trámite, pero en estos meses de precampaña y campaña la brecha se ha cerrado al punto que el FAM jura haber rebasado a Morena y estar a punto de recuperar el control del estado. Y hay gente que lo cree.

La mezcla de diferentes circunstancias, empezando por el planteamiento de campaña, la estrategia y el manejo de medios ha sido clave en la forma como se han movido esta elección, porque la contienda se ha equilibrado y la percepción en la víspera de que se instalen las urnas favorece a Lucía Meza; solo unos cuantos consideran que alguna de las candidatas ganará por más de un dígito.

En las últimas dos semanas de campaña la narrativa se endureció con ataques más fuertes entre candidatas y golpes bajos al rival. La falta de liderazgo social de las abanderadas fue reemplazada con acciones que trataron de desestabilizar al de enfrente, golpearon desde el anonimato y expusieron hechos ruines, algunas veces reales, que indiscutiblemente afectaron la legitimidad moral que tendrá la futura gobernadora.

El próximo gobierno estatal será respaldado por quienes voten por ese proyecto político, pero enfrentará un panorama sumamente complicado con el resto de los ciudadanos que no se interesaron en la oferta de las candidatas y acudieron a las urnas solo por cumplir una obligación cívica; frente a la ganadora quedará un sector de la población que rechazó su propuesta, que se radicalizó con el discurso de las campañas y no concederá su confianza en la nueva administración, gane quien gane.

Los estrategas se preocuparon solo en ganar la elección, por conseguir los votos necesarios para superar al rival y nunca repararon en el liderazgo y la confianza social que va a necesitar su candidata para gobernar un estado tan convulsionado como el que tenemos. En este punto del proceso ya no pueden hacer otra cosa.

La postura es lógica porque, digan lo que digan, ambos bandos saben que la elección se cerró, que nadie tiene el triunfo seguro y por ello la prioridad es ganar a como dé lugar; más adelante se ocuparán del respaldo social que requerirá el gobierno y de la luna de miel ciudadana que cada seis años otorga la gente al régimen entrante.

En el proceso electoral 2024 todos se excedieron en el golpeteo, en el discurso crítico y en la guerra sucia; el FAM sabía que esa era la única manera de meter a su candidata a la contienda y motivar el deseo de cambio, mientras que en la 4T le entraron al juego bajo la premisa de no dejarse golpear sin defenderse. Lo que queda es un escenario convulso, con posiciones radicales y un panorama que no mejorará cuando alguna de las dos tome protesta como jefa del ejecutivo.

Margarita González Saravia o Lucía Meza Guzmán pueden hacer un buen papel como gobernadora, cada una tiene cualidades y características que el estado necesita en este momento y una personalidad que convencen a sus seguidores; lo verdaderamente importante será que el equipo que las acompañe en el gobierno sea profesional, decente y comprometido con la gente. Sin un buen gabinete, la honestidad y la buena voluntad de la gobernadora será insuficiente.

En su lucha por ganar la elección, ambos equipos de campaña dejaron de lado lo que necesitarán un día después de que la contienda se defina.

·         posdata

Lo hecho o dejado de hacer por las aspirantes a la gubernatura de Morelos para convencer a los votantes ya es cosa del pasado, lo que sigue es preparar a los equipos que movilizarán a la gente y defenderán el voto.

Cualquier cosa que pudo hacerse mejor quedará como anécdota, el tiempo se agotó y lo que viene ya no depende de los equipos de campaña. Esta lógica aplica en todos los casos, es decir, a cualquiera que esté compitiendo por un cargo de elección popular.

Cada equipo de campaña diseñó una estrategia en función de lo que consideraron correcto; todos los morenistas se montaron en la marca, se colocaron bajo la sombra de la 4T y exaltaron el discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Frente a ellos estuvieron los aliados, que aún formando parte de la misma coalición postularon candidatos propios y competirán a Morena en los distritos locales y las presidencias municipales. Sin duda el acuerdo electoral de Morena en Morelos en este 2024 es el más extraño, complicado y malo de las últimas elecciones.

El bloque opositor signó una coalición completa, lo cual le facilita las cosas: los cuatro partidos que conforman el frente, PRI, PAN, PRD y RSP van juntos en todos los espacios, lo cual simplifica el discurso y concentra la fuerza. Obvio: el FAM tiene mejor coordinador de campaña estatal que Morena.

Electoralmente hablando la elección tendrá características que veremos una vez que se contabilicen los votos; aunque hay muchos partidos en contienda y dos bloques políticos en lucha, el efecto popote puede aparecer en esta elección. Explico: cuando hay muchos partidos apoyando a un mismo candidato lo que ha ocurrido es que una marca se lleva la mayoría de los sufragios y en este caso pueden ser Morena de parte de la coalición Sigamos Haciendo Historia y el PAN, del lado de la coalición Dignidad y Seguridad.  

Este fenómeno casi siempre pasa desapercibido por la gente, que en este tipo de escenarios vota por una candidata y elige un partido para hacerlo, el primero que se le viene a la mente o por el que siente mayor identidad, aún sin ser militante.

En este momento el partido mejor posicionado es Morena y el más repudiado es el PRI, por eso aunque Lucía Meza es oficialmente candidata tricolor, es altamente probable que el mayor número de votos que reciba le lleguen por el PAN. Si esto ocurre el Partido Revolucionario Institucional podría vivir tiempos complicados, porque aún ganando la elección quedaría como segunda, tercera o cuarta fuerza política estatal.

Pongámoslo en contexto: en el 2018 el Partido Encuentro Social postuló a Cuauhtémoc Blanco como candidato a gobernador y fue apoyado por Morena y el PT; el futbolista nunca usó la playera de Morena, siempre se presentó como candidato del PES, pero ganó con los votos de la 4T. El americanista está convencido lo eligió, cuando en realidad lo que ganó fue la marca; el PES obtuvo alrededor de cien mil votos mientras que Morena aportó más de 500 mil.

El próximo domingo sabremos quién gana la elección y se convertirá en la primera mujer en gobernar el estado de Morelos; unos días después, cuando concluya el conteo de votos, sabremos las cifras que consiguió partido y el futuro que tendrán.

Algunos de los partidos coaligados pueden perder su registro nacional y/o estatal.

·         nota

Ningún candidato acepta que va a perder, aunque sepa que perderá. Todos en este punto se presentan confiados, dicen que tienen la seguridad de ganar porque hicieron lo necesario para hacerlo. Algunos incluso muestran encuestas que avalan sus dichos.

Las encuestas, por cierto, se convirtieron en un recurso sumamente utilizado en este proceso electoral, al punto que se abarató. ¿Cuántas encuestas de campaña circularon? ¿Cuántas veces una y otra candidata presumieron su ventaja? ¿Cuántas empresas serias se prestaron al falseo de datos y cuántas encuestadoras fantasmas aparecieron en este proceso?

Precisamente por ese exceso de información adulterada las encuestas, todas, dejaron de ser creíbles, confiables y aceptadas por la gente.

A unas horas de que se instalen las urnas todos dicen que van a ganar. El domingo sabremos lo que la gente decidió con su voto.

·         post it

Leo la columna de Ricardo Peralta y pienso: ¿Habrá casillas peligrosas, grupos de choque, bloqueos e incendios el día de la elección en Morelos?

El operador político de Adán Augusto escribe sobre la guerra sucia y la ubica en la tierra de Zapata, advirtiendo que se vienen tiempos difíciles, sobre todo el día de la jornada electoral.

¿De verdad ve eso? ¿O se amarra el dedo antes de cortarse?

·         redes sociales

Dicen que el chaleco de Morena es equiparable al manto de invisibilidad de Harry Potter, porque oculta, en este caso, el pasado de corrupción.

En el equipo de Margarita González Saravia hay más de uno al que le aplica está analogía, son pseudo empresarios que en el pasado reciente presumían públicamente su buena relación con el gobierno de Graco Ramírez, su amistad con Rodrigo Gayosso y su repudio al presidente Andrés Manuel López Obrador y la 4T. Hoy se presentan como Team Margarita.

Por cierto, ser facturero no es ser empresario.

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