¿Renovación en el IMIPE?
En opinión de Aura Hernández
Lo esencial es que el hombre que ha llegado al poder haya probado luego que lo merecía.
Marguerite Yourcenar, Memorias de Adriano.
Leí con mucha atención una entrevista que un medio local le hizo a la Comisionada Presidenta del órgano garante de transparencia en el estado de Morelos sobre el añejo saqueo que los archivos históricos del estado han padecido desde siempre. Estos acervos patrimonio de los morelenses cuya defensa, prácticamente desde su fundación ha enarbolado el IMIPE me remite a la cuestionada eficacia de esta postura institucional, pues ese discurso, ni ha detenido el saqueo, ni ha impulsado una cultura de la preservación de la memoria histórica a lo largo de toda la historia del órgano.
Siendo Morelos, un estado con una participación muy destacada en muchos procesos sociohistóricos de la historia nacional, por lo menos desde su creación a fines del siglo XIX y sobre todo en la Revolución mexicana, es inconcebible que cuente con tan pocos archivos históricos que permitan la reconstrucción e interpretación por los profesionales de la historia de procesos como lo es por ejemplo, el zapatismo.
Aunado a una nula cultura de la preservación de la memoria histórica, Morelos padeció ya en la segunda mitad del siglo XX el saqueo de una parte muy importante de los acervos documentales de las instituciones del estado, pues se privilegió la idea patrimonialista de la historia y los archivos.
Esa es una deuda pendiente de los encargados de la custodia de los archivos históricos, pues muchos de ellos, solo es posible consultarlos en universidades extranjeras, pues fueron comercializados por quienes, en el pasado, se encargaban supuestamente de preservarlos.
Por eso, no puedo menos que congratularme que nuevamente IMIPE se pronuncie sobre el tema, lo deseable sería que también actúe en congruencia con ese discurso y que no solo se utilice el discurso de los archivos históricos para legitimar a esta noble y tan vapuleada institución, que hoy más que nunca en su historia vive una profunda crisis.
Otro de los lastres del órgano garante desde su fundación, ha sido sin duda la falta de perfil de sus integrantes al ser nombrados, pues desde que se designó a los primeros consejeros de su historia se hizo un reparto salomónico entre las tres principales fuerzas políticas con representación en el Congreso del estado.
Desde sus inicios el IMIPE padeció la política de “cuates y cuotas” en detrimento de las credenciales profesionales de quienes compitieron por una posición dentro del organismo. Debo reconocer que algunos de ellos tuvieron un buen desempeño, pero los ciudadanos debimos financiar todo el proceso de aprendizaje de los amigos de los legisladores.
En las designaciones actuales, es evidente que esto no será diferente, pues en la lista aprobada en el proceso de designación que se inició en meses pasados, brillan por su ausencia verdaderos expertos en el tema, lo que denota el nivel de importancia que las comisiones legislativas del Congreso dan a estas designaciones, que lastimosamente, seguirán siendo moneda de cambio y toma y daca para componendas políticas.
En las cuestionadas reformas anticorrupción, la legislación del estado también reservó al IMIPE una función preponderante que desgraciadamente no se cumplió, principalmente porque el sistema anticorrupción fue letra muerta desde el principio y fue una muestra elocuente de gatopardismo: cambiar para que todo siga igual.
En donde el papel que tristemente jugó el órgano garante, fue ayudar legitimar a un sistema muy cuestionado que se ha caracterizado por la selectividad de sus acciones y por las actuaciones por consigna.
Desde hace un buen tiempo MIPE atraviesa una severa crisis, llegando al extremo de dejar de ser un órgano colegiado pues solo contaba con una sola Comisionada que ha hecho las cosas “como dios le ha dado en entender”, tal vez bien intencionada pero con las manos atadas y con su autonomía en entredicho.
No hay nada alentador en la emisión de la convocatoria para continuar con el proceso de designación de un nuevo comisionado que hizo el Congreso del estado, pues se finalizará un proceso viciado desde su origen, que para evitar la avalancha de amparos por parte de los contendientes el órgano legislativo decidió continuar, “manteniendo a salvo los derechos” de quienes se encontraban participando en el proceso de selección, que todos sabemos “está cuchareado”.
Aún cuando nada garantiza que la convocatoria para la designación de la persona que sustituirá a quien hasta abril ostentaba el cargo de Presidenta del IMIPE, no padezca los mismos vicios que la que fue anunciada el viernes pasado, no podemos menos que mantener a esperanza de que los legisladores a muy poco de concluir su encargo hayan aprendido a hacer su trabajo y que recuerden que antes que a sus partidos, ellos representan a la ciudadanía.
Es necesario un órgano garante sin “cuotas ni cuates”. Ojalá lo veamos.