RELEVANCIA DE LA ÉTICA EN LA FISCALIZACIÓN
En opinión de David Colmenares
La ISSAI-130, el Código de Ética de la Organización Internacional de Entidades Fiscalizadoras Superiores (INTOSAI), dispone que el comportamiento ético es un elemento clave de la fiscalización superior. Para brindar resultados y generar valor, el personal de las EFS debe actuar con meticulosidad, profesionalismo, independencia, objetividad e integridad, considerando los principios y valores del servicio público, fundados en el interés general y el bien común. Por ello, las EFS debemos asumir una posición de liderazgo en esta materia.
Cumplir este mandato requiere el establecimiento de un andamiaje institucional en materia de ética pública fundada en los principios de integridad, independencia, objetividad, competencia, profesionalismo, confidencialidad y transparencia. Este andamiaje debe considerar, al menos, un Código de Ética, dirección y pautas en el nivel superior, la orientación ética, la gestión y el seguimiento éticos.
La orientación ética es un elemento clave para el éxito de cualquier sistema de control o política de integridad institucional. La orientación y la asesoría ética refuerzan la prevención de los actos de corrupción, contrarios a la ética y facilitan el desarrollo de la capacidad de razonamiento moral, contribuyen a reducir la riesgos éticos, promueven el buen ejemplo y ayudan a transmitir valores y a disipar las dudas al respecto.
Con ello, coadyuvan a preservar un clima laboral idóneo que respalda la actuación de cada uno de los integrantes de la organización. Además, auxilian a identificar riesgos y evitar situaciones que provoquen o faciliten un comportamiento negativo y, en su caso, controlarlos.
Por ello, en concordancia con lo establecido por la ISSAI 130, en 2020, la Auditoría Superior de la Federación, estableció la figura de las personas asesoras en materia de ética. Las personas asesoras, electas cada año en funciones honorarias, brindan orientación, asesoría, acompañamiento y seguimiento en los temas relacionados con la política de integridad de la ASF.
Dado que funcionan como un primer contacto, cada Auditoría Especial y Unidad de la ASF cuenta, al menos, con una persona asesora quien se encarga de escuchar las inquietudes de sus compañeros de área, los orientan y asesoran para resolver sus dudas ante dilemas éticos, de manera confidencial.
Debido a las características de este encargo honorario, quienes trabajan en cada Unidad y Auditoría Especial eligen, de entre sus compañeros, a sus personas asesoras de ética, de acuerdo con los Lineamientos y la Convocatoria que, anualmente emite el Comité de Integridad de la ASF.
Después de su elección, reciben capacitación especializada en la materia, para que puedan desempeñar su encomienda adecuadamente. Cabe comentar que el pasado mes de octubre fue elegida la segunda generación de personas asesoras en materia de ética, lo cual contribuye al fortalecimiento continuo de la cultura y la gestión de la integridad en la ASF.
Esta buena práctica fue compartida en la XXX Asamblea de la Organización Latinoamericana de Entidades de Fiscalización Superior, reconociéndose el liderazgo de México en la INTOSAI al ser en encargado de la implementación de la la ISSAI-130.
Los temas de ética e integridad pública no son temas menores en las instituciones encargadadas de la Fiscalización Superior; incluso en las encargadas del Control Interno y son la base de buenos resultados en los procesos de auditoría. Hoy que este tema, como todas las actividades económicas esenciales ha sido afectado por la pandemia, no solo por el confinamiento, también por la resistencia de los entes auditados -no en todos los casos por supuesto- a colaborar oportunamente cuando se les revisa en el marco de una auditoría. Hay avances. Cada día son menos casos contrarios a la integridad pública.