Opinión Juego de Manos - Las (no tan) nuevas campañas
En opinión de Diego Pacheco

La experiencia reciente ha dado cuenta de que, aun llegando un nuevo proceso electoral, las dinámicas, los mensajes y los contenidos se sienten como una réplica de lo ya establecido.
Al más puro estilo de Blanca Vergel, aspirantes de todo el país a un puesto en el Poder Judicial han realizado audiovisuales —en su mayoría, desde un sitio reconocible y caminando hacia la cámara— donde se declaran aliados del pueblo, enemigos de la injusticia y expertos en leyes. “El barrio me respalda”, “la transformación de la justicia” o “la ministra del pueblo”, son algunos de los slogans que se han utilizado en este proceso ¿Te suenan familiares esos símbolos?
A manera de contexto, los cargos que hoy son de elección popular, anteriormente eran designados por la Presidencia de la República —en el caso de las y los ministros de la Suprema Corte, y con la aprobación del Senado de la República a partir del análisis de perfiles— o por el propio Poder Judicial —cuando se trataba de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito—. Ahora, con la ciudadanía como tomadora de esta decisión, es lógico que la falta de preparación y experiencia en materia política de quienes hoy contienden por un espacio, incline a la gran mayoría a emular dinámicas recurrentes por los partidos y personajes actuales.
Aquí hay dos ejes por analizar, la democratización (o caricaturización) del Poder Judicial en el país; y la participación que se pudiera esperar por parte de la ciudadanía, tomando en cuenta la temporalidad en que se realizará esta elección, la complejidad y la visibilidad de este. Vamos por partes.
La búsqueda de la simpatía y el voto popular en México y en el mundo es un proceso arduo. Se requiere de preparación, asesoramiento, recursos y seguimiento puntual para estar, por lo menos, en la competencia. Esto es reconocido y aprovechado por políticos de profesión, cuya experiencia —en conjunto con la de un equipo de asesores— les permite detectar públicos objetivo, áreas de oportunidad, temáticas relevantes y espacios clave; para desarrollar a partir de ello una estrategia que sea efectiva en captar la atención de las personas, y contender por su preferencia. Esta es tan solo la primera parte de un macroproceso complejo que es una elección.
Para este llamado “hecho histórico”, hemos visto a una gran mayoría de aspirantes sumarse a tendencias de redes sociales, intentar (generalmente, sin éxito) usar el humor como herramienta, apoyarse de movimientos políticos ya existentes o realizar contenidos que bien pudieran ser resultado de preguntar a la inteligencia artificial “¿Cómo hago una campaña para las elecciones al Poder Judicial en México?”.
Ojo, más allá de una crítica, esta es una observación de este nuevo proceso que, evidentemente, representa un desafío para un sector que, hasta este momento, no había visto la necesidad de politizar su cargo, o hacer de conocimiento popular su posición, responsabilidades y resultados. Asimismo, hemos visto solamente la primera parte de este ejercicio, resta observar de qué manera se llevará a cabo lo que quizá sea el proceso logístico y humano más complicado de una elección: la movilización de estructuras y la defensa del voto que, en teoría, al no haber intereses partidistas en el proceso, el escenario debería ser diferente a una elección tradicional ¿será?
Por otro lado, se encuentran las expectativas de participación ciudadana en este proceso electoral —primero en la historia del país— a menos de 3 meses de que se lleven a cabo estas elecciones, en las que habrá por lo menos 6 boletas para las elecciones del Poder Judicial Federal, más las que se sumen de organos locales. Este ejercicio representa un reto para la democracia en el país, que históricamente ha presentado cifras de participación menores en los procesos que no se sincronizan con las elecciones de la presidencia de la República.
Ojo, en 3 entidades federativas la decisión sobre los integrantes del Poder Judicial, se empalmará con la elección de cargos electoralmente tradicionales. En Durango, se elegirán 39 Presidencias, 39 Sindicaturas, 326 Regidurías; en Veracruz, 212 Presidencias, 212 Sindicaturas, 630 Regidurías; y en Veracruz se llevarán a cabo elecciones extraordinarias para definir 4 Presidencias, 4 Sindicaturas y 35 Miembros.
En ese sentido, existen perfiles que compiten algunos pasos por delante de la línea de salida, dada su visibilidad previa al proceso, o el respaldo no oficial por parte de fuerzas políticas e intereses particulares. La politización de la impartición de justicia es un arma de doble filo con riesgos y oportunidades, hasta el momento, especulativos.
El 1 de julio, traerá consigo una experiencia nacional histórica, seguida de un aprendizaje valioso de qué sí hacer y qué no hacer. Las virtudes o resultados de esta democratización del Poder Judicial, las determinará el tiempo.
Por cierto
El capital humano es el elemento más importante de cualquier empresa. Los mejores perfiles suelen definirse como personas con capacidad y conocimiento de las tareas puestas sobre sí, pero también es importante identificar su capacidad de crecer junto con el puesto que ocupan. Esta suma de habilidades duras y habilidades blandas, dan como resultado una persona capaz de ejecutar sus funciones actuales, reaccionar de manera atinada a los retos en el camino, y desarrollar su perfil a la par del crecimiento sostenible de la empresa.
El mejor candidato no necesariamente es aquel con el mayor bagaje teórico, llámense títulos universitarios, cursos y acreditaciones; sino quien demuestra la capacidad de enfrentarse con éxito a los desafíos que representa el trabajo. La proactividad, en antelación a necesidades futuras y la voluntad de ser un Team Player dentro del negocio, son virtudes sumamente valiosas que deben tomarse en cuenta al momento de buscar expandir al equipo de trabajo.
En ese sentido, la dirección de una empresa debe de tener la capacidad o, en su defecto, el apoyo, para poder llevar a cabo reclutamientos exitosos, que permitan captar y mantener a personas talentosas en el presente, y que incrementen su valor con el paso del tiempo.
Esas virtudes, que diferencian la técnica del talento, hacen toda la diferencia: