Serpientes y escaleras - La dirigencia de Morena

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - La dirigencia de Morena

Lo que haga Ulises Bravo al frente del partido influirá en las campañas y en el año 7 de Cuauhtémoc Blanco

 

La dirigencia de Morena

El futuro del gobernador Cuauhtémoc Blanco pasa por lo que en las siguientes semanas y meses haga su hermano en la dirigencia estatal de Morena. La selección del candidato a la gubernatura es decisión nacional, depende de muchos factores y se combina con lo que haga la 4T en los otros ocho estados donde habrá elecciones concurrentes, pero la conducción política local depende del comité estatal, impactará en las campañas y en la unidad que necesitará la abanderada de la 4T para triunfar en la tierra de Zapata. El trabajo de Ulises Bravo ayudará o perjudicará a Cuauhtémoc Blanco en su séptimo año.

El jefe del ejecutivo y su hermano deben entender la importancia de las decisiones y la actitud que asuman en los próximos días y semanas, de cara a la definición del abanderado del Movimiento de Regeneración Nacional y las demás posiciones electorales en juego. Lo que viene no será sencillo desde ningún ángulo, habrá conflictos en la definición de todas las demás candidaturas y ello será reclamado a quien conduce el partido.

Pongámoslo de esta forma: el proceso de preselección de aspirantes a la gubernatura ya provocó una ruptura en Morena y lo mismo va a suceder cuando se elijan a los candidatos a las 12 diputaciones locales, las presidencias municipales y las posiciones plurinominales. No hay manera de que las cosas salgan bien porque la dirigencia estatal hizo muchas promesas y compromisos sin considerar a los demás grupos del partido, ni que las posiciones no alcanzarían para todos. Ahora, con el proceso de selección de candidatos en curso, los nubarrones de tormenta está a la vista.

En los próximos días Morena formalizará los nombres de sus contendientes en las gubernaturas de nueve estados del país, candidatos y candidatas que acompañarán a la próxima presidenta de México durante su mandato y ayudarán a Claudia Sheinbaum a obtener los votos necesarios para ganar la elección. Superada esa etapa las demás decisiones del partido serán locales, porque el comité nacional se enfocará en la carrera presidencial y los congresos federales; los dirigentes de cada estado tendrán que definir las candidaturas en las diputaciones y las presidencias municipales, asumiendo las consecuencias de sus actos y tomando en cuenta a quien en ese momento represente al partido en la contienda por la gubernatura.

Es aquí donde la historia se va a complicar, porque en Morelos el control partidista es formal, no real, la dirigencia estatal es un binomio entre los hermanos Bravo y es altamente probable que la candidata de Morena a la gubernatura sea antagónica a ellos; Ulises Bravo tiene a su cargo las riendas de la institución, pero no ha podido o sabido conciliar con todas las corrientes internas, ni mucho menos se ha preocupado por conducir el proceso de manera imparcial. La dupla tienen sus candidatos y sus intereses, por tanto, son jugadores y no árbitros de la contienda. Peor: a veces ni entre ellos se ponen de acuerdo.

Si la jugada política del 2024 sale como Cuauhtémoc Blanco Bravo espera, es decir, que el candidato o candidata a la gubernatura de Morelos sea propuesta suya, podrá estar tranquilo cuando deje el cargo, porque no habrá persecución; el problema es que llegue alguien más, cualquiera de los otros cuatro aspirantes, porque con ninguno quisieron tener relación, ni diálogo.

El tiempo también es un factor importante en esta historia, porque no es lo mismo que el dirigente o el gobernador actúen con imparcialidad y extiendan la mano a los todos aspirantes cuando necesitan ayuda, a que busquen a quien ya ha sido designado candidato; si sucede lo segundo, no habrá compromiso, ni acuerdo presente o futuro.

Ulises Bravo es un personaje que de un tiempo a la fecha se ha movido mucho en el ámbito político, pero no ha logrado construir un liderazgo real, ni tampoco ha podido tener una relación seria con los actores políticos locales. El delegado siempre pone por delante su relación familiar con el gobernador, se mueve en función de sus intereses y establece una barrera muy clara con sus interlocutores que no permite pasar del diálogo institucional. Ergo: no hace amigos.

Mientras Cuauhtémoc Blanco sea gobernador y Andrés Manuel López Obrador presidente, nada debe preocupar al futbolista y a su familia, porque controlan las instituciones estatales y tienen un fuerte blindaje federal; cualquier problema que surja será contenido y los procesos que se interpongan en su contra en el gobierno federal toparán con pared. Pero esa situación puede cambiar en unos meses, porque la próxima presidenta de México y la futura gobernadora no protegerán al futbolista. Podría suceder lo contrario.

A lo largo de cinco años esta administración ha provocado muchos enojos, hizo que sus adversarios políticos se volvieran enemigos personales y no tienen amigos reales; el control del partido no ha servido para construir nuevas alianzas, por el contrario, la representación se volvió un nuevo punto de choque con todos y de cara a la definición del abanderado gubernamental queda claro que la apuesta del gobernador por sus candidatos puede transformarse en un escenario sumamente peligroso, porque no acepta la línea nacional.

La selección de la candidatura al gobierno de Morelos ha sido complicada porque Morena no supo procesar su decisión desde el plano nacional y en lo local a nadie le interesó calmar los ánimos. Una vez que se conozca el nombre de la candidata, la historia será distinta porque el poder cambiará de manos y corresponderá a la abanderada definir el rumbo que se seguirá el partido en el futuro. ¿Con qué cara quien le juega las contras hoy puede pedirle un favor mañana?

Lo que haga la dirigencia estatal en las próximas horas puede ser determinante en el futuro de la contienda electoral y del gobierno saliente; la conducción del proceso interno no ha sido buena, no hay trabajo de unidad, ni tampoco generosidad con aquellos que no forman parte del núcleo de poder de Cuauhtémoc Blanco. La fuerza del gobernador, transmitida a su hermano, es grande, pero está a punto de acabarse y luego la historia puede llevarlos al mismo espacio donde ellos han colocado a sus rivales.

El problema central es que los Bravo desconocen a los morelenses, nunca se interesaron en convivir con la gente local, ni ampliar su red de relaciones con personajes oriundos; pero todo lo que comienza termina y el régimen de Cuauhtémoc Blanco está a unos meses de concluir, lo hará en medio de muchos problemas, con varios funcionarios investigados desde el gobierno federal y cuatro de seis precandidatos decididos a revisar con lupa todo lo que se ha hecho a lo largo del sexenio.

El delegado-dirigente de Morena debería ser una pieza que ayude a la reconciliación política y social, pero hasta ahora no lo es y eso se vio en el último evento de Claudia Sheinbaum. La falta de pericia política ha pasado de la percepción pública al terreno partidista y el escenario se le está complicando mucho al mandatario, a su familia y a su primer círculo de colaboradores.

Ulises Bravo sabe hacer política, pero opera como hermano. Así no pueden salir bien las cosas.

·         posdata

El dirigente estatal del PRI le ha lanzado un nuevo guiño a Lucía Meza: “Las puertas del Frente Amplio por Morelos están abiertas, pero primero debe renunciar a Morena y su llegada no puede estar condicionada a una candidatura”

Aunque es una figura política relevante en este momento, el escenario para la senadora no es sencillo ni dentro ni fuera de Morena; en la 4T ya no tiene espacio, ella misma se los ha cerrado con su postura y el discurso bélico que ha tomado luego de que la excluyeron. En la oposición las cosas tampoco son sencillas porque es ella quien pide ayuda y como la regla económica lo dicta: no es lo mismo comprar que vender.  

La atención que recibe la cuautlense en este momento es importante porque todavía está en Morena, porque ha abierto un frente de ataque contra el partido oficial y enfoca sus baterías en contra del gobernador; si cambia de siglas la situación será diferente en función de lo que obtenga, es decir, si la postulan a la gubernatura puede seguir siendo llamativa y eventualmente obtener más interés si eleva el tono de sus mensajes y le pone nombre y apellido a sus acusaciones; en caso contrario se perderá.

Lo mismo puede suceder con Juan Ángel Flores, quien al no ser considerado hizo un mega berrinchen infantil.

·         nota

El gobernador Cuauhtémoc Blanco apostó fuerte al poner su futuro en dos aspirantes, pero su mayor error fue no hablar con los demás contendientes a la gubernatura; el riesgo que corre ahora el futbolista es muy alto porque aunque su simpatía con algunos es comprensible, como mandatario debió mantener una relación abierta, permanente y cordial con todos. Pero no lo hizo.

La variable de género siempre fue un aspecto clave en esta historia y debió ser tomada en cuenta por su equipo; la decisión del partido no se ha formalizado, pero se espera que ocurra en las siguientes semanas y viendo la manera como se mueven las cosas en los nueve estados, se confirma que en Morelos existe una altísima posibilidad de que la candidatura sea para una dama. Y no va a ser Sandra Anaya.

El último evento de Claudia Sheinbaum en Morelos mostró muchas cosas, empezando por la alianza de facto entre Margarita González Saravia, Rabindranath Salazar y Rafael Reyes; también que el control del partido no está en manos de la dirigencia y que entre los contendientes no hay empatía con Ulises Bravo.

¿Qué va a pasar si la abanderada de Morena al gobierno de Morelos en el 2024 no es quien Cuauhtémoc Blanco quiere? ¿Hasta dónde podrá la dirigencia estatal del partido meter la mano en las candidaturas locales frente a una coordinadora estatal que por obvias razones tendrá voz y voto en las decisiones?

Las semanas que vienen son muy importantes en el manejo de la dirigencia estatal y los meses que le quedan al gobierno estatal son claves para el futuro del jefe del ejecutivo; lo primero tiene que ver con la conformación de la próxima estructura de poder en el estado y lo segundo con las acciones legales que impulse la siguiente administración.

Nunca es tarde para conciliar.

·         post it

La ausencia del gobernador en los últimos dos actos del presidente de México le costaron mucho en la recta final del proceso de sucesión en Morelos. El peor escenario electoral para Cuauhtémoc Blanco se puede hacer realidad.

Los sabios dicen: la política es para hacer amigos.

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Haiga sido como haiga sido: si Lucía Meza se va al FAM, quienes la acusaron de haber traicionado a la 4T y estar cerca del exgobernador Graco Ramírez y del fiscal habrían, habrán tenido razón.

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