Serpientes y escaleras - Elección y percepción
En opinión de Eolo Pacheco
Incluso en el planteamiento, las dos candidatas al gobierno estatal avanzan por caminos distintos
Elección y percepción
Aunque los estrategas electorales establecen como prioridad la estructura y el manejo del territorio, la que viene será una contienda en la que influirá mucho la percepción. Los coordinadores hechos a la vieja usanza priorizan a los operadores, a quienes les ofrecen el voto masivo de cientos de personas y aseguran mover gente, aunque casi siempre es una oferta falsa; en las campañas modernas se atiende la tierra y el aire. El duelo entre las dos candidatas al gobierno de Morelos será intenso, con planteamientos y discursos diferentes, pero sobre todo con mensajes opuestos a la sociedad. ¿Quién dominará la percepción?
Margarita González Saravia y Lucía Meza Guzmán proponen llevar a Morelos a un mejor estado, más seguro, próspero e igualitario, pero el camino que trazan es diferente: la morenista ofrece continuidad al proyecto federal y ajustes en lo local; la priísta plantea primero hacer justicia, es decir, sancionar a quienes han abusado de las instituciones y traicionado la confianza de la gente.
La candidata de la 4T se mantiene en el filo de la navaja: no aplaude todo lo hecho en el gobierno de Morelos en los últimos cinco años, pero tampoco critica al gobernador; la morenista destaca el proyecto federal de transformación, ofrece recuperar la política, el diálogo y los acuerdos en favor de la gente e implementar un manejo más justo, productivo y transparente de los recursos públicos.
La representante del FAM es frontal: habla de actos de corrupción desde el gobierno, de complicidad de funcionarios con la delincuencia organizada y de un cambio que solo es posible si primero se acaba con la impunidad y se castiga a aquellos que han abusado del poder y consecuentemente han dañado la entidad.
El ambiente social en Morelos es muy tenso, gran parte de la sociedad está crispada por los altos índices de inseguridad, por los problemas económicos, por la falta de oportunidades y porque frente a las carencias de la población existe una clase política que vive en la opulencia, con funcionarios y familiares que se han enriquecido en unos cuantos años con cargo al erario.
La impunidad es una expresión recurrente en el discurso de la candidata del PRI, su argumento es atractivo, vendible y fácil de colocar en la narrativa de campaña porque en Morelos se han hecho costumbre las injusticias, los excesos y el enriquecimiento exponencial de quienes ocupan un puesto público o un cargo de elección popular. Hay muchos ejemplos de corrupción protegidos por el manto de la impunidad y algunos de estos personajes intentan ir a campaña en el 2024.
Estudios realizados en España en los últimos años establecen que las emociones afectan el voto de las personas. “Aunque en teoría en un sistema democrático y representativo el votante analiza racionalmente las diversas opciones ates de depositar su voto, en los hechos ha quedado confirmado que el comportamiento electoral es fuertemente influenciado por numerosas variables, algunas de ellas muy subjetivas, como las emociones, especialmente en contiendas con un alto índice de volatilidad”.
La de Morelos en el 2024 será una elección así: hay un partido que aventaja en las encuestas, que lleva al frente una candidata honesta, decente, bien vista por la sociedad, pero que carga con el pesado lastre de un sexenio lleno de conflictos, violencia, inseguridad, problemas políticos, enfrentamientos de poder y casos de corrupción. El fracaso en la estrategia de seguridad y los múltiples escándalos en los que sean visto involucrados algunos personajes de la vida pública generan un caldo de cultivo propicio para el discurso opositor que antes de cualquier otra cosa, propone venganza.
Suponer que solo con la estructura pueden ganar la elección es una apuesta riesgosa para Morena; en los últimos procesos electorales de todo el país ha quedado claro que las estructuras son un instrumento limitado, útil para entrar a la competencia, pero insuficiente para ganar una elección. Los candidatos necesitan estructura para competir, pero está comprobado que a la par requieren generar percepción a través de una narrativa que convenza a la gente y lleve a los votantes a las urnas.
En este momento ninguna de las dos candidatas destaca en este punto; Lucía Meza tiene mucho más impacto en el manejo de sus mensajes que su adversaria de Morena y eso no es casual: detrás de Meza Guzmán operan varios despachos de consultoría política y electoral que cuestan millones de pesos, que se mueven a través de los medios de comunicación y colocan los dichos de la candidata en espacios donde influyen y generan opinión. Aunque hasta el momento ese manejo de medios es básicamente nacional y localmente la senadora aún no influye ni marca la agenda estatal, su discurso puede guiar la narrativa de la campaña.
Lo que vemos en las dos campañas es todavía un round de sombra, es decir, son las primeras muestras de lo que será la contienda. Los eventos de Lucía Meza no son tan numerosos como los de Margarita González, pero su posicionamiento mediático es mejor; a la priísta le urge vender su discurso, lograr conectar con los ciudadanos y ubicarse en un punto que la convierta en el camino que elija la gente para que el estado cambie, pero sobre todo para que los ciudadanos cobren venganza de quienes los han traicionado.
El miedo, la indignación y la esperanza son las emociones más estudiadas en materia electoral, por ello los discursos de las campañas profesionales ponderan el peso de las emociones, la exaltan y tratan de manejarlas a su conveniencia, para que se traduzcan en votos. En Morelos el discurso de Margarita Gonzáles Saravia es de conciliación, mientras que el de Lucía Meza es de revacha. ¿Cuál atraerá más a la gente?
La atención y cuidado que las dos candidatas pongan al manejo de su comunicación será determinante en el resultado del proceso; suponiendo que las estructuras que las acompañan sean reales y que los votos que les prometen existen, eso es solo la primera parte de lo necesario para ganar. El reto de las dos casas de campaña es convencer a la clase media, ganar la simpatía de quienes no acuden a los mítines políticos ni se dejan llevar por un regalo. Llenar las plazas públicas con acarreados es sencillo; hacer que la gente vote el día de la elección es otra cosa.
Quienes hicieron ganar a Andrés Manuel López Obrador en el 2018 fueron los ciudadanos de la clase media, la gente apartidista, pero decidida a influir en el proceso con su voto. En ese momento Morena tuvo la percepción de su lado porque generó empatía social, porque manejó las emociones, controló narrativa y consecuentemente la gente respondió al llamado del candidato; en el 2024 la clase media no está definida, ninguna candidata la tiene aún de su lado y un sector amplio de la sociedad está molesto con el gobierno.
Los eventos partidistas son importantes, pero no determinantes, porque alcanzan a un número limitado de personas. El voto que hará triunfar a Margarita González o a Lucía Meza está más allá de los partidos y sus de simpatizantes, se ubica en un sector de la sociedad que participa en las elecciones, pero no va a los mítines y vota en función de lo que siente al momento de acudir a la urna.
Quien controle la percepción tiene más posibilidades de ganar la elección.
· posdata
Las normas de los procesos electorales representan un duelo entre los candidatos y las autoridades; la ley establece topes y tiempos de campaña, requisitos para quienes compiten y sanciones para quienes no respetan la regla establecida. En los equipos de campaña se revisan todos estos puntos para no caer en falta, pero sobre todo para conocer la manera como pueden darle la vuelta a la ley.
Los candidatos hacen propaganda que todo mundo observa, pero con un pequeño letrero que dice “publicidad dirigida a militantes y simpatizantes” justifican la publicidad.
Como este hay muchos ejemplos donde los equipos encuentran lagunas que les permiten saltarse la ley o aprovechar los vacíos legales.
Esta forma de operar no es nueva, se hace desde hace muchos años y está presente en este proceso electoral; no hablamos de una violación a la ley, sino de un manejo en el filo de la navaja, de algo que para algunos podría considerarse incorrecto, pero no puede sancionarse.
En ese plano se mueve con mucha habilidad la senadora Lucía Meza, con una fuerte promoción en medios, evidente a la vista, pero imposible de comprobar.
Lo que se hace en las campañas puede entenderse de mejor manera con la expresión de Cantinflas en una partida de dominó: “Jugamos como caballeros o como lo que somos”
· nota
El gobernador Cuauhtémoc Blanco y el fiscal Uriel Carmona se vieron las caras durante la presentación del nuevo titular de la 24 zona militar; no se había topado desde antes de que el titular de la FGE fuera detenido por elementos de la Marina, a finales del mes de agosto.
El encuentro llamó la atención a pesar de que solo fue un breve intercambio de palabras el que tuvieron los dos personajes; lo que se dijeron solo ellos saben.
El duelo entre ambos políticos no ha sido sencillo. En pleitos como este no hay ganadores, todos pierden.
· post it
Conocí a Juan Pablo Adame hace varios años, era un joven decente, optimista y congruente en su forma de pensar y actuar. Tuve la oportunidad de charlar con él en varias ocasiones, siempre con gusto e interés, aunque no con la frecuencia que hubiera querido.
La última vez que nos vimos fue unos días antes de que se enterara de su enfermedad; como siempre Juan Pablo estuvo alegre, comentaba con interés lo que sucedía en el estado y tenía opiniones sobre lo que a su juicio, debía suceder para que Morelos y el país estuvieran mejor. Al final nos dimos un abrazo y quedamos de volvernos a ver para seguir platicando. Pero eso ya nunca sucedió.
Ayer por la mañana me enteré que mi amigo había fallecido; libró una batalla muy dura contra el cáncer, la enfrentó con gallardía, pero sobre todo con fe en Dios y con optimismo por el respaldo de su familia. Hoy Juan Pablo está al lado de nuestro Señor, en un lugar mejor, cuidando desde el cielo a sus hijos, a su esposa, a sus padres y a sus hermanos.
Abrazo con cariño y respeto a su familia: Elisa, María, Rodrigo e Inés, a Marco, a Mayela, José Armando, Mayela de María, Santiago, Elisa Guadalupe, Juan Felipe y María José.
No es un adiós, es un hasta luego.
· redes sociales
De varias personas recibí la publicidad-meme de un tal Christian Carmona, aspirante a algún cargo de elección popular en Morena. Lo inmediato fue preguntar quién era y la respuesta fue acorde a lo que alguien colocó en su publicidad: “Es el hombre de los negocios de la 4T”.
El ingenio de campaña puede llegar a ser hilarante.
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