Observador político - Morelos: Un año de transformación con rumbo firme
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes

Con un firme compromiso por la justicia social y el bienestar de su gente, la gobernadora Margarita González Saravia presentó los resultados del primer año de su administración bajo el lema “La tierra que nos une”, ante una audiencia conformada por representantes de todos los sectores de la vida pública en Morelos: líderes académicos, empresariales, legisladores, presidentes municipales y ciudadanía en general.
SEGURIDAD CON ROSTRO HUMANO.- Desde el Centro Cultural Teopanzolco, la mandataria estatal reafirmó su visión de encabezar un gobierno cercano, transparente y profundamente humano, guiado por los principios de la Cuarta Transformación. A un año de haber tomado protesta como titular del Poder Ejecutivo, los avances alcanzados en áreas clave como seguridad, economía, desarrollo social, medio ambiente y fortalecimiento institucional reflejan una nueva etapa en la historia de Morelos.
Uno de los mayores desafíos heredados por esta administración ha sido el tema de la seguridad. Sin embargo, en un ejercicio decidido de reconstrucción institucional, se creó la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana (SSPC), se instaló de forma permanente la Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de Paz y Seguridad, y se puso en marcha la Policía Turística. A estas acciones se suma la justicia salarial para los cuerpos policiacos y su constante profesionalización, logrando una disminución en la incidencia delictiva y recuperando la confianza de la ciudadanía.
IMPULSO ECONÓMICO.- En el ámbito económico, la inversión en el campo alcanzó una cifra histórica de 700 millones de pesos, consolidando a Morelos como un referente en materia agroindustrial. Además, se destinaron más de 105 millones de pesos a la reactivación del Aeropuerto Internacional “Mariano Matamoros” y se atrajeron inversiones por más de dos mil millones de pesos en sectores estratégicos como el farmacéutico, tecnológico, logístico, turístico e industrial.
POLITICAS SOCIALES CON IMPACTO REAL.- Con el respaldo del Gobierno de México, se puso en marcha el programa Viviendas para el Bienestar, beneficiando a más de dos mil familias. Se impulsaron obras educativas y culturales, y se fortaleció la permanencia escolar con una tasa de continuidad de 98% entre primaria y secundaria, superando la media nacional. El programa Corazón de Mujer ha brindado apoyo directo a más de 28 mil mujeres entre 55 y 59 años, mientras que las Caravanas del Pueblo y los Territorios de Paz y Buen Vivir han llevado atención integral a las comunidades.
COMPROMISO CON EL MEDIO AMBIENTE.- Gracias al respaldo de la presidenta Claudia Sheinbaum, se destinaron más de mil 100 millones de pesos al programa hidroagrícola del distrito de riego 016, beneficiando a más de 77 mil personas. Además, se avanza en la reforestación con un millón de plantas anuales, se han instalado sistemas de captación pluvial en escuelas y hogares, y se desarrolla el programa Parques Raíces, enfocado en la recuperación de espacios públicos y áreas verdes.
DE LA DESCOMPOSICIÓN AL DIÁLOGO EN CUERNAVACA.- Durante tres años, Cuernavaca fue rehén de una administración estatal encabezada por un personaje que encarna lo peor del oportunismo político: Cuauhtémoc Blanco Bravo. Un "gobernador" improvisado, ignorante, sin formación ni vocación pública, cuya gestión se convirtió en sinónimo de saqueo, abandono institucional y violencia sin freno. Bajo su mandato, Morelos no solo retrocedió; fue literalmente arrojado a la intemperie del crimen, el desorden y la negligencia.
En ese contexto, José Luis Urióstegui, presidente municipal de Cuernavaca, tuvo que librar una batalla desigual. Gobernar sin respaldo estatal fue casi un acto de resistencia, por lo que la falta de coordinación, de recursos y de voluntad política por parte del gobierno estatal obstaculizó cualquier posibilidad real de transformación para la capital del estado. Lo que debía ser una relación de cooperación interinstitucional se convirtió en un tira y afloja donde siempre perdía el pueblo.
Pero el panorama ha empezado a cambiar. Con la llegada de Margarita González Saravia al gobierno del estado, se abrió una ventana de posibilidades que, por fin, permiten imaginar un horizonte distinto para Morelos, por lo que la diferencia no es solo de formas, sino de fondo: donde antes había desprecio, ahora hay diálogo; donde antes reinaba la simulación, hoy se construye con hechos.
La nueva etapa de coordinación entre el Ayuntamiento de Cuernavaca y el Gobierno del Estado no solo ha desbloqueado proyectos de infraestructura y programas sociales. Ha permitido demostrar que, cuando las instituciones se rigen por principios y no por caprichos, el Estado puede ser un motor de bienestar.
La colaboración en temas clave como seguridad, agua potable, vialidades y atención ciudadana es una muestra de que el poder público sí puede estar al servicio de la gente, y no del enriquecimiento de una camarilla de pillos.
Sin embargo, este viraje no debe leerse como un simple “cambio de administración”. Se trata de una lección política de fondo: el deterioro institucional no es casual, es consecuencia directa de entregar el poder a personajes sin compromiso ni arraigo con las luchas sociales o los valores democráticos. Y lo más importante: solo una visión progresista, de izquierda, con una clara orientación hacia la justicia social, puede revertir el daño y sentar las bases de una verdadera reconstrucción.
Hoy, la ciudadanía de Cuernavaca empieza a sentir los efectos de una administración que sí escucha, que no chantajea con recursos y que asume la responsabilidad del Estado como garante de derechos, no como botín personal. Esa es la diferencia entre la descomposición y el gobierno con propósito.
Morelos merece, al fin, un gobierno que esté a la altura de su pueblo. Y parece que, después de años de oscuridad, comienza a vislumbrarse esa posibilidad.
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