Observador político - La impunidad en Morelos: Un oscuro récord que persiste
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes
Desde hace años, el estado de Morelos ha estado inmerso en una batalla constante con otras entidades del país por alcanzar los primeros lugares en delitos de alto impacto: asesinatos, secuestros, extorsiones: la lista es interminable; no obstante, lo que resulta aún más alarmante es el asombroso 99% de impunidad que envuelve a estos crímenes. De ahí que la entidad morelense, desafortunadamente, no solo lidera en índices delictivos sino también en la vergonzosa categoría de falta de justicia.
IMPUNIDAD, CASI TOTAL.- La administración de justicia en Morelos ha caído en picada, posicionándose en el nada honroso primer lugar en impartición de justicia, este desastroso desempeño puede atribuirse en gran medida a las diferencias ideológicas y a la falta de acuerdos entre los tres niveles de gobierno, en gran medida por la división, confrontación y falta de acuerdos entre los poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial pero de igual manera, entre los niveles de gobierno: federal, estatal y municipal.
En virtud de ello, la lucha contra la delincuencia se ve entorpecida por la falta de colaboración y coordinación efectiva entre las autoridades, dejando al descubierto una vulnerabilidad que el hampa ha sabido aprovechar a su favor.
Lo más desalentador es la sensación de impotencia que embarga a la población, ya que la delincuencia no conoce horarios ni lugares sagrados, es decir, puede ser en plazas comerciales, restaurantes, bares; la ola delictiva no da tregua. Esto pone de manifiesto la gravedad de la impunidad, especialmente en el delito de homicidio, según revela la organización Impunidad Cero. Y es que, otra vez, como ya casi es costumbre, Morelos encabeza la lista, seguido por estados como Baja California, Guerrero y Chihuahua, en tasas de homicidios dolosos más elevadas.
Lo cierto, es que el estado se destaca, tristemente, como uno de los líderes en la "cifra negra" de delitos no denunciados; luego entonces, la eficiencia de los aparatos de impartición y procuración de justicia es prácticamente nula, ya que el 99% de los delitos perpetrados quedan impunes. La población, desencantada y desconfiada, evita denunciar, considerando que hacerlo representa una pérdida de tiempo, por lo que solo siete de cada 100 delitos de los que son víctimas llegan a la luz de la justicia, lo que subraya la profunda brecha entre la realidad delictiva y la respuesta efectiva de las autoridades.
Morelos, lejos de ser un ejemplo de seguridad y justicia, se ha convertido en un símbolo de la ineficacia gubernamental y la falta de compromiso para enfrentar la criminalidad; la situación exige una acción inmediata y coordinada de todos los niveles de gobierno, dejando de lado las diferencias ideológicas en pos del bienestar y la seguridad de la ciudadanía. La impunidad no puede ser la norma; es hora de romper con este oscuro récord que ensombrece a Morelos.
POLICÍAS VS LADRONES.- El panorama de la seguridad ciudadana en Cuernavaca se vio nuevamente sacudido en las primeras horas del pasado lunes 20 de noviembre, cuando elementos de la Policía Preventiva de la Secretaría de Protección y Auxilio Ciudadano se enfrentaron valientemente a civiles armados en varios puntos estratégicos de la ciudad.
Contrario a la tendencia habitual, la SEPRAC no solo actuó después de que el polvo se hubiera asentado, sino que desempeñó un papel crucial desde el inicio de los hechos; la madrugada de ese día, en respuesta a reportes ciudadanos sobre la presencia de hombres armados en diferentes sectores, los agentes se encontraron con una situación caótica en las colonias Alta Vista, Carolina, Chulavista, Ávila Camacho y en el Poblado de Tlaltenango. Los hechos se dieron en Alta Vista, una de las colonias consideradas como foco rojo, donde un grupo armado atacó a civiles y ejecutando a dos personas. A partir de ahí se inició una persecución contra los agresores lo que desencadenó un enfrentamiento con los efectivos policíacos.
El saldo trágico se hizo evidente con la pérdida de dos valientes policías, mientras que otros dos resultaron heridos en el cumplimiento de su deber; la situación se complicó aún más en la Avenida Emiliano Zapata de Tlaltenango, con cinco civiles a bordo, todos sin vida. Este suceso suigéneris destaca la complejidad del trabajo policial y resalta la necesidad de un enfoque integral para abordar la creciente violencia en nuestra comunidad.
UN GRITO COLECTIVO CONTRA LA VIOLENCIA.- En las últimas semanas y particularmente en este día, la violencia ha tomado el centro del escenario en Morelos, desencadenando respuestas enérgicas de diversos sectores de la sociedad; este sombrío panorama se intensificó recientemente con el trágico asesinato de un empleado del INE y de los ocho muertos en el enfrentamiento entre policías y presuntos delincuentes, crímenes que han sacudido a la comunidad y ha llevado a líderes a alzar la voz en un llamado urgente a la paz.
Dagoberto Santos Trigo, vocal Ejecutivo del INE, fue uno de los primeros en expresar su consternación ante la ola de violencia que afecta a la región, recordando el secuestro y posterior asesinato de un trabajador del órgano electoral, hizo un llamado a la no normalización de la violencia en la sociedad. Y, tras la balacera de ayer también despertó la preocupación de la iglesia católica, representada por el obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, quien condenó la normalización de la violencia y exhortó a la población a orar por la paz, rechazando enérgicamente la difusión de videos de balaceras en redes sociales.
El presidente de la Barra de Abogados, Fabián García Barra, se sumó al coro de voces que claman por soluciones concretas; a pesar de la grave inseguridad, señaló que el regreso de Cuernavaca al Mando Coordinado sigue siendo inviable, llamando a la colaboración y la superación de diferencias entre instituciones gubernamentales para abordar eficazmente el problema de la delincuencia.
José Martínez Cruz, vocero de la Comisión Independiente de Derechos Humanos, arrojó luz sobre la emergencia que enfrenta Morelos. Destacó la ineficacia del modelo de Policía de Mando Único, abogando por una nueva estrategia que incluya una coordinación real, mecanismos de rendición de cuentas y la participación ciudadana en la prevención del crimen.
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