Serpientes y escaleras - La catástrofe Villalobista

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - La catástrofe Villalobista

El grupo cerrado del Lobito se resquebraja; las cosas están mal y se ponen peor.

 

La catástrofe Villalobista

La repentina renuncia del secretario del ayuntamiento de Cuernavaca se añade a la lista de hechos que han convertido el cierre de trienio de Antonio Villalobos en una catástrofe. Erick Santiago Romero nunca ha sido un personaje relevante en la vida pública del estado, no destaca por sus cualidades profesionales, carisma político o representatividad social, pero en un gobierno lleno de incompetentes era el menos malo. Su salida refleja el caos que priva en esa administración y confirma lo que es secreto a voces: estamos frente a la peor administración que ha tenido la capital.

El ahora exsecretario de gobierno municipal no era un funcionario cualquiera, por ello su dimisión no puede pasar desapercibida; Erick Santiago Romero era el alcalde de facto desde hace más de año y medio, casi después de que inició la pandemia, cuándo escudado en su contagio de covid el edil capitalino cedió a su segundo de abordo el manejo del municipio y la toma de decisiones.

El abogado Romero vino de menos a más en el gobierno de Cuernavaca, llegó por un acuerdo político, pero poco a poco se fue convirtiendo en parte del grupo cercano del presidente municipal junto con Laura Mendizabal, José Quiñones y Pablo, el hermano del Antonio Villalobos.

A lo largo de los últimos meses todas las decisiones que se tomaban en el municipio pasaban por el escritorio de Erick Santiago: sus funciones incluían el manejo de las áreas inherentes a su oficina, empezando por los inspectores, pero conforme avanzó el trienio se fue haciendo del control de otras áreas y tomó decisiones que incluían contratos, permisos y todo lo que tuviera que ver con los ingresos formales e informales del municipio.

Acostumbrado a presumir amistad con todos, el abogado Santiago convenció al alcalde Villalobos de actuar con rebeldía frente al gobernador, de manejar a su antojo las instituciones y hasta de jugarle las contras a Morena; durante la contienda electoral reciente fue cabildero político, negociador con partidos y jefe de campaña de la fallida cruzada del Lobito por el PT.

Cuando Villalobos enfrentó un proceso legal por actos de corrupción, el secretario de gobierno encabezó el equipo de defensa personal del presidente municipal y lo acercó con distintos personajes que lo ayudaron en su batalla; de la misma manera que en algún momento lo convenció de que era un político fuera de serie, Erick Santiago siempre fomentó los sueños de poder del alcalde.

No hay manera de entender el gobierno de Antonio Villalobos sin la participación de Erick Santiago Romero: el secretario del ayuntamiento supera con creces la capacidad neuronal del todavía presidente municipal, pero su formación profesional, experiencia laboral y relaciones nunca se aplicaron en favor de la ciudad. Digámoslo de esta forma: Santiago Romero se dio cuenta que Villalobos era totalmente manipulable, se coló a su equipo cercano y luego se volvió su operador, con los beneficios que ello trajo aparejado.

En los últimos días la capital de Morelos ha sido escenario de múltiples manifestaciones y reclamos en contra del gobierno saliente; trabajadores del ayuntamiento, jubilados, pensionados y vecinos de diferentes colonias exigen al gobierno municipal que cumpla con su responsabilidad, que pague los adeudos que tiene y resuelva los conflictos que su falta de capacidad ha creado. Quizá el caos de las semanas recientes o el miedo de lo que puede venir en el futuro rompió la alianza entre los miembros del grupo cerrado del ayuntamiento; tal vez porque Erick Santiago Romero sí sabe de leyes y entiende las consecuencias de todos los actos ilegales que se han cometido es que de último momento decidió abandonar el barco y poner tierra de por medio.

Insisto: Erick Santiago Romero no es un funcionario cualquiera: además de ser el alcalde de facto y uno de los hombres de confianza de Antonio Villalobos, es el representante legal del municipio en muchos actos jurídicos y por tanto responsable de una gran cantidad de acciones y decisiones tomadas en el presente trienio. Más aún: Santiago Romero conoce perfectamente el clóset de Antonio Villalobos, sabe lo que se hizo durante su administración y tiene documentadas todas las cosas que vio.

Suponer que su renuncia está relacionada con aspectos meramente profesionales o personales es un error, porque ni siquiera hubo una salida digna, dialogada o tersa; la estrecha amistad de Erick Santiago con Carlos de la Rosa hizo suponer a algunos que el exsecretario se incorporaría a la siguiente administración, situación que se antoja muy compleja por la carga negativa que tiene el otrora alcalde de facto.

El cierre de administración de Antonio Villalobos Adán es terrible y aún se puede poner peor; la súbita huida de su hombre de confianza advierte que las cosas entre Villalobistas se complican y existe un temor fundado de que a pesar del pacto de impunidad que presume el presidente en funciones son su sucesor, las cosas se les pueden ir de las manos a todos.

Frente al caos y desaseo que priva en Cuernavaca la perspectiva en el corto plazo es clara, porque las crisis económica, política y social que deja la administración morenista es brutal e inocultable. Por mucho que José Luis Urióstegui intente proteger a Antonio Villalobos y pasar por alto sus múltiples faltas y excesos, en algún el futuro presidente municipal deberá tomar decisiones concretas al respecto, porque se trata de acciones y aspectos que conllevan responsabilidades legales, administrativas, políticas y sociales.

No hay de otra: o las paga Villalobos o las paga Urióstegui.

  • posdata

Hace algunas semanas diputados del congreso local anunciaron su intención de desaparecer la ESAF bajo el pretexto de que no cumplía con los objetivos para la que estaba creada, se prestaba a actos de corrupción y se había convertido en un espacio laboral para familiares, colaboradores y amigos.

Las posturas sobre el tema variaban: para algunos la dependencia necesitaba un ajuste de fondo que incluía un relevo en sus mandos de dirección por su falta de productividad; otros de plano se pronunciaron por su desaparición y la creación de un nuevo organismo subordinado al poder legislativo local.

El martes las Comisiones de Puntos Constitucionales y de Hacienda aprobaron el dictamen de la extinción de la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización, pero corresponderá a la mayoría de los integrantes del parlamento, en votación de pleno en las próximas sesiones, validar o no lo aprobado en comisiones.

La iniciativa en cuestión fue presentada por el diputado de Movimiento Ciudadano Julio Cesar Solis y votada en contra por la bancada de Morena (seis diputados), así como por las diputadas Mirna Zavala, Tania Valentina y Erika Hernández Gordillo. Para su aprobación, la iniciativa del diputado naranja requiere de la mayoría de los integrantes del pleno.

La idea de desaparecer la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización va en contra de la lógica que en la materia sigue la Auditoría Superior de la Federación y la mayoría de los órganos auditores de los estados, porque el cambio de nombre contempla también la incorporación de la ESAF a la estructura del poder legislativo, lo cual volvería al organismo un ente totalmente dependiente del congreso, es decir, le quitaría su autonomía.

Los opositores al proyecto de desaparecer la ESAF argumentan que no existieron los consensos necesarios y señalan que antes de extinguir al organismo es necesario reestructurar, profesionalizar y evaluar a la actual dependencia; un dato más que han criticado es que en la nueva figura de la Auditoria Superior de Fiscalización del Congreso del Estado, los nombramientos estarían a cargo de la Comisión de Hacienda que encabeza Agustín Alonso Gutiérrez. Sí la nueva auditoría es controlada por la Comisión de Hacienda, incurriría en un conflicto de interés porque tendría la encomienda de auditar las cuentas públicas de los diputados que vienen de ser Presidentes Municipales.

Aunque la iniciativa naranja ya fue aprobada en comisiones, para que el proyecto se materialice requiere del voto de la mayoría de los diputados en el pleno, lo cual por el momento luce complicado porque el tema no ha sido consensuado internamente.

Este debate ya generó polémica al interior del recinto legislativo y aparece como el primer punto de fricción en una legislatura que intenta ser diferente a las demás, pero empieza a caer en los mismos vicios del pasado.

  • nota

Cuando los ciudadanos tomaron las calles de Cuernavaca para exigirle al presidente municipal que les brindara el servicio de agua potable en sus casas la indicación de Antonio Villalobos a su equipo fue: ¡Déjenlos que se cansen!

La premisa del edil saliente ha sido la misma de principio a fín, nunca le ha importado resolver problemas estructurales, ni atender demandas sociales; lo suyo ha sido el padroteo, la frivolidad y las ocurrencias.

Cuando hace unos días los extrabajadores le reclamaron el pago de sus salarios tuvo que ajustar su afirmación de que no pagaría sueldos ni aguinaldos porque no tiene dinero; frente a la toma de la tesorería y la amenaza de llevar la presión a otros niveles, Villalobos Adán se comprometió a pagar la diferencia de sueldos y cumplir con una parte de las prestaciones de fin de año.

La postura del alcalde capitalino se basa en su supuesta responsabilidad financiera frente al cambio de mando en el ayuntamiento; hay dinero, afirma, pero está en las cuentas y le corresponderá a la siguiente administración ejercer ese recurso.

Lo que no dice Villalobos (y aparentemente no observa Urióstegui) es que esa premisa además de demagógica es falsa; explico:

Lo correspondiente al pago de la primera parte del aguinaldo de los trabajadores, lo mismo que los sueldos del 2021 y los adeudos con proveedores de la administración en curso deben ser cubiertos con recursos del gobierno 2019-2021; el dinero que hay en las cuentas correspondiente a pagos anticipados no pertenecen a la actual administración ni deberían ser destinados a cubrir pasivos anteriores, como ocurrirá ante la irresponsabilidad de Villalobos.

El gobierno en funciones debió prever el recurso correspondiente a los salarios y prestaciones y también para cubrir los adeudos por contratos y servicios que se realizaron en este gobierno; si no hizo, la administración de José Luis Urióstegui deberá asumir esos compromisos y destinar dinero del ejercicio 2022 al pago de adeudos del 2021. ¿En dónde está la responsabilidad que presume Antonio Villalobos?

Entiendo que en la minúscula mente del edil en funciones exista una justificación así de boba, lo que me parece incomprensible es que el gobierno siguiente acepte una excusa así y permanezca callado ante el cúmulo de problemas y adeudos que le van a dejar.

Tengámos algunas cosas claras: 1- La falta de pago a trabajadores y proveedores del ayuntamiento no responden a la baja recaudación, porque los ingresos propios del municipio, lo dicen las cuentas públicas municipales, no disminuyeron tanto. 2- La crisis económica que agobia al gobierno de la capital es resultado de la mala administración y los malos manejos del gobierno de Antonio Villalobos, no son culpa del covid. Y 3- Dejar de pagar una parte o todo lo correspondiente a la primera parte del aguinaldo 2021 de los trabajadores del municipio no es un acto de responsabilidad financiera, es un incumplimiento laboral que merecería, al menos, una postura más firme de la administración entrante.

  • redes sociales

A mitad de semana el gobernador Cuauhtémoc Blanco anunció dos cambios en su gabinete: Alfonso Sotelo sustituyó a Osiris Pasos en la secretaría de Desarrollo Social y José Galindo a Constantino Maldonado en Desarrollo Sustentable.

En ambas dependencias se hablaba del relevo desde hace al menos un par de semanas; el primero, Osiris Pasos, era señalado por sus propios colaboradores como un tipo intransigente, incapaz, agresivo, misógino y propenso a la corrupción; del segundo lo que destacó fue su falta de resultados y su pasividad.

Después de estos cambios no vienen más, asegura el gobernador, porque se están dando resultados en todos los rubros.

El tiempo dirá si es necesario mover más piezas del equipo.

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