Se fueron jóvenes de albergue con caso de maltrato animal

Se fueron jóvenes de albergue  con caso de maltrato animal
No hay investigación sobre maltrato animal en el lugar donde presuntamente se registraron los hechos.

Hasta el momento no hay investigación alguna relacionada con el maltrato animal que fuera denunciado a través de la red de Instagram, por una mujer radicada en la Ciudad de México, y que se hizo viral en las redes sociales por parte de internautas que exigieron castigo para el agresor y quien filmó el vídeo por omisión y complicidad. En recorrido realizado por el lugar donde presuntamente se llevó a cabo la agresión a un perro y un gato, no había ningún indicio de que se lleve a cabo investigación alguna.

Según información proporcionada los hechos, presuntamente tuvieron lugar al interior de una casa de atención a adicciones y problemas familiares para jóvenes denominada Niños con Ilusión y Esperanza de Vivir (NIEV), con domicilio en la calle de José María Morelos y Pavón, de la colonia 5 de Febrero.

Según vecinos del lugar, la mañana del pasado lunes, se vio un inusual movimiento de personas que sacaban a los jóvenes de la residencia de atención a adicciones, por lo que ese mismo día, prácticamente no quedó nadie al interior. Los mismos vecinos, dijeron que se quedaron sorprendidos porque no se había visto que de momento, llegaran los familiares de los adolescentes recluidos por ellos y se les llevaran.

Mónica Montoya Jiménez habitante de la colonia, manifestó que nadie se había quejkado9 de los jóvenes que estaban en tratamiento para dejar las adicciones, por lo que nunca se preocuparon de que algo podría ocurrir al interior. Manifestó que nada más fue el movimiento inusual de la gente que llegó por los jóvenes el lunes, y que después de eso no ha sucedido nada, que les haya llamado la atención.

En el recorrido realizado no se vio más que una camioneta estaquitas de NISSAN, que se encontraba estacionada sobre la banqueta que da a la residencia, y se escuchaban ruidos como si estuvieran trabajando en alguna construcción. No abren la puerta y a veces, según los mismos vecinos se escuchan voces, “que seguramente deben de ser de quienes eran los que daban atención a los jóvenes ahí recluidos”.