Serpientes y escaleras - Aliados incómodos

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Aliados incómodos

La política en Morelos se ha vuelto incómoda. También los aliados.

 

Aliados incómodos

La política en Morelos ha entrado a una fase muy peligrosa que a nadie conviene:  a la falta de entendimiento y diálogo se añade ahora la confrontación directa entre algunos actores de poder en un camino sin retorno del cual nadie saldrá bien librado. En la tierra de Zapata hay quienes piensan que las diferencias se resuelven a la mala, con amenazas, con chantajes y con espectáculo. En el Morelos de hoy el quehacer político se ha convertido en un espectáculo barato en donde resulta más sencillo agredir que dialogar y hasta los corruptos dicen perseguir a los corruptos. Pobre de nuestro estado.

Lo que vemos en el escenario morelense no es nuevo, es consecuencia de años de descomposición social y política, de un cambio radical en la forma de hacer las cosas y la mercantilización del servicio público. Así ha sido prácticamente desde que inició el nuevo milenio, cuando al poder arribaron figuras deseosas de resolver de inmediato su situación financiera, sin importar lo que tuvieran que hacer para lograrlo.

Una y otra vez se ha dicho que la política en México ha dejado de ser un instrumento para favorecer el desarrollo y resolver problemas sociales, poco a poco los cargos públicos y los puestos de representación popular se transformaron en una vía para enriquecerse, en una manera de traficar con el poder y un camino para abultar la cuenta personal de banco.

Morelos no ha sido la excepción de ello, por el contrario, aquí la mercantilización del poder se volvió una regla sin distingo de partido, sin importar el género, ni reparar en las consecuencias. La corrupción y el lucro del poder se da en todos lados, en los tres niveles de gobierno y en los tres poderes del estado; lo mismo lo hace un alcalde que un gobernador, un diputado o un magistrado.

Pero a pesar de que eso se ha vuelto algo cotidiano en política, lo que vemos ahora en el panorama morelense supera lo que estábamos acostumbrados a presenciar. El ataque de la presidenta de la Junta Política del congreso local al gobernador marca una nueva etapa que debemos observar con cuidado, porque puede traer consecuencias muy graves para la entidad en general.

Empecemos por ubicar a quienes forman parte de esta historia: La trama está compuesta por Tania Valentina y Cuauhtémoc Blanco en primer plano, pero acto seguido aparecen el hermano del mandatario, Ulises Bravo Molina y el secretario de gobierno Pablo Ojeda Cárdenas; Last but not least surge el nombre de Javier López Sánchez, un viejo personaje de la política al cual se le conoce por su perversa e inmoral forma de actuar, de comportarse y de moverse detrás del poder.

La trama asemeja el guión de una novela de mala calidad; obvio: los involucrados son personajes de la vida política que carecen del conocimiento, la experiencia, la capacidad o la calidad moral para hacer del ejercicio público algo más que una rebatinga de poder.

Empecemos por el gobernador: Cuauhtémoc Blanco Bravo es un hombre surgido del deporte nacional que no solo triunfó en las canchas de futbol, su personalidad lo convirtió en un ícono de la cultura popular contemporánea y un referente de la 4T por su rápido ascenso en la política. Sus ausencias, su inexperiencia y la falta de un buen equipo de gobierno ha traído consecuencias, una de ellas es el desbarajuste que hoy estamos viendo.

Tania Valentina, por el contrario, es una mujer que creció al amparo del poder: se desarrolló en las filas del Partido del Trabajo y a través de él ha permanecido por más de veinte años pegada a la ubre presupuestal. La historia de la legisladora es pública: en cada espacio público que ha ocupado sobresale su personalidad y siempre ha sido señalada por no trabajar, por acomodarse con el gobernante en turno, por lucrar con el poder y de un tiempo a la fecha, por las relaciones peligrosas que giran en torno a su persona y a su partido.

Javier López Sánchez también es un viejo conocido de todos: la historia del Chabelo ha estado definida por situaciones que lo ponen siempre al filo de la navaja, por su manejo retorcido y su estilo pragmático de maniobrar en el poder. Javier supo venderse bien con la Sagrada Familia para escalar en el PAN, fue útil desde el Congreso para Sergio Estrada y con Marco Adame se convirtió en el hombre de los negocios durante la primera mitad de su sexenio. Los excesos de López Sánchez fueron la causa de su debacle, porque aunque en algunos casos logró los resultados que le pedían, el costo era muy alto en todos los sentidos.

Pablo Ojeda y Ulises Bravo son figuras colaterales de esta historia, aunque señaladas como actores principales; Ambos (como varios del gabinete) vienen de fuera y no conocen bien al estado ni a su gente, se manejan con discreción en la política y aunque tienen fuerza de sobra, no acaparan los reflectores como lo han hecho otros miembros de la clase gobernante.

Ojeda es el secretario que más trabajo político ha hecho en el gabinete, es el único que abre las puertas a todos los sectores (a pesar de que a la mayoría los desconoce) y quien sin mucho margen de operación (porque legalmente le redujeron las atribuciones) intenta recomponer el ambiente social en torno al gobierno local.

A Ulises Bravo no lo conozco más allá de la referencia sanguínea que tiene con el gobernador y su paso por la delegación Coyoacán. Quienes lo han tratado refieren que a diferencia de su hermano es un personaje de carácter sereno que difícilmente pierde la compostura; efectivamente se le observa seguido en eventos públicos, pero como el apoyo emocional de un hombre que empieza a conocer el poder y al conocerlo busca alguien de confianza en el cual recargarse. ¿Es él quien aprueba los contratos, como lo dice Tania Valentina? No lo se, pero hasta ahora no hay muchos contratos ni obras realizadas por este gobierno, porque la administración estatal está quebrada.

Ella (Tania) es una mujer de poder que siempre ha puesto precio a su actuación: en el pasado reciente fue defensora a ultranza del gobernador Graco Ramírez y amiga incondicional de su hijastro Rodrigo Gayosso. Dicen que en la campaña jugó en dos bandos y que luego de la elección supo ganarse la confianza de un hombre que ganó la elección, pero no tenía equipo con quien gobernar.

Él (Cuauhtémoc) es un personaje que está pagando el precio de su comportamiento, de sus descuidos y de su inexperiencia; no me parece que el gobernador (o su hermano) sean capaces de hacer lo que afirma Valentina, ni tampoco que en ellos exista la maldad que sí es visible en el rostro de la diputada. Estoy convencido que al primer círculo del jefe del ejecutivo le falta conocer más a Morelos, identificar a los personajes que conforman esta sociedad y tomarle cariño a esta tierra; en el caso del ex seleccionado nacional necesita involucrarse más y supervisar de manera directa a sus colaboradores. Agredir a una legisladora no me parece que sea cierto.

El punto más importante no está en la tragicomedia que ha elaborado la diputada y su asesor justo después de que su representatividad parlamentaria se diluye como consecuencia de su falta de liderazgo y su desbordada ambición económica, sino en las consecuencias que traerá consigo esta escaramuza política.

Tania Valentina está jugando con fuego, está llevando el debate al extremo  y combinando situaciones que van a tener consecuencias muy graves para todos, porque enrarecen más el dialogo político en la entidad. En lugar de buscar caminos de solución a los conflictos del estado, la presidenta de la Junta Política le está echando combustible a la hoguera, genera polémica, hace denuncias y mezcla la política con la delincuencia.

Hoy la representante del Partido del Trabajo se asume como víctima, se dice perseguida del estado y amenazada por el hermano del gobernador. La pregunta es ¿Porqué habrían de amenazarla o perseguirla cuando se está hundiendo sola? ¿Por un simple discurso parlamentario? ¿Por la poca representatividad social de su partido o su nula fuerza legislativa? ¿Por la defensa de sus ideales?

¿Por qué el gobernador o su hermano habrían de amenazarla justo ahora que se está quedando sola, sin poder y sin nada con qué negociar? ¿No será que acaso que por sugerencia de Javier López la diputada está armando una novela política para tratar de recuperar lo que por falta de liderazgo ha perdido?

Amenazar a cualquier persona es un acto deleznable, pero el hecho se magnifica cuando se trata de una figura pública. Las agresiones contra la diputada Valentina no son cualquier cosa, ni pueden descartarse solo por la historia de vida y la personalidad de la petista.

Lo que tendrían que revisar las autoridades (federales, si así lo considera la dama) es el origen real del atentado, para entender de quién se debe cuidar Tania Valentina; no vaya ser que el mensaje no provenga del gobierno.

Dicho claramente ¿Las agresiones contra la diputada vienen del hermano del gobernador, como lo afirma ella, o son resultado de los tratos y relaciones que, dicen, mantiene más allá de su partido?

  • posdata

En medio de la turbulencia política que agobia al estado lo que urge es retomar la prudencia y apostar por caminos que ayuden a la entidad a salir adelante. El primer paso es identificar a quienes pueden y quieren hacer ese trabajo.

El panorama político estatal luce desangelado, casi todos los integrantes de la nueva clase gobernante carecen de experiencia, preparación, talento y conocimiento de las cosas; la oleada electoral de Morena nos dejó muchas cara nuevas, pero también un cúmulo de figuras que aún no entienden en donde están parados.

Una pieza valiosa en medio de esta realidad es Lucía Meza Guzmán, senadora por Morelos y parte importante del engranaje político de la cámara alta; Lucy es joven pero experimentada, su talento va más allá de su preparación académica, aunque nunca ha dejado de estudiar y de prepararse en diversos temas.

La senadora Meza Guzmán es un referente del estado, aunque por esa razón se ha convertido también en blanco de ataques; dicen que nadie es profeta en su tierra y eso es quizá lo que ahora pesa a una dama que podría apoyar mucho a la entidad, pero se encuentra alejada de quienes deberían aprovechar sus relaciones y los que necesitan de su ayuda.

Morelos vive tiempos complicados en materia de seguridad y atraviesa por un bache económico producto de la mala administración y los abusos que hubo en el pasado reciente. Nada de lo que vemos hoy es casualidad, casi todo es resultado de lo que se hizo desde el gobierno anterior y lo que se ha dejado de hacer en el actual.

Lucía Meza puede ayuda mucho al estado: forma parte de las comisiones de Juventud, Deporte, Seguridad y Defensa Nacional, sin dejar de mencionar que es secretaria de la Comisión de Hacienda; Lucy Meza ocupa una silla importante en comisiones que servirían mucho a que Morelos salga del grave momento que atraviesa.

El problema es que a la senadora la ven como una rival y no como una aliada, la visualizan con mucha anticipación como candidata a la gubernatura sin detenerse a pensar que para ello falta mucho tiempo y aún tienen que suceder muchas cosas.

El tiempo y los golpes han forjado el carácter de una mujer joven, pero talentosa y experimentada en política. Igual que ella hay varios personajes en Morelos (en la vida pública y en el sector privado) que podrían ayudar al estado, pero no lo hacen porque se encuentran relegados o replegados.

  • nota

¿Tania Valentina hablando de honestidad y combate a la corrupción? ¡¿Atekai!?

  • post it

Lo dijo con todas sus letras, aunque no fue su intención que otros lo escucharan: ¡Chinguen a su madre! ¡Qué manera de legislar!

Bravo Porfirio. Bravo.

  • redes sociales

Al gobernador le sobran amigos lisonjeros, pero le faltan colaboradores eficientes y operadores políticos. Por eso enfrenta este tipo de cosas.

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