Serpientes y escaleras - El fiscal incómodo
En opinión de Eolo Pacheco
Ni la presidenta ni la gobernadora quieren a Uriel Carmona… pero no lo pueden quitar
El fiscal incómodo
“El fiscal ya se quiere ir”, es el comentario que se repite en los pasillos de poder; lo que necesita son condiciones, añaden. Al iniciar esta semana la gobernadora Margarita González Saravia retomó el tema e insistió que para que la impartición de justicia se aplique adecuadamente en Morelos es necesario que se renueve la Fiscalía General del Estado. “Está en una situación muy difícil por sus problemas con la federación, tiene demandas que resolver”, dice Margarita González Saravia.
La presencia de Uriel Carmona al frente de la FGE complica muchas cosas porque el abogado asumió desde hace varios años un rol que va más allá de sus funciones institucionales, se convirtió en un actor político.
El exgobernador Graco Ramírez lo designó porque era una gente muy cercana a él, “tiene huevos y no se va a doblar ante las presiones” comentó el tabasqueño a uno de sus diputados horas antes del nombramiento; a su lado, para completar la red de seguridad para el séptimo año ubicó a Juan Salazar, su excolaborador en la Consejería Jurídica.
Carmona Gándara tuvo la encomienda de Graco Ramírez de frenar cualquier acción en su contra o en contra de sus colaboradores a través de la Fiscalía Anticorrupción, regla que se ha cumplido al pie de la letra durante seis años; el abogado pudo mantenerse en esa línea durante todo su periodo, dividiendo su agenda en la atención de la dependencia a su cargo y la salvaguarda de los intereses de su mentor político, pero fue más allá.
En la pasada legislatura el fiscal se convirtió en la cabeza del congreso, movía a su antojo a los diputados y operaba políticamente en todos los sentidos. La fuerza del fiscal era tal que comenzó a regodearse de ella, a presumirla ante propios y extraños y dejar en claro que nada ni nadie estaba sobre él… ni siquiera el gobernador.
La pugna entre el titular de la FGE y el jefe del ejecutivo escaló al punto que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se involucró en el tema y desde la federación comenzaron a meter presión para tratar de remover al fiscal. El propio presidente abordó el tema en sus conferencias mañaneras, cuestionando el actuar político del fiscal y ordenando a su equipo que buscara la manera de destituirlo, pero nunca pudieron hacerlo porque jurídicamente Uriel Carmona siempre estuvo un paso adelante y les ganaba. Entonces se suscitó el feminicidio de Ariadna Fernanda.
Hasta ese momento el fiscal morelense controlaba la situación: era poderoso, controlaba a quince de los veinte diputados, ordenaba en las fiscalías y ganaba todas las batallas legales a las que iba.
La muerte de Ariadna Fernanda fue su Waterloo: una mañana el fiscal encabezó una rueda de prensa para confirmar que en un paraje de Tepoztlán habían encontrado el cuerpo sin vida de una joven reportada desaparecida en la Ciudad de México. “No es un feminicidio” repitió enfático varias veces el fiscal, al tiempo de señalar que la causa de muerte había sido broncoaspiración.
La historia cobró relevancia desde el principio porque esa semana tres mujeres fueron asesinadas y solo en el caso de Ariadna Fernanda el fiscal había convocado a rueda de prensa para hablar personalmente de lo ocurrido. Los dos únicos puntos que resaltó el fiscal sobre el tema fue que se había encontrado el cuerpo sin vida en un paraje y que no se habían encontrado huellas de violencia, por lo que se descartaba que se tratara de un feminicidio.
¿Y cómo llegó el cuerpo desde la CdMx hasta Tepoztlán? Preguntó un reportero, pero el titular de la FGE no respondió y se mantuvo a la defensiva bajo la línea de que la joven había muerto por causas atribuibles a ella misma: un alto consumo de alcohol y la posterior broncoaspiración.
Lo dicho por el fiscal Uriel Carmona hizo que la familia de la joven pidiera a la Fiscalía de la Ciudad de México que atrajera el caso y las investigaciones; derivado de ello, unos días después, la titular de la FGJCDMX Ernestina Godoy refutó públicamente la versión de su símil en Morelos y afirmó que Ariadna Fernanda había sido asesinada. “Su cuerpo presentaba muestras claras de violencia”.
A partir de ahí la historia creció porque la jefa de gobierno tomó el caso como un ejemplo de “complicidad e impunidad” en temas de violencia de género. Claudia Sheinbaum se fue a la yugular del fiscal de Morelos: lo acusó de encubrir un feminicidio, de falsear los peritajes y victimizar a Ariadna Fernanda.
La muerte de Ariadna Fernanda acabó con la racha triunfalista de Uriel Carmona y lo metió a una dinámica de la cual no ha podido salir hasta ahora. La presión por el tema lo hizo cometer errores, lo obligó a echar mano de sus aliados y a cobrar favores de todo tipo.
El camino obvio para el fiscal era aceptar que sus peritos habían cometido un error y dejar que la investigación que el gobierno de la CdMx se desarrollara sin polémica, pero decidió ir en sentido contrario; días después del hallazgo del cuerpo se hicieron públicos los videos donde una persona cargaba el cuerpo sin vida de Ariadna Fernanda, se difundieron los chats de la víctima con sus asesinos y se hizo la reconstrucción de hechos, dejando claro que a la joven la habían asesinado en un departamento de la CdMx y la tiraron en un paraje de Morelos.
A pesar de la contundencia de las pruebas el fiscal se aferró a una hipótesis que se caía sola, porque nadie creyó que la joven había muerto por causas naturales, ni que había sido su culpa.
Uriel Carmona pecó de soberbio, asumió que con el control del congreso le alcanzaba para enfrentar cualquier envestida e hizo que su duelo de poder se ubicara en un terreno en donde no bastaba la protección de los diputados.
Cuando finalmente entendió el tamaño de problema en el que se había metido ya era tarde; una mañana Uriel Carmona fue detenido por elementos de la Marina y trasladado a una cárcel de la Ciudad de México. Por algunos meses el fiscal de Morelos estuvo tras las rejas y fue la coyuntura del pleito del gobierno federal con el Poder Judicial lo que lo ayudó a salir.
Evidentemente el ataque en su contra fue político, hubo abuso de poder y manipulación de la ley, pero era el mismo juego que estaba jugando el fiscal morelense. Sí López Obrador no se hubiera enfrentado como lo hizo con el Poder Judicial, quizá Uriel Carmona seguiría detenido hasta el día de hoy.
El terrible momento personal que vivió Carmona Gándara lo hizo más prudente, pero no acepta que, como lo dice la gobernadora Margarita González Saravia, sus problemas son “con la federación”.
En este momento el fiscal de Morelos ya no tiene la incondicionalidad de quince diputados, pero todavía tiene bajo su mando a ocho, suficientes para que no lo destituyan del cargo.
Uriel Carmona Gándara sabe que está prolongando lo inevitable, que su mejor escenario es continuar al frente de la FGE hasta el 2027, pero eso solo hará que el enfado de la presidenta Claudia Sheinbaum crezca y que lo espere hasta esa fecha con los expedientes y las denuncias en su contra.
La del fiscal de Morelos y la presidenta de México es una historia con final cantado, donde habrá un perdedor y daños políticos colaterales que alcanzarán a quienes jueguen del lado equivocado.
Por supuesto que el fiscal se quiere ir, lo que no tiene son las condiciones para hacerlo sin que le cobren las facturas que debe.
· posdata
Desde su campaña Margarita González Saravia ha insistido que Uriel Carmona debe dejar el cargo y esta semana en su rueda de prensa mañanera solicitó a los diputados de oposición su apoyo para remover al titular de la FGE, petición que obviamente no será escuchada.
Sustituir al fiscal es una prioridad para este gobierno, se ha convertido en una bandera pública de su titular, pero no se ve por donde puedan lograrlo. La insistencia de la jefa del ejecutivo, combinada con la incapacidad de su equipo político por alcanzar los votos necesarios para lograr el cambio exhiben la pobreza de un grupo legislativo incapaz de respaldar las intenciones de la gobernadora.
Las primeras expresiones de la gobernadora en contra de Uriel Carmona eran aplaudidas porque mostraban la decisión de renovar una institución fundamental para el estado; vista la incapacidad legislativa y gubernamental para ir más allá de la declaración, ahora el comentario parece un grito de desesperación que deja mal parada a la 4T, porque confirma que su superioridad numérica en el congreso es tan efectiva y confiable como las encuestas de Masive Caller.
Queda claro que la coordinación parlamentaria de Morena no tiene la capacidad de conseguir los dos votos que le faltan a la 4T para avanzar en los temas que interesan a la gobernadora Margarita González Saravia. Es obvio que en los núcleos de poder de Morena se ha caído en una demagogia que no sirve para nada y que ahora apela a la buena voluntad de sus contrarios para avanzar.
A pesar de controlar el ejecutivo estatal y tener casi tres cuartas partes del parlamento, Morena ha quedado sometido a los intereses de la oposición, quizá por ello ahora la gobernadora y sus diputados suplican a sus opositores que los ayuden.
Nunca un gobierno estatal y un partido gobernante habían sido tan débiles como ahora.
· nota
A propósito de las ruedas de prensa: poco a poco la interlocución entre gobernantes y periodistas comienza a cambiar, con preguntas más duras, incómodas, que casi siempre se quedan sin respuestas claras.
Los casos de corrupción que saltan en las distintas dependencias del gobierno estatal han llamado la atención de todos y generan dudas que los reporteros expresan de manera natural.
Primero fue Sedagro, luego Filatec, después el DIF y ahora aparecen los Servicios de Salud. Los casos de corrupción se acumulan sin que exista una línea de comunicación clara al respecto.
Quizá la estrategia sea que no hay estrategia, luego entonces el ejecutivo no tendrá certeza de lo que viene, ni capacidad para anticipar las crisis.
La luna de miel se está acabando muy rápido.
· post it
La buena: el fiscal Anticorrupción afirma que no habrá impunidad y que se actuará de manera contundente contra los funcionarios de Cuauhtémoc Blanco que violentaron la ley y causaron un quebranto al erario.
La mala: lo mismo dijo Juan Salazar cuando los acusados eran funcionarios del gobierno de Graco Ramírez.
La peor: ante la corrupción de Antonio Villalobos la FECC fue omisa y cómplice.
Imposible creer en la palabra de alguien que no tiene palabra.
· redes sociales
Las vueltas de la vida: ahora el hermano del gobernador dice ser víctima de persecución política por parte del fiscal.
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