Serpientes y escaleras - Acabaron las campañas

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Acabaron las campañas

A unos días de que se instalen las urnas, las dos candidatas están nerviosas. Obviamente.

 

Acabaron las campañas

El próximo domingo los morelenses elegiremos entre Margarita González Saravia y Lucía Meza Guzmán a la próxima gobernadora de Morelos. Durante sesenta días las damas recorrieron el estado, se reunieron con miles de personas y dijeron por qué la gente debe brindarles su confianza. Las actuales son las campañas más flojas de la historia reciente, las que menos interés despertaron en el electorado y nunca provocaron empatía social. De ahí saldrá la próxima jefa del ejecutivo.

Además de insípida, la contienda actual se ha caracterizado por la violencia verbal y política expuesta por los equipos de campaña: en este proceso se borraron las fronteras personales, se utilizó la vida privada para agredir al rival y no tuvieron empacho en utilizar las herramientas de la inteligencia artificial para generar propaganda negra y mentir.

Del lado de las candidatas fue clara su entrega al proyecto, las dos hicieron lo que debían, caminaron todo lo que pudieron y expusieron en todos lados sus ideas con el ánimo de convencer a la gente. La característica en ambos casos fue que ninguna se quiso salir de su espacio de confort, es decir, del discurso en donde se sentían cómodas y en acuerdo con sus equipos, el que consideraban era el ideal para ganar: Lucía Meza atacando al gobernador y Margarita González colgándose al obradorismo.

La campaña también se caracterizó por la reaparición de muchos personajes de la vida pública y privada del estado que se montaron en el proceso electoral para tratar de regresar o llegar al poder a través de las candidatas. En los dos equipos hay personajes impresentables, sujetos que contrastan con el discurso de honestidad y representan lo peor de la política y del empresariado local. Cualquiera de ellos es una buena razón para no votar por ellas.

Luego están figuras que indirectamente, pero de manera muy activa se metieron al proceso tratando de incidir en el resultado, es el caso de Graco Ramírez, quien se volvió un operador del frente opositor, convenciendo a candidatos de Movimiento Ciudadano para que declinaran en favor del FAM, aunque se tratara de figuras sin ningún valor electoral. Este aspecto es llamativo por sí mismo porque muestra a un exgobernador desesperado haciendo el trabajo sucio de la campaña, sumando a candidatos sin ninguna posibilidad de triunfo.

El tabasqueño es un político experimentado, alguien que por muchos años transitó en los pasillos de poder del país e interactuó con actores de talla nacional; como gobernador fue el orquestador de un bloque político en el que participaron varios gobernadores, dirigentes de partido y actores nacionales, cuyo objetivo fue, primero, validar el triunfo del PRI en la elección del 2012 y luego operar para el presidente Enrique Peña Nieto a cambio de dinero.

Precisamente porque ese es el nivel en el que se movía Graco Ramírez es llamativo que ahora trabaje con personajes prácticamente desconocidos, en un partido sin ninguna posibilidad de triunfo, tratando de generar la percepción de fuerza en el FAM. Quizá el exgobernador ya comenzó a chochear o tal vez por la soledad política y social en la que se encuentra acepta cualquier encomienda con tal de que alguien lo tome en cuenta; Graco Ramírez hace el trabajo sucio de la oposición, ese mismo que como gobernador encomendaba a figuras de tercer y cuarto nivel de su equipo.

Las peculiaridades de esta campaña merecerán con el tiempo un análisis más profundo, porque sin duda se reflejarán en lo que sucederá en la próxima administración. El trabajo de los equipos de las candidatas también sentará bases para campañas posteriores porque fue el contraste de dos ideas: el de quienes desde el fondo de las encuestas y sin ninguna posibilidad de triunfo apostaron por la percepción y lograron hacer sentir que pueden ganar; y el de los que con todo a favor dejaron de lado la opinión pública y se centraron en las estructuras. ¿Qué camino fue mejor?

La que concluye es la campaña menos ortodoxa de los últimos años y por lo mismo la que menos interés generó entre la población; los estrategas definieron su agenda de trabajo y a partir de ahí se movieron: en la 4T se centraron en la estructura y descuidaron la opinión pública, lo cual los dejó a la mitad del camino, alejados de la sociedad apartidista por lo repetitivo de su discurso; en el FAM sucedió igual: marcaron la narrativa de la campaña, construyeron una buena percepción, pero se excedieron en los golpes.

Los días que preceden a la instalación de las urnas serán de silencio político, de veda publicitaria, para que la gente razone su voto y decida lo que considere mejor; en las casas de campaña este tiempo servirá para afinar la maquinaria, para tener listas a las estructuras y la movilización, que en ambos casos representa la base de su competencia.

Sea cual sea el resultado el próximo domingo, el Morelos que hoy vemos será el mismo con la próxima gobernadora: conflictuado políticamente, desangrado por la violencia y distanciado entre poderes. Quien gane la contienda tendrá un enorme reto enfrente, el más grande de su vida políticamente hablando y donde habrá muchas apuestas en contra, porque quienes pierdan le harán la vida difícil.

Margarita González y Lucía Meza son mujeres valiosas, con cualidades personales y una visión clara de lo que desean hacer; las dos han coincidido en los temas que urgen al estado, en los problemas que requieren atención inmediata, en la necesidad apremiante de reconstruir el tejido social y la importancia de ponerle un freno a la corrupción. Ninguna de las dos, por cierto, ha dicho algo concreto para lograr lo que prometen, ambas se han movido en el terreno de la demagogia, pensando en lo que la gente quiere escuchar y no lo que los ciudadanos necesitan saber.

La próxima gobernadora de Morelos tendrá un sexenio muy duro no solo por el cúmulo de problemas aglutinados en la agenda del estado, lo será porque la sociedad ya está cansada de los malos gobiernos, no confía en los políticos, ni distingue la diferencia entre partidos. Los últimos cinco gobernadores de Morelos han sido muy malos: la violencia e inseguridad crecieron, la corrupción se acompaña de impunidad y el robo a las arcas públicas se institucionalizó. Seis años es muy poco tiempo para revertir esta situación, suponiendo que deseen hacerlo.

La reflexión que debemos hacer los votantes en la víspera de que acudamos a las urnas debe ser esa: cuál de las dos candidatas representa una mejor opción para que las cosas cambien y quien de ellas es capaz de armar un mejor equipo de gobierno; la jefatura del ejecutivo es sin duda una posición muy importante, pero no funciona si no tiene a su lado un gabinete eficiente, que haga las cosas de manera correcta y muestre su lealtad con resultados.

En el gobierno la honestidad individual es insuficiente; se requiere de un buen equipo.

·         posdata

“En su momento mostraré las pruebas de mi inocencia” dijo hace unas semanas el exgobernador Sergio Estrada Cajigal cuando fue cuestionado sobre las acusaciones en su contra por haber golpeado a su pareja sentimental.

Pero el tiempo nunca llegó y el mecánico olvidó que ya no es el gobernador intocable, el hombre todopoderoso al que no le importa la ley y puede hacer lo que quiera, empezando por golpear mujeres.

La denuncia en su contra se presentó hace dos años y se litiga desde entonces, hace unos días lo vincularon a proceso y le dictaron arraigo domiciliario, pero dado el acoso que a través de las redes sociales seguía haciendo a su expareja, un juez modificó las medidas cautelares y ordenó prisión preventiva por seis meses.

Independientemente de su historial político y desempeño como gobernador, Sergio Estrada Cajigal es una mala persona; la acusación que hoy lo tiene tras las rejas no es única, existen otras por la misma razón: le gusta golpear mujeres. Y una más por deudor alimentario. Ergo: al actual candidato del PAN a la diputación federal es violentador, lo suyo es un patrón de actuación que ha quedado de manifiesto con las pruebas que varias damas han presentado. Y si eso no fuera poco, tampoco paga la manutención de sus hijos.

La postulación de Estrada Cajigal al Congreso de la Unión fue propuesta, impuesta y defendida hasta ahora por los hermanos Martínez Terrazas; desde hace al menos dos meses la dirigencia priísta habló de cambiar al candidato y lo mismo hizo la candidata a la gubernatura, quien se notaba a disgusto a su lado y en muy pocas ocasiones coincidió con él campaña. Reitero: la defensa a ultranza del exgobernador, incluso después de que se le aplicaron las medidas cautelares, fue de los hermanos Terrazas.

Ahora que el sujeto está preso y sin posibilidad de llegar al congreso federal, la única figura del FAM que ha hablado es Lucía Meza Guzmán. Obvio: la situación es indefendible y lo más prudente es marcar distancia, porque no es el único caso a su alrededor.

“No protejo a violentadores, acosadores sexuales ni a deudores alimentarios”, dice de manera enfática Lucia Meza luego de que se conoció que, además de golpeador, el exgobernador y actual candidato a diputado federal por el  PAN es deudor alimentario.

“Debe responder a la justicia, como debió hacerlo Ulises Bravo y deben hacerlo sin excepción todos los presuntos violentadores de Morelos y de México”.

“Es reprobable cualquier tipo de agresión que se cometa en contra de las mujeres y tiene que respetarse el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia… respeto las decisiones del Poder Judicial y hago un llamado para que antes de cualquier cosa se proteja a las mujeres de cualquier acto de violencia, física, psicológica, laboral y económica. Se tiene que garantizar la justicia en Morelos”.

Los tres hermanos Martínez Terrazas defienden a Sergio Estrada porque igual que él: malas personas.

·         nota

En un momento crítico en materia de violencia, el senador y candidato del PRI Ángel García Yáñez tuvo la ocurrencia de arengar a sus seguidores para que “se chingaran a las Margaritas”, en clara alusión a la abanderada de Morena a la gubernatura.

No importa cuál haya sido el sentido de su expresión, lo dicho por el senador está mal, es incorrecto y no puede permitirse desde ningún ángulo; él como individuo y como figura pública lleva muchos años en el ojo del huracán, señalado por colusión con la delincuencia y referido en múltiples narcomantas que, obvio, siempre ha considerado ataques políticos.

Precisamente porque sabe la gravedad de la situación, los dichos de Ángel García Yáñez son imprudentes y están totalmente fuera de lugar.

Es una campaña política, no un pleito entre cárteles.

·         post it

El exgobernador Sergio Estrada Cajigal ya duerme en el Cereso de Benito Juárez de Quintana Roo, estará ahí al menos seis meses, derivado de la denuncia por violencia presentada por su expareja.

Pendiente tiene la resolución de la demanda por deudor alimentario y otra más, también por haber golpeado a su pareja.

La justicia llega. Tarde, pero llega.

·         redes sociales

A veces pienso que Saucedo, Messeguer y los Terrazas están de lado de Lucía y no me dan ganas de votar por ella. Luego veo los pillazos que tiene Margarita a su lado y ya no se por quien votar.

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