Serpientes y escaleras - Fiscal, check

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Fiscal, check

La gobernadora prometió y cumplió. Ahora hay que hacer que la decisión valga la pena

 

Fiscal, check

Después de varios años, múltiples litigios e infinidad de debates, Uriel Carmona fue removido como fiscal general de Morelos; el movimiento fue rápido y sorpresivo para evitar que el funcionario reaccionara. La operación para su salida la encabezó Margarita González Saravia y se concretó gracias a la intervención de instancias nacionales que lograron romper los compromisos de algunos diputados. Ahora la gobernadora tiene en la FGE a alguien de su confianza.

La historia del fiscal morelense ha sido polémica desde que lo nombró el gobernador Graco Ramírez; cuando llegó a la institución quedó claro que su encomienda era blindar de cualquier acusación al gobierno saliente, situación que se reforzó desde el congreso a través de varias reformas y la designación como fiscal anticorrupción de Juan Salazar, otro personaje afín al tabasqueño.

Las primeras críticas al abogado Carmona derivaron de su complicidad con los graquistas y la protección que ambas fiscalías dieron a todos los acusados de corrupción. Ahí comenzó el debate, pero el panorama cambió tras el feminicido en noviembre del 2022 de la joven Ariadna Fernanda y la protección que la fiscalía morelense dio a sus asesinos.

Ese hecho modificó el escenario del fiscal y dio pie a que los ataques pasaran de lo político a lo jurídico; en una rueda de prensa Uriel Carmona afirmó que la joven había muerto de causas naturales, por una ingesta excesiva de alcohol que derivó en una broncoaspiración. “No es un feminicidio” insistió de manera contundente el fiscal, sin poder explicar como una mujer desaparecida en la ciudad de México fue hallada muerta, con señales de violencia, tirada en un paraje de un estado vecino. 

El gobierno de la Ciudad de México intervino luego de que la familia de la víctima pidiera a la fiscalía capitalina que investigara; las pesquisas de la FGJCDMX contradijeron la versión de su símil morelense y provocaron un enfrentamiento entre la entonces jefa de gobierno Claudia Sheinbaum y el fiscal Uriel Carmona.

Lo que siguió es del conocimiento público: hubo denuncias, acusaciones, polémica y la detención por algunos meses del fiscal; localmente la lucha de Uriel Carmona era con Cuauhtémoc Blanco, pero a raíz del caso de Ariadna Fernanda su problema escaló hasta la presidencia.

El blindaje del fiscal Uriel Carmona siempre estuvo en el congreso local: en la pasada legislatura controlaba a 15 de los 20 diputados y en la actual mantuvo de su lado a 8, lo cual le permitió sortear los intentos de remoción.

“La protección a Uriel no es gratuita”, comentan en los pasillos del congreso, “les da mucho dinero, les otorgó plazas, vehículos blindados, escoltas y tiene expedientes de las relaciones de algunos diputados con grupos de la delincuencia organizada; no lo pueden traicionar”.

Los intentos para separar del cargo a Uriel Carmona fueron intensos, pero siempre infructuosos; en su campaña Margarita González Saravia se pronunció por la salida del fiscal y en sincronía con la candidata presidencial fue insistente en la necesidad de renovar la institución, porque su titular no garantizaba buenos resultados.

Para lograr su remoción, la gobernadora confió en la operación de su coordinador parlamentario, pero la petición nunca avanzó; tuvo que ser ella personalmente quien actuara, la que cabildeara en lo local y hablara en lo nacional para romper el círculo de protección de Carmona Gándara. Y finalmente lo logró.

La destitución del fiscal morelense coincidió con la solicitud de desafuero en contra de Cuauhtémoc Blanco, hecho que ha sido visto como un acto de revancha política por intentar aplicar la ley al exgobernador. “El fiscal tenía la denuncia desde hace tiempo y trató de utilizarla como chantaje para evitar su salida” dijo la gobernadora Margarita González Saravia unas horas después de la remoción.

El argumento de defensa de Uriel Carmona y de su equipo jurídico siempre ha sido la retórica: se asume como perseguido político y cuando lo sometieron a proceso por encubrir a un femincida no alegaron inocencia, se escudaron en el hecho de que el fiscal tiene fuero y por tanto no puede ser procesado.

La hipótesis de que Margarita González Saravia promovió la remoción del fiscal para proteger a Cuauhtémoc Blanco es absurda: como jefe del ejecutivo el futbolista intentó dejar en su lugar a Víctor Mercado y luego apostó por Sandra Anaya; nunca apoyó a González Saravia.

Blanco Bravo para intentó evitar que Margarita González Saravia fuera candidata de Morena, era evidente su animadversión hacia ella y esto se confirma con el hecho que, pasada la elección, nunca la felicitó por su triunfo, no aceptó reunirse con ella ni acudió a su toma de protesta. Hasta hoy siguen sin hablar.

Durante el proceso electoral Cuauhtémoc Blanco apoyó a la candidata opositora a través de figuras cercanas a él como su hermano Ulises Bravo, Efrén Hernández, Mónica Boggio y Christian Carmona; desde su gobierno promovieron y patrocinaron a la senadora, al tiempo que boicotearon y atacaron la campaña de Morena.

La coincidencia entre la salida del fiscal y la solicitud de desafuero contra Cuauhtémoc Blanco despierta sospechas porque el futbolista siempre fue protegido del expresidente Andrés Manuel López Obrador, pero los intentos para remover al fiscal comenzaron antes de que ocurrieran los hechos por los cuales se pide retirar el fuero al diputado federal morenista.

La salida del fiscal es bien vista en los círculos políticos afines a Morena, pero ha desatado una enorme polémica mediática porque se considera que Uriel Carmona fue expulsado por tratar de actuar contra un personaje de la 4T. A pesar de que el exfiscal no es una figura sobresaliente en el panorama nacional, el repudio hacia Cuauhtémoc Blanco lo está haciendo quedar como una víctima.

Para complementar el rumor, horas después de que destituyeran al fiscal el exgobernador convocó a una rueda de prensa a unos metros del palacio de gobierno: ahí negó las imputaciones, se dijo perseguido político y acusó a su media hermana de tratar de extorsionarlo. El lobo se presentó como oveja.

Sin elementos de prueba cualquiera puede construir una historia: Fabiola “N” dice que la intentaron violar en la residencia oficial, el exgobernador lo niega, aunque acepta que la dejó vivir ahí a pesar de que “casi no la conocía” y el exfiscal grita que lo removieron por tratar de aplicar la ley a una figura poderosa.

En la percepción pública sobresale la idea de que Morena actuó contra el fiscal para proteger al exgobernador y esa opinión no cambiará a menos que el nuevo titular de la FGE continúe con la investigación y la bancada de Morena en el congreso federal desafore a Cuauhtémoc Blanco para que sea investigado como un ciudadano cualquiera.

A la gobernadora Margarita González Saravia se le debe reconocer que es una mujer firme, que opera mejor sus colaboradores, pero eso no cambia la percepción de que quitar al fiscal fue un acto de revancha; el movimiento en la fiscalía le permite tener a un hombre de confianza, leal y preparado, políticamente la deja en buena posición con la presidenta Claudia Sheinbaum, pero cargará a su régimen el costo de todo lo que ocurra en la fiscalía.

La remoción de Uriel Carmona requiere de una operación de medios eficiente, urgente, para que no prevalezca la idea de que el cambio fue para proteger a una persona acusada de intentar violar a su hermana y amenazar de muerte a su padre. Si esa idea se mantiene, el trabajo de Edgar Maldonado será mucho más complejo, porque se le considerará un fiscal a modo y no un garante de la procuración de justicia.

Para ganar la narrativa se requieren de elementos que confirmen que la renovación en la fiscalía no fue un acto de revancha política y eso solo se puede lograr con un proceso que llame a cuentas al exgobernador sin la protección del fuero parlamentario, ni el respaldo de un partido político.

La gobernadora está demostrando más carácter, eficiencia y decisión que los últimos cinco gobernadores. Lo único que le falta es un mejor equipo.

·         posdata

El exgobernador Cuauhtémoc Blanco regresó a Morelos para responder a las acusaciones en su contra porque (sic) ya se cansó “de que lo agarren de piñata”; fue hasta que removieron al fiscal que el ahora diputado federal de Morena se atrevió a hablar del tema y obviamente negó todo.

El que vimos ese día fue un Cuauhtémoc Blanco distinto al que hasta hace unos meses gobernaba el estado: atrás quedó su bravuconería, las amenazas a todos y el maltrato a la prensa; su voz fue pausada, tratando de defenderse de una acusación sumamente grave, pero sin aportar elementos de prueba y con una actitud poco creíble.

En el aire hay dos versiones: la de su hermana que lo acusa de intentar violarla en la residencia oficial y amenazar de muerte al padre de ambos y la de él, negando que sea su hermana y diciendo que ella lo quiso extorsionar.

El tiempo y las instituciones concederán la razón a una de las partes, hoy vemos a dos hermanos pelear, señalarse mutuamente de hechos deleznables y exhibiendo qué tan bajo puede caer un ser humano. ¡Qué bonita familia!

Independientemente de lo que determinen las autoridades, la imagen del ídolo del futbol está severamente dañada y se puede hundir más a pesar de la admiración de los americanistas.

La opinión pública decidirá que pesa más en su ánimo: los goles o un intento de violación.

Por lo pronto las televisoras ya no lo están invitando a sus transmisiones.

·         nota

Aunque el cambio en la fiscalía era algo que Morena intentaba desde hace mucho tiempo, la coincidencia con la solicitud de desafuero de Cuauhtémoc Blanco empaña el logro.

Para la clase política, “el círculo rojo” como le gusta llamar el jefe de la gubernatura a quienes se informan a través de los medios de comunicación, se trató de una victoria indiscutible; pero para una parte importante de la sociedad lo que sucedió es algo muy grave, porque se está protegiendo a un presunto violador.

Por supuesto pueden voltear la vista a otro lado y hacer como si nada ocurriera (eso les gusta), pero la narrativa más allá del estado se está construyendo en contra de Morena, de la 4T, de la presidenta y de la gobernadora: a Uriel Carmona lo están haciendo ver como víctima.

Imposible que en un régimen encabezado por mujeres se pase por alto el presunto intento de violación de un gobernador en contra de su hermana; lo menos que se esperaría en este caso es que el proceso legal continúe y el acusado responda sin fuero que lo proteja.

Veámoslo de esta forma: si el victimario fuera alguien de la oposición, la 4T lo estaría linchando.

¿Dónde están las feministas en un caso como este?

·         post it

A Cuauhtémoc Blanco lo han acusado de corrupción, tráfico de influencias, vínculos con la delincuencia organizada, relación con líderes del narcotráfico, violencia de género, violencia política, amenazas de muerte e intento de violación. Nada le han probado.

A Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón, Enrique Peña, Manuel Bartlett, Cuitláhuac García y Graco Ramírez tampoco les han comprobado que robaron y nadie los considera inocentes.

·         redes sociales

La remoción del fiscal se aplaude en lo corto, pero en la percepción se ve como un acto para proteger a un violador.

Comentarios para una columna optimista: eolopacheco@elregional.com.mx

X: @eolopacheco

Facebook: eolopacheco

Threads: eolopacheco

Instagram: eolopacheco