Serpientes y escaleras - Tiempo de política
En opinión de Eolo Pacheco
Los mensajes de la gobernadora electa no cambian desde la campaña
Tiempo de política
Unos días después de que fue seleccionada candidata de Morena a la gubernatura de Morelos, Margarita González Saravia habló sobre lo que pretendía hacer del estado en caso de ganar la elección: tenemos que recuperar la política y el diálogo, dijo, comunicar y escuchar mejor, dejar atrás los rencores personales y atender las necesidades de la gente sin importar su ideología. La prioridad, enfatizó, es pacificar Morelos y recuperar la confianza de la población.
En la campaña abordó diversos temas y problemáticas, se dirigió a distintos públicos y en todos los casos reiteró su interés por darle prioridad a los más necesitados, a los sectores más vulnerables y a la gente más desprotegida. Parafraseando a Andrés Manuel López Obrador, González Saravia reiteraba que lo primeros en ser atendidos serían los pobres.
Las que recién terminaron no fueron campañas espectaculares desde ningún ángulo, ni las federales, ni las estatales, ni las municipales; en contraste con la agresividad que vimos en casi todos los discursos y la violencia que enmarcó el proceso electoral, las campañas pasaron desapercibidas y solo hasta los últimos días despertaron el interés de algunos.
Quizá fue el formato elegido por los estrategas, el exceso de rudeza en los mensajes o el hartazgo de la sociedad hacia todo lo que tiene que ver con política, el hecho es que, a diferencia de hace seis años cuando el proceso electoral fue muy llamativo y los candidatos estaban en los comentarios de todas las mesas, en esta ocasión fue hasta la última semana cuando los ciudadanos voltearon a ver a las y los aspirantes para valorar su decisión.
Localmente el eje de los mensajes de la candidata a gobernadora siempre fue la 4T: por todo y para todo Margarita González hizo referencia al trabajo federal, al proyecto de la Cuarta Transformación y la importancia de darle continuidad a lo realizado por el presidente de México. Fue hasta el último tercio de la campaña cuando la morenista modificó su mensaje y comenzó a incluir temas que atraían a más personas, no solo a los simpatizantes de su partido.
Ese punto del proceso fue determinante por dos cosas: fue cuando a su contrincante le explotaron los escándalos de violencia de género, situación que tomó por sorpresa a su equipo y de lo cual nunca se pudieron recuperar; también cuando Margarita modificó su discurso para atraer a sectores que sí querían un cambio de rumbo en el estado, que están molestos con los resultados del gobierno local, pero no se convencían de votar por Lucía Meza.
Hacer política fue desde el principio la regla de González Saravia no solo en el discurso, sino en los hechos: frente a la agresividad de su rival en la boleta, la postura de ella siempre fue de diálogo, prudencia y de tolerancia, nunca contestó los ataques por infames que fueran y solo en algunas ocasiones aclaró las cosas.
La candidata de Morena fue objeto de muchas agresiones, infundios, mentiras y golpes que incluyeron su vida privada y la de su familia; pocas veces se había visto un proceso electoral tan inmoral como este último, sin límites ni respeto a nada. Quizá fue esta virulencia o lo trillado de los mensajes que la gente se abstuvo de involucrarse en las campañas.
Pocos días antes de iniciar oficialmente la campaña Margarita González Saravia se refirió al grave problema de inseguridad del estado y de la urgencia de pacificar a todas las regiones. Nada de lo demás que hagamos, dijo, podrá valorarse si antes no se le regresa la tranquilidad a la gente; enfocaré todo mi esfuerzo en ello y trabajaremos de forma coordinada con el estado, la federación y las entidades vecinas para resolver las cosas.
Al día siguiente de recibir su constancia de mayoría como ganadora de la elección, la gobernadora electa habló con una perspectiva distinta a la de las dos ocasiones anteriores, con la visión que le concede la certeza del futuro, pero también con la prudencia que obliga a alguien cuyas palabras se convierten en promesas.
“Debemos entender el mensaje de la gente en las urnas, se ganó con contundencia la gubernatura, pero se perdieron la mayoría de las alcaldías, incluyendo los municipios más importantes. La campaña fue muy agresiva, me atacaron mucho, me inventaron cosas y se metieron con mi familia; sabía que eso iba a suceder y entendí que era el costo que debía pagar para ganar. Ahora es tiempo de darle la vuelta a la página, de mirar hacia adelante y olvidar; no guardo rencores, entiendo que así son las campañas. Ya hablé con Jessica y acordamos cerrar filas por bien del estado; también busqué a Lucía, no me contestó, pero le dejé el mensaje de que mi mano está extendida y debemos trabajar por Morelos”.
La semana pasada inició formalmente el proceso de entrega recepción en el ejecutivo estatal y se pudieron observar a quienes forman parte de las comisiones. Del lado de la futura administración destaca la participación de Antonio Maldonado, Juan Salgado Brito y Mirna Zavala, tres figuras que entienden de política, conocen el estado y ayudarán a la gobernadora a conocer la situación en la que se encuentra la administración.
La promesa de Margarita González Saravia de volver a hacer de la política el eje de las relaciones de poder se refleja en su comitiva, destacan figuras que pueden ayudar al estado a que vayan mejor las cosas, aunque también aparecen rostros de mala fama pública, carentes de representatividad y relacionados con hechos de corrupción, que nada bueno anticipan para el futuro.
Cada seis años se renueva la esperanza de que el próximo gobierno sea mejor y Morelos salga del bache en el que se encuentra desde hace más de dos décadas; la futura mandataria tiene todos los elementos para lograrlo: es una mujer con la madurez y la fuerza necesaria para alcanzar sus objetivos, pero además es alguien que no se mueve por intereses económicos, ambición personal y rencores políticos.
Hablo de una dama que en algún punto es demasiado soñadora, que deberá despojarse del “chairismo” que la caracteriza y moderar su actuación hasta el punto donde mantenga sus convicciones políticas y compromiso con la Cuarta Transformación, pero acepte que hay muchas personas que, sin estar contra ella, no aceptan el discurso militante de la 4T.
Desde hace años he podido escuchar a Margarita González Saravia, me consta que su discurso es real y sus compromisos son auténticos; pude observar que en algún momento de la carrera por la gubernatura pudo negociar otra posición o claudicar, pero no lo hizo aun cuando eso la pudo dejar fuera de todo.
Hoy como gobernadora electa resalta su sencillez, su congruencia, la decisión de hacer bien las cosas y su interés de apoyar a los sectores más olvidados. En esta etapa la mandataria luchará contra su propia personalidad, deberá entender que no todos los que se le acercan comparten sus ideas, algunos lo que buscan es poder o dinero y casi todos comenzarán a decirle que sí para no hacerla enojar y estar bien con ella, porque al gobernante lo que le gusta es la sumisión.
Los cimientos del próximo gobierno se están colocando desde ahora.
• posdata
El perfil de la comitiva que encabeza el proceso de entrega recepción del lado de la gobernadora electa Margarita González Saravia es bueno, aunque con algunos personajes de mala reputación pública.
Destaca la participación de un viejo lobo de mar de la política, Juan Salgado Brito, un hombre experimentado en la administración pública y las tareas parlamentarias, que a lo largo de muchos años ha ocupado posiciones en los tres niveles de gobierno y se caracteriza por su permanente disposición al diálogo con todos los sectores, sin importar taras ni filias partidistas.
Otra figura que resalta es Edgar Antonio Maldonado Ceballos, un profesional del derecho con experiencia laboral en el gobierno federal y estatal, además de una sólida preparación académica y ética en su actuar. Maldonado es un personaje serio y muy valioso en ese equipo que, además, es cercano a la gobernadora desde hace muchos años.
Quienes conforman la comitiva de transición representan a Margarita González en un proceso importante en el presente, pero que puede ser determinante en el futuro. Quienes entregan dirán que todo está bien, que siempre se actuó con estricto apego a derecho y no hay fallas, manchas o irregularidades en ningunas de las oficinas.
El reto de la contraparte es conocer exactamente lo que reciben, identificar los problemas en cada una de las áreas y obtener la información verídica más allá de afectos o antipatías personales. De la capacidad que tengan para recibir correctamente las dependencias y entender lo que hay en cada una de ellas depende que el siguiente régimen arranque sin sobresaltos.
Los procesos de entrega rececepción están establecidos en la ley, pero no siempre se realizan a pesar de que ello podría implicar algún tipo de sanción. Graco Ramírez, por ejemplo, no permitió que el gobernador electo accediera a la información de las dependencias y ni siquiera se presentó al acto protocolario de transición de poder. Lo mismo ocurrió en Cuernavaca entre las administraciones de Antonio Villalobos y José Luis Urióstegui, donde a pesar de que públicamente el gobierno saliente se dijo dispuesto a otorgar la información requerida, en los hechos siempre la ocultaron. En ambos casos no hubo consecuencias legales.
La representación del próximo gobierno en este proceso no debe buscar nada en particular, ni acudir con actitud revanchista, pero sí deben tener claridad de su responsabilidad para identificar correctamente lo que reciben y la pertinencia de actuar legalmente en aquellas situaciones donde la ley los obliga.
Es la regla de los platos rotos: los paga quien se va o quienes llegan.
• nota
Alrededor de la gobernadora electa hay figuras que la han acompañado desde que se metió a esta aventura; a diferencia de otros políticos que en momentos similares tuvieron a mucha gente a su lado, en este caso hablamos de un pequeño grupo que estuvo cerca cuando pocos le veían futuro a su aspiración.
Más allá de circunstancias políticas o intereses coyunturales, alguien que ha dado solidez y acompañamiento a la hoy gobernadora es Carmelo Enríquez, un hombre que está más allá de lo mediático, sin aspiraciones de poder, que la ayuda en lo político y en lo personal y a quien solo le interesa que a ella le vaya bien.
Por supuesto es un hombre que comparte su visión e ideas, alguien que forma parte del proyecto de la Cuarta Transformación y tiene muchas relaciones políticas nacionales y reconocimiento en los primeros círculos de poder de la 4T. Pero más allá de eso es un compañero de la gobernadora, alguien que estuvo metido de lleno en la campaña y que cargó junto con ella el peso de una elección sumamente violenta.
En la 4T reconocen a Carmelo Enríquez por ser un luchador social, un político serio, ético, congruente y preparado. Para la gobernadora representa alguien que siempre la va a cuidar.
• post it
La guerra sucia y los ataques por la eventual conformación del gabinete está a la orden del día. Llegan mensajes a través del WhatsApp y se publican tuits con historias que además de ridículas, son inverosímiles.
Hay más calentura entre los observadores y algunos periodistas que entre quienes realmente pueden formar parte del próximo gobierno.
• redes sociales
¿La siguiente legislatura se animará a auditar el gasto de los diputados actuales?
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