Serpientes y escaleras - Morelos y Coahuila
En opinión de Eolo Pacheco
La elección del fin de semana dejó varias lecciones que se deben atender
Morelos y Coahuila
El triunfo de Morena en el Estado de México llenó de ánimo a muchos seguidores de la 4T; y no es para menos: le arrebataron la entidad insignia al Partido Revolucionario Institucional y prácticamente desaparecieron al Partido de la Revolución Democrática. La victoria del Movimiento de Regeneración Nacional en el Edomex no es poca cosa, pero lo ocurrido en Coahuila también merece un análisis concienzudo. Cuando se dividen, pierden.
El escenario electoral de Morelos de cara a las elecciones del 2024 está más cerca a lo ocurrido en Coahuila que en el Estado de México. En la entidad metropolitana el partido postuló a un candidato único con muchos meses de anticipación, trabajó intensamente en la unidad interna, volcó un enorme apoyo material, económico y humano de todas las entidades del país a esa elección y el propio presidente Andrés Manuel López Obrador se metió de lleno al proceso. En Coahuila el candidato de Morena caminó solo.
Las enseñanzas de la elección son claras: en el Edomex el Movimiento de Regeneración Nacional hizo su trabajo con mucho tiempo de anticipación, la dirigencia, el presidente y todos los grupos de poder se inmiscuyeron en la historia desde el principio; los espacios se dividieron de manera consensuada entre los morenistas y los aliados de otros partidos, se operó dentro del PRI, se rompieron las alianzas internas del tricolor, se anuló al Grupo Atlacomulco y hasta se pactó con el gobernador para que jugara del lado de la 4T y no ayudara al PRI.
El interés del presidente Andrés Manuel López Obrador en el Estado de México va más allá del triunfo en un estado densamente poblado y limítrofe con la capital; anímicamente se trató de un golpe contundente al ánimo opositor porque les arrebató el penúltimo y más fuerte bastión político del PRI, cuna revolucionaria y plataforma del último presidente de México que tuvo el tricolor. Ganar el Estado de México significa la antesala del refrendo en la presidencia de la república.
Coahuila también interesaba a Morena, pero las pugnas internas fueron mayores al interés institucional de ganar; en aquella entidad norteña el candidato de la 4T también debió quedar definido en el mes de agosto, pero en el ánimo de ayudar a Ricardo Mejía Berdeja el presidente alargó la definición hasta el mes de diciembre, para que el subsecretario se posicionara, pero ni así lo logro. Al final el aspirante renunció, se postuló por otro partido y dio paso a una estrepitosa derrota.
Lo que vemos en Morelos es más parecido a lo ocurrido en Coahuila que a lo que vimos en el Estado de México; a unos meses de que el partido defina a su candidato al gobierno estatal el ambiente al interior de Morena es tenso y la división evidente. En el Movimiento de Regeneración Nacional morelense hay ocho aspirantes, cuatro de ellos bien posicionados, dos de ellos vetados con el gobernador y ninguno afín a Cuauhtémoc Blanco. Veamos:
De las tres precandidatas que aspiran al cargo, la mejor posicionada y única con estructura es Lucía Meza Guzmán; la ventaja de la senadora se entiende: lleva muchos años activa en la vida pública, ha participado en varias campañas y ganado elecciones, las otras dos aspirantes nunca han competido, su publicidad es mediática y ninguna tiene los recursos humanos, políticos, materiales o económicos para ganar. El caso de los varones es similar: los mejor posicionados son los alcaldes de Jiutepec, Jojutla y el coordinador de política de la presidencia; los tres son hombres con experiencia, que han ido varias veces a campaña, ganado elecciones y participan en la vida pública desde hace varios años.
Pero independientemente de las particularidades de cada uno de los aspirantes, lo que prevalece en todos es la falta de diálogo: por un lado hay una evidente división entre los precandidatos afines al gobernador Cuauhtémoc Blanco, entre los cuales ya se incluye al alcalde Juan Ángel Flores Bustamante y quienes se asumen morenistas originales; luego está la división entre los demás, porque ninguno acepta que otro es mejor. Obvio: todos entienden que esta es su única y mejor oportunidad para gobernar Morelos, porque pase lo que pase en el 2024, en el 2030 veremos a otros actores compitiendo.
La división dentro de Morena es notoria y está a la vista, se acentúa con el manejo del partido y se combinará con la división que también existe dentro del gabinete de Cuauhtémoc Blanco. La inexistencia de una dirigencia formal de Morena en Morelos concede al hermano del gobernador el título de presidente legítimo, lo cual en lugar de abonar a la unidad se ha convertido en un factor más de división; Ulises Bravo ha ido construyendo una estructura electoral a través de Jaime Juárez, pero lo que han hecho hasta ahora es muy parecido a lo que hace seis años hizo Rodrigo Gayosso, lo cual hace pensar que el resultado será el mismo.
De los ocho precandidatos a la gubernatura solo una, Cecilia Rodríguez, está de acuerdo y confía ciegamente en Ulises Bravo, para los demás se trata de un manejo parcial que incluye su aspiración personal. Item más: la falta de certidumbre en el manejo del partido ha dado pie al diálogo de varios precandidatos de Morena con la oposición, lo cual abre la posibilidad de que se repita lo ocurrido en Coahuila.
El manejo del proceso preelectoral dentro del Movimiento de Regeneración Nacional debería ser una prioridad en la agenda del gobernador Cuauhtémoc Blanco, porque alguno de ellos lo sucederá en el cargo y al menos seis de los ocho participantes podrían perseguirlo a él y a sus colaboradores al término de su mandato. Más aún: los prospectos más sólidos que en este momento tiene Morena en Morelos no solo pertenecen a una corriente política distinta a la del gobernador, podrían considerarse sus adversarios y en algunos casos enemigos personales.
Para el futbolista el panorama para el séptimo año es cada vez más riesgoso, porque a menos que la elección la gane alguno de los miembros de su gabinete, cualquiera de los otros se va a convertir en su enemigo y procederá en su contra; peor si quien lo sucede es alguno de los dos aspirantes vetados por el mandatario.
En otros sexenios el proceso de reconciliación política comenzaba a mediados del cuarto año, en ese momento el ejecutivo disminuía los ataques a sus rivales, promovía la mediación e intentaba dejar los menos heridos posibles; en esta ocasión la historia es distinta: no hay intención de reconciliar con nadie y por el contrario, cada vez son más figuras e instituciones las que se sienten agraviadas por el gobierno actual.
El apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador al gobernador Cuauhtémoc Blanco ha sido sustancial para que el régimen estatal no caiga en crisis y su titular no sea sujeto de acciones legales o políticas, pero la contención es cada vez menor y en cuando el presidente concluya su encargo no habrá manera de que el sucesor proteja al futbolista, sobre todo si en verdad existen elementos para que lo persigan.
“Los gobernadores nunca pierden una elección porque siempre pactan con todos los aspirantes… hasta de la oposición” me decía hace años un viejo político.
Hoy es una peligrosa apuesta de todo o nada.
· posdata
El alcalde José Luis Urióstegui se mostró entusiasta luego de conocer el triunfo de la alianza opositora en Coahuila “Si la alianza opositora de Morelos repite los mismos pasos que en Coahuila la victoria es posible, porque en Morelos existe un enfrentamiento dentro de Morena y ese es un factor fundamental para su derrota en el 2024”
El presidente municipal entendió perfectamente el escenario y sabe que a pesar de que el suyo no ha sido un gobierno exitoso, frente a lo ocurrido en el pasado reciente con Antonio Villalobos, la forma como cerrará la administración de Cuauhtémoc Blanco y sobre todo las pugnas internas en la 4T, su triunfo en la carrera por la gubernatura es posible.
“Hay que trabajar con seriedad, responsabilidad, priorizando valores e involucrando a la sociedad” dice el abogado.
“¡Claro que podemos perder; la ventaja que tenemos no sirve de nada si nos dividimos!” me comentó recientemente uno de los precandidatos de Morena. Y añade: en Morelos existe una evidente molestia ciudadana por el estado en el que se encuentran las cosas y se mezcla con la división de los precandidatos, quienes cada vez más abiertamente expresan su descontento contra el gobernador y en favor de un cambio, `aunque sea desde la oposición´”.
Hace algunos meses a los morenistas les causaba risa que se pusiera en duda su triunfo en el 2024; hoy la historia comienza a cambiar: los semblantes se notan más tensos y preocupados porque a pesar de la tendencia favorable de las encuestas, existe una cada vez más compleja reconciliación interna.
José Luis Urióstegui tiene razón: el frente opositor sí puede ganar Morelos en el 2024, pero eso depende en gran medida de que Morena se fracture.
· nota
Los alcaldes reaccionaron ante los actos intimidatorios de la Fiscalía Anticorrupción, consideran que se trata de una investigación “sesgada” en contra del presidente municipal de Cuautla, que responde a un interés político. Los ediles cerraron filas porque saben que este tipo de persecuciones puede ocurrir en cualquier momento contra cualquiera de ellos, sobre todo hacia quienes no se alinean a los intereses de los diputados de oposición.
El tema es complicado y muestra un aspecto más de la situación política en el estado: el G15 trabaja de manera coordinada con las fiscalías, ejerce su liderazgo dentro de la cámara y mueve a las instituciones afines a su antojo. Del lado opuesto no hay nada: ni coordinación, ni liderazgo, ni apoyo mutuo. La falta de operación política en el ejecutivo es evidente.
· post it
“No debe haber imposición, el candidato de Morena debe ser el que la gente decida” afirma el alcalde de Jiutepec Rafael Reyes. Los resultados en las elecciones del Estado de México y Coahuila muestra el camino y los resultados, dice el edil.
Lo dicho: si no se unen, pierden.
· redes sociales
En las encuestas los morenistas mejor posicionados son Rafael Reyes, Rabindranath Salazar, Lucía Meza y Juan Ángel Flores.
En la oposición el único que aparece es el alcalde José Luis Urióstegui.
Regla: un cadidato no se construye en seis meses.
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