Serpientes y escaleras - Detener la caída

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Detener la caída

 

Sexenio tras sexenio desde hace casi treinta años, Morelos cae en el ranking nacional

 

Detener la caída

En lo público y en lo privado Margarita González Saravia insiste que el objetivo de su gobierno es cambiar las cosas en Morelos; no se trata sólo de hacer más con menos, aunque ello va incluido, sino de modificar la manera como se ha conducido el gobierno en los últimos treinta años. La tarea no es sencilla, de hecho, es mucho más complicada que mantener el status quo y superar a la administración pasada, lo cual no es difícil. No, la gobernadora va por todo.

La situación de Morelos en los últimos treinta años es lamentable en todos sentidos; sexenio tras sexenio las cosas han ido empeorando: hay más inseguridad, más corrupción, más impunidad, más abusos, más intolerancia y las actuaciones fuera de la ley se volvieron cotidianas, porque nunca hay consecuencias.

Revertir esto es mucho más complicado que hacer más obra pública, que promover el desarrollo, mejorar la seguridad o incentivar la inversión privada. El combate a la corrupción que propone González Saravia va mucho más allá del discurso repetitivo que escuchamos siempre de todos los gobernantes.

Lo que está encontrando la gobernadora y su equipo es consecuencia de muchos años de impunidad y robo descarado; de Sergio Estrada Cajigal a Cuauhtémoc Blanco la regla no escrita emuló del viejo juego infantil llamado “Lo que hace la mano hace la tras”; si la cabeza roba todos roban.

Los últimos cinco mandatarios estatales no tuvieron calidad moral para exigir rectitud a sus funcionarios porque fueron ellos y sus familias los primeros en abusar del poder y del erario. El primer gobernados panista armó un equipo de amigos, el segundo otorgó poder ilimitado a su esposa e hijos, el perredista, su consorte y vástagos fueron depredadores del estado y el futbolista junto con su hermano y su círculo cercano llevaron la corrupción pública a un nuevo nivel.

Tratar de cambiar esas prácticas de la noche a la mañana no es cosa sencilla, porque las redes políticas que protegen este tipo de abusos son muy grandes e incluyen a figuras de todos los partidos, en las estructuras gubernamentales, en la iniciativa privada y en algunos casos a la delincuencia organizada.

Lo que se ve no se discute: casi todos los funcionarios que acompañaron a los cinco últimos gobernadores salieron del cargo millonarios, algunos se convirtieron en poderosos empresarios y otros regresaron a la política con los mismos hábitos de robar, abusar y lucrar, solo que con más experiencia.

La lucha de la gobernadora es contra esa costumbre, contra la idea actual de que la política es un camino para volverse millonarios, en donde la inversión de campaña se recupera casi de inmediato y la prioridad en todas las áreas es sacar el mayor beneficio económico del presupuesto, sin importar que se tenga que violar la ley.

Margarita González Saravia enfrenta un monstruo de mil cabezas, actos de corrupción que como alguna vez dijo el presidente Peña Nieto “son parte de la cultura mexicana”. Cambiar la tradición y poner freno a treinta años de abusos y excesos no es tarea sencilla, ni tampoco algo que logrará sola la gobernadora.

Suponiendo que el exgobernador Cuauhtémoc Blanco al inicio de su administración verdaderamente haya tratado de llevar a juicio a los corruptos, enfrentó una complicadísima red de protección tejida por su antecesor, en la que sobresalen los fiscales Uriel Carmona y Juan Salazar, donde posteriormente se incorporaron muchos diputados, encabezados por Agustín Alonso y Francisco Sánchez.

Frenar la corrupción y acabar con la impunidad no es una acción que dependa de una sola persona, aunque sea la titular del ejecutivo; el entramado político de Morelos está construido de tal manera que unos se protegen a otros y el intercambio de pecados es la moneda de cambio en todos y cada uno de los casos de corrupción. Por eso la impunidad no muere.

La insistencia de Margarita González Saravia de cambiar al titular de la Fiscalía General del Estado no es ajena a esta situación, la dama conoce perfectamente el estado, su historia, su cultura, las costumbres y a la gente. Como todos, ella vio los grandes robos cometidos en el contexto de la reconstrucción y la pandemia de covid; ambos siguen en la impunidad a pesar de lo grave y grotescos que fueron.

Cambiar a los fiscales es un paso necesario para destrabar los casos de corrupción estatales, para que figuras como Graco Ramírez, Antonio Villalobos o Cuauhtémoc Blanco sean llevados al banquillo de los acusados y rindan cuentas por las acciones de sus gobiernos. Sin movimientos en la FGE y la FECC cualquier intento para castigar a los corruptos es vano.

En seis años Margarita González Saravia no va a cambiar el rostro de Morelos y difícilmente podrá eliminar la corrupción gubernamental… pero lo va a intentar. Luego de treinta años de que el estado viene en caída libre y sus habitantes ven deteriorada su calidad de vida, frenar la caída puede ser un enorme paso.

Como la mayoría de las mujeres, la gobernadora tiene más sensibilidad y capacidad de administración que muchos hombres, puede hacer más con menos, pero sobre todo, si se mantiene en la misma ruta, puede colocar los cimientos que se requieren en la entidad para que poco a poco la cultura de la corrupción se vaya erradicando.

Puede hacerlo porque a pesar de lo complicado, predica con el ejemplo y su historia de vida le concede calidad moral para alzar la voz sin que le brinque alguna historia vergonzosa del pasado.

Apenas se van a cumplir dos semanas de que inició esta administración y lo que se percibe desde lo público es interesante: la gobernadora no ha bajado el ritmo de su agenda, está rompiendo paradigmas y retomando el humanismo que hace más de treinta años dejó de estar presente en los gobernadores. En contraste comienzan a verse algunas señales de crítica y ataques esporádicos que no son ajenos al duelo de poder y advierten que la luna de miel será muy corta.

Margarita González Saravia está moviendo el status quo del estado, personalmente está revisando todas las áreas del gobierno, recorre el estado todos los días y marca una pauta de cordialidad, respeto y solidaridad que obligadamente deben seguir sus colaboradores.

Si la dama logra frenar la caída que Morelos sufre desde hace más de tres décadas, habrá logrado una mejora muy importante para el estado y benéfica para sus habitantes. Si además de ello conduce a la tierra de Zapata hacia un destino más favorable, con honestidad, seguridad y trabajo, pasará a la historia como una de las mejores gobernantes.

No le será fácil cumplir el reto. Pero lo intentará.

·         posdata

Los cambios, aunque aún imperceptibles, comienzan a darse en la nueva administración estatal.

El retiro de escoltas a exfuncionarios, diputados, figuras de poder y familiares de estos, que gozaban de cuidado personalizado de la policía estatal es un mensaje que va más allá del enorme gasto económico que representa cuidar individualmente a algunas personas.

Para dimensionar de qué estamos hablando basta decir que en este primer recorte regresaron a la corporación 130 elementos que custodiaban a políticos y a sus familias y a partir de ahora trabajarán en la prevención del delito desde la policía turística.

Otro hecho interesante es lo que ocurre en torno a la diputada Tania Valentina, sujeta actualmente a proceso por parte de la Fiscalía Anticorrupción por sus presuntos vínculos con la delincuencia. Más allá de la culpabilidad o inocencia de la legisladora, lo interesante es que finalmente se está actuando, algo que dejó de ocurrir hace muchos años cuando las historias involucraban a figuras de poder.

Hay dos versiones de esa historia: las de la FECC señalando que existen elementos contundentes de prueba en contra de la también presidenta estatal del PT y la de la acusada, que jura inocencia bajo el argumento de ser perseguida política. ¿A quién le interesaría perseguir políticamente a Tania Valentina? ¿Qué representa más allá de su partido alguien que ha sido cuatro veces legisladora local plurinominal, en esta última ocasión representando a la sociedad afromexicana?

Respecto a la misma cámara de diputados vale destacar la postura de Margarita González Saravia de hace unas semanas, cuando refirió que prefiere quedarse sin apoyo en el congreso que repetir las prácticas de corrupción que han prevalecido los últimos años en la relación de poderes.

¿Una más?

En el proceso de entrega recepción la indicación de la gobernadora a su equipo es actuar conforme a derecho, no perseguir a nadie, pero tampoco pasar por alto las faltas cometidas. “No tengo compromisos” ha dicho Margarita González Saravia.

Si esta línea se mantiene, gran parte de los secretarios de la administración pasada enfrentarán problemas graves; en áreas como Salud, Obras, Transporte, Agua, Desarrollo Económico, Medio Ambiente, Hacienda, Agricultura y la DGEPAC, las irregularidades están a la vista y las consecuencias que habría para los nuevos titulares de las áreas, si no proceden conforme a derecho, sería asumir la responsabilidad y pagar los platos rotos que en casi todos los casos representan un quebranto millonario.

Reitero: si la línea ordenada por la gobernadora se cumple en este sentido, por primera vez en muchos años se pondría un freno a la impunidad.

Los cambios llevan tiempo y se notan de a poco, pero comienzan a ocurrir.

·         nota

La acusación por intento de violación en contra del exgobernador Cuauhtémoc Blanco podría abrir la caja de Pandora de un sexenio donde los excesos, abusos y complicidades parecen haber sido el sello distintivo.

El de Fabiola “N” no es el único caso de violencia doméstica en esa familia, ni siquiera se trata del primer escándalo de este tipo en el que se ha involucrado al futbolista. A lo largo de su carrera Blanco Bravo ha sido señalado de dos cosas más allá de fútbol: por sus tórridas y a veces violentas relaciones sentimentales y por sus constantes apariciones al lado de personajes del crimen organizado.

Esta última acusación puede obligar al ahora diputado federal a comparecer y de suceder así, colocaría al exgobernador en un momento de fragilidad personal que podría complicarse mucho si reacciona con la virulencia y torpeza que siempre lo ha caracterizado.

Los señalamientos por una nueva agresión de género pueden avivar la exigencia de que se investigue a fondo el desempeño financiero y legal de su gobierno, amén de que reforzarían el llamado a que se reactive la investigación del llamado “Caso Primavera” y el “otro” expediente, donde aparecen los nombres de Ulises Bravo, Edgar Riou, Mónica Boggio y algunos empresarios locales dedicados al traslado de valores.

Durante seis años Cuauhtémoc Blanco se mofó de todas las críticas y acusaciones en su contra porque había un presidente que lo protegía de todo y contra todos.

Pero ya no está.

·         post it

Reza el dicho: el hilo siempre se rompe por lo más delgado. Pregúntenle hoy al ex secretario de agricultura Omar Taboada Nasser, a quien la FECC investiga por desvío de recursos.

Fue alguien muy cercano a él quien “dio el pitazo”, afirman quienes observan de cerca el tema.

Esa puede ser lo que ocurra en muchos casos de la administración de Cuauhtémoc Blanco.

·         redes sociales

Los graquistas no regresaron en el gobierno de Cuauhtémoc y tampoco aparecen en el de Margarita. ¿Qué pasará con los cuauhtemistas?

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