Rendición de cuentas y resultados
En opinión de Lorena Elizabeth Castillo
Además del cumplimiento de transparencia y rendición de cuentas que reviste el Tercer Informe de la administración municipal, rendido el pasado martes 10 de diciembre, no podemos soslayar la dimensión política que adquiere este acto ante las administraciones Federal y Estatal.
Al menos con éste último, se trata de la reanudación de las relaciones de trabajo y coordinación en políticas sociales en beneficio la población capitalina y de la entidad en su conjunto, vínculo que se interrumpió por la llegada, en el pasado reciente, al poder público de personajes sin oficio político ni compromiso con las y los morelenses.
Sin duda que, con el restablecimiento del orden republicano en Morelos, interrumpido de facto por las circunstancias descritas, sus municipios, incluido Cuernavaca, verán abatir el rezago en áreas vitales como la salud, educación y desarrollo sustentable y, no se diga, el cumplimiento de las metas planteadas en el rubro del respeto a los derechos humanos de las mujeres, la urgente erradicación de la violencia y su autonomía emocional y económica.
En este sentido, es de reconocer que, pese a las limitaciones presupuestales de la administración municipal de Cuernavaca, en estos tres años se han sentado los pilares para que la próxima administración amplíe y fortalezco rubros como la seguridad pública y familiar de las mujeres, recuperación de espacios públicos y generar ingresos mediante actividades de emprendimiento y comercialización.
En este punto y en el mismo contexto del mencionado Tercer Informe del alcalde José Luis Urióstegui Salgado, desde este espacio reconocemos el trabajo y deseos de superación de las usuarias de los servicios integrales del Instituto de la Mujer de Cuernavaca (IMC), porque gracias a ellas se obtuvieron los resultados que están a la vista. Misma valoración y reconocimiento merecen el equipo completo del IMC por su profesionalismo y entrega personal.
Para cerrar esta colaboración, es inevitable no mencionar la convergencia de este 12 de diciembre con la publicación de la misma, claro, desde la perspectiva o trinchera que nos identifica, ya que los aspectos históricos y sociales del culto guadalupano están profundamente relacionados con la perspectiva de género en México.
La Virgen de Guadalupe es una figura que ha sido utilizada para construir y reforzar las normas de género en la sociedad mexicana, pero también ha sido apropiada y redefinida por las mujeres para adaptarla a sus propias necesidades y experiencias.
Sin entrar en polémica sobre la creencia o no, es un hecho que, en México, las mujeres han abolido el estereotipo de la mujer-madre “abnegada, sumisa y callada.” Hoy, la construcción social de la mujer se basa en la equidad, igualdad y en respetar y hacer respetar sus derechos humanos, sin importar la religión o creencia que se profese.
Esta reconfiguración actual de la feminidad ha influido en la forma en que las mujeres mexicanas se perciben a sí mismas y se relacionan con su propio género, con los hombres y con la sociedad en general.