Serpientes y escaleras - Primera crisis
En opinión de Eolo Pacheco
Era predecible que ocurriría, porque es la naturaleza del gobierno
Primera crisis
Por distintas razones la que concluye ha sido una semana difícil para la gobernadora Margarita González Saravia; su agenda de actividades no ha cambiado: se mantiene activa a lo largo y ancho de la entidad, encabeza actividades públicas y dialoga con mucha gente. A pesar de su buen ánimo los hechos delictivos trastocaron su ritmo, la metieron a una dinámica diferente, tensa y cargada de emociones que la sacaron momentáneamente de balance. Fue la primera crisis del sexenio.
Era cuestión de tiempo para que algún conflicto estallara a la nueva administración; los problemas que enfrenta el gobierno morenista no son resultado de una falla cometida en la actualidad, son consecuencia, en su mayoría, de muchos años de descuidos, retraso, complicidades e impunidad.
La crisis reciente deriva de lo ocurrido el fin de semana pasado en Jiutepec, pero refleja la sumatoria de incidentes delictivos y hechos de violencia. Para entender de lo que estamos hablando: en menos de sesenta días de gobierno hay un registro de más de 200 homicidios, múltiples delitos de alto impacto y la misma sensación de impunidad e impotencia.
Morelos junto a Guanajuato, Sinaloa, Estado de México, Baja California, Guerrero y Chihuahua concentran el 50 por ciento de los homicidios cometidos en México en los últimos dos meses. Esta circunstancia se refleja en la sensación de inseguridad de la gente, porque nuevamente la tierra de Zapata sobresale por esa percepción negativa entre los ciudadanos, el miedo justificado de que algo les puede pasar en las calles, en el trabajo o en sus casas.
El problema delictivo es muy serio y aunque no es culpa de la actual administración, es su responsabilidad. El manejo del tema no ha sido eficiente en el terreno público, de ello deriva el enfado generalizado que provoca el derramamiento de sangre. Puede ser que desde su escritorio el nuevo secretario de seguridad tenga todo controlado y mueva a sus elementos en la ruta correcta, pero hacia afuera se ve todo lo contrario, la dependencia se nota ausente, insensible y replicando los modos de su antecesor.
El nuevo jefe policiaco es experto en temas de inteligencia y prevención, o al menos eso fue lo que se ha dicho insistentemente desde que lo nombraron; desde su posición anterior en Plataforma México tiene un panorama claro de la situación en toda la región y por razones personales conoce el estado desde hace varios años. ¿Qué está fallando entonces?
Quizá desde la teoría sea fácil planear una estrategia de largo plazo o, como les gusta decir ahora a los gobiernícolas, tomar decisiones “de gran envergadura”; los nuevos funcionarios se están tomando su tiempo para mostrar su talento, para dar a conocer lo que quieren hacer y cómo lo pretenden lograr. El problema es que después de 24 años de mentiras gubernamentales la gente ya no tiene paciencia, ni ánimo para esperar a que los resultados lleguen, sobre todo en temas como la inseguridad.
Era obvio que Miguel Ángel Urrutia no podría dar resultados en el corto plazo a pesar de su experiencia y capacidad personal, porque se trata de un problema enorme, arraigado, con muchas aristas y que se nutre de la complicidad de todos los sectores. El jefe de policía sigue la de sus antecesores: habla, promete, planea y afirma que vamos por el camino correcto; sin embargo las calles se siguen manchando se sangre y las familias lloran a sus muertos, como sucede ahora mismo en Yautepec.
Un funcionario tan experimentado como el secretario de seguridad está perdiendo de vista la importancia de la percepción y el valor que para su estrategia tiene la narrativa. Pasará mucho tiempo antes de que los morelenses comencemos a ver resultados tangibles en la materia y esa circunstancia podría ser más llevadera si se nos dijera qué está pasando, qué se está haciendo y de qué manera se piensa dar resultados; hoy lo que sobresale es la ausencia y la desinformación, por eso los reporteros acuden a la gobernadora y la cuestionan cada vez con más rudeza.
La ejecución de nueve personas en Jiutepec y la muerte de un menor de edad en Yautepec a causa de una bala perdida conmocionaron a la opinión pública e hicieron reaccionar a la prensa. El problema delictivo y la violencia acabaron con el buen trato de los reporteros hacia la jefa del ejecutivo; justificadamente los compañeros preguntaron y ante la ausencia del secretario de seguridad la gobernadora lo único que pudo hacer es prometer que cada miércoles a partir de esta semana habría una rueda de prensa de seguridad. Y no fue así.
El cierre de año puede marcar la conclusión de la luna de miel del nuevo gobierno, la realidad está alcanzando a una gobernadora con muy buena voluntad y deseos enormes de cambiar las cosas, pero con un equipo que no le sigue el paso, que le miente y que con sus acciones u omisiones provocan crisis como la que ahora estamos viendo en el tema de la seguridad.
A nadie sorprende que un asunto delictivo genere crisis, porque así ha sucedido en los últimos cuatro sexenios y en todos los casos eso ha causado problemas mayores y un desgaste acelerado de la imagen del ejecutivo. La promesa de ofrecer ruedas de prensa especializadas en seguridad cada miércoles parece más una reacción al momento, que una decisión planeada.
¿Qué puede decir Miguel Ángel Urrutia en las ruedas de prensa que no se sepa ya? ¿Confirmará que la situación está muy mal y que es un problema heredado, como se ha dicho de manera reiterada? ¿Volverá a enumerar a los grupos delictivos con presencia en Morelos, como lo han hecho los dos últimos titulares de seguridad? ¿Mostrará estadísticas y cifras que validen su plan, pero que no se reflejan aún en una mayor sensación de seguridad entre la gente?
Personalmente no imagino que información novedosa pueda dar el secretario que no se sepa o se haya contado antes; por obvias razones no hablará de los detalles de su estrategia porque eso alertaría a los delincuentes, ni informará sobre las investigaciones en curso, porque caería en una falta legal. ¿Qué va a decir entonces que sea de trascendencia o que calme el sentir popular?
La crisis de seguridad explotó porque se trata de un problema muy serio, añejo y que involucra a muchos personajes de la vida pública y política, pero también deriva de un mal manejo de comunicación, de la falta de información oportuna en hechos relevantes y los vacíos que rápidamente son ocupados por rumores, versiones extraoficiales o hipótesis que van en contra de la autoridad.
Más que una rueda de prensa semanal lo que se necesita es una dependencia que comunique mejor todos los días, que informe oportunamente, que muestre el trabajo que se hace, ataje noticias falsas y evite que los rumores crezcan.
Por si solo el problema de violencia e inseguridad es muy grave y de difícil solución, pero cuando se envuelve con insensibilidad, falta de tacto, ausencia y desinformación, el conflicto se convierte en crisis.
Si el plan de seguridad fracasa, todo lo demás fracasará. Pregúntenle a Cuauhtémoc, a Graco, a Marco, a Sergio o a Jorge.
· posdata
Entendamos el tamaño del problema:
Si Morelos mantiene los mismos niveles de violencia e inseguridad y continúan los casos de extorsión, cobro de piso, secuestro, asesinatos, robos y en general todos los delitos que afectan por igual a ciudadanos y empresas, es imposible que las propuestas culturales, históricas, de rescate e inclusión que tanto gustan a Margarita González Saravia sean apreciadas.
Mientras la gente siga teniendo miedo de ser víctima de un delito mientras viaja en el transporte público, sale a trabajar o descansa en su casa, todo lo demás que se prometa queda en segundo plano.
No podemos hablar de nuevas inversiones cuando empresas del tamaño de Coca Cola deben retirarse de algunas zonas del estado porque son víctimas de los grupos delictivos; imposible promocionar el turismo en un estado donde los visitantes corren peligro.
La gobernadora Margarita González Saravia promete muchas cosas todos los días, lo hace de buena fe, con la firme intención de lograr un cambio y a veces sin pensar en lo que representa operativa y financieramente cada compromiso que hace.
La base de cualquier gobierno en la actualidad está en el terreno de la seguridad, de ello dependen prácticamente todas las acciones oficiales. No importa que tan buenas intenciones se tengan, ni tampoco que los planes sean ambiciosos y los cambios necesarios: si el problema delictivo se mantiene como está o, peor, aumenta como está sucediendo, el fracaso gubernamental es inminente.
· nota
La regidora y excandidata a diputada Patricia Torres formalizó su petición de pensión vitalicia al Ayuntamiento de Cuernavaca por el accidente en el Paseo Ribereño; corresponderá al cabildo aprobar o no la solicitud.
¿Justifica su condición una pensión vitalicia?
· post it
El presidente del Poder Judicial de Morelos dice no conocer al hijo de la exdiputada Macrina Vallejo, detenido hace unos días en posesión de armas de fuego, acusado de extorsión y relacionado con el cártel de La Familia Michoacana.
Jorge Gamboa reaccionó a una fotografía que apareció en redes sociales en donde aparece sonriente, abrazando al joven; “estamos trabajando, somos figuras públicas, esa foto corresponde al 2021 y varios de mis compañeros nos tomamos fotos con la diputada y su familia… en esos archivos aparece la propia gobernadora”, dijo a manera de justificación el magistrado.
El presidente del TSJ se aprendió las excusas de su amigo Cuauhtémoc Blanco, al rato va a decir que como es un hombre muy popular y querido, la gente le pide fotos y muchas veces no sabe con quién se retrata.
¡No lo odien por ser bonito!
· redes sociales
Los lunes la gobernadora Margarita González Saravia abre la semana con una conferencia de prensa; a partir de la siguiente semana el secretario Miguel Ángel Urrutia dará una rueda de prensa para hablar de seguridad.
Si las ruedas de prensa de media semana salen bien, opacarán la de los lunes; si no es así y se convierte en un monólogo o en un espacio de justificación, no tendrán sentido y pueden volverse un punto más de golpeteo al gobierno. ¿Qué se gana con dos ruedas de prensa a la semana?
¿Qué pasará si ocurre un hecho delictivo o de violencia que llame la atención de la opinión pública y obligue a los reporteros a preguntar? ¿Tendremos todos que esperar hasta el miércoles para saber lo que pasó? ¿Ya se pusieron a pensar en eso?
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