Observador político - Javier Bolaños o Sergio Pérez VS José Luis Urióstegui
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes
La reciente encuesta de Morena para seleccionar al candidato o candidata a la presidencia municipal de Cuernavaca arrojó luz sobre un proceso político que, aunque democrático en apariencia, deja un sabor amargo de exclusión y desencanto para varios aspirantes; hoy, han quedado de finalistas Javier Bolaños Aguilar y Sergio Pérez Flores, alguno de ellos será el contrincante político de José Luis Urióstegui del PAN.
LOS QUE SE QUEDARON EN EL CAMINO.- Inicialmente conformada por nueve hombres y seis mujeres, la lista de contendientes se ha visto reducida a dos hombres: Javier Bolaños y Sergio Pérez, quienes competirán por representar al partido en la contienda electoral del 2 de junio; esta reducción, que en principio podría considerarse como un proceso natural de selección, revela una realidad más compleja y preocupante.
En un contexto donde se elegirán importantes cargos como la presidencia de la república, la gubernatura, diputaciones y presidencias municipales, es fundamental que los procesos internos de los partidos sean transparentes y equitativos.
Hay que recordar a los aspirantes a la joya de la corona se quedaron en el camino: la empresaria, Maggie Salgado Ponce, candidata a diputada federal; el director del Instituto de Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM) Eliacin Salgado de la Paz, quien ni con la organización de maestros morenistas que hizo, le funcionó para alcanzar esta posición; el secretario de la Comisión del Agua del estado de Morelos, Jaime Juárez López, que intentó envió a sus empleados a pronunciarse por él porque supuestamente era la mejor opción e incluso, amenazaron con que se dividiría el partido si no lo elegían, al final no pasó ni una ni otra cosa. También se registraron la ex diputada local Alejandra Flores Espinoza -gente de Rabindranath-; la Secretaría de Economía del estado, Ana Cecilia Rodríguez González, quien buscó ser incluso candidata a gobernadora y no se le dio absolutamente nada; Alejandra Pani Barragán, legisladora federal y quien se registró a todo, desde el senado de la república, la legislatura local y la alcaldía de Cuernavaca; la regidora Patricia Torres Rosales; Camacho Huerta Israel; así como el secretario de Movilidad y Transporte del gobierno del estado; Eduardo Galaz Chacón; Garay Güemes Felipe Ignacio; Morales escobar Alfredo. Al final, todos quedaron fuera y solo quedan de finalistas Bolaños Aguilar y Sergio Pérez.
Lo cierto, es que la competencia contra el candidato del PAN, José Luis Urióstegui Salgado, promete ser reñida, lo que nos lleva a cuestionar si Morena está verdaderamente preparado para enfrentar este desafío electoral; más allá de las disputas internas y las estrategias partidistas, es imprescindible recordar que la democracia se fortalece con la participación activa y diversa de todos los sectores de la sociedad.
La elección en Cuernavaca es solo un ejemplo de los desafíos que enfrenta el partido en su búsqueda por consolidarse como una verdadera alternativa democrática; por lo que en este proceso de selección, resulta esencial no perder de vista el propósito fundamental de la política: servir a la comunidad y representar sus intereses de manera fiel y comprometida. Más allá de las estrategias de campaña y las luchas internas por el poder, los candidatos y candidatas deben estar arraigados en la realidad de la ciudadanía, entender sus necesidades y aspiraciones, y trabajar incansablemente para alcanzar un bienestar común.
DESGASTE INSTITUCIONAL EN EL IMIPE.- En el laberinto de los presupuestos estatales, donde se supone que la transparencia y la justicia deben ser pilares fundamentales, emerge un caso que arroja sombras sobre la gestión gubernamental en Morelos; se trata del Instituto Morelense de Información Pública y Estadística (IMIPE), cuya operatividad se ve amenazada por decisiones misteriosas y poco claras por parte de los diputados del Congreso estatal.
El IMIPE, órgano encargado de velar por la transparencia y el acceso a la información en la entidad, se encuentra al borde del colapso financiero debido a la asignación de siete millones de pesos para el pago de dos laudos inexistentes en favor de Marco Antonio Alvear Sánchez y Roberto Yáñez Vázquez, comisionados del instituto; esta asignación, más que beneficiar al organismo, lo sumerge en una crisis que pone en riesgo su funcionamiento mismo.
Resulta incomprensible cómo los diputados, en lugar de dotar al IMIPE con los recursos necesarios para su operación efectiva, destinan una parte significativa de su presupuesto a la satisfacción de supuestos laudos inexistentes. ¿Cuál es la lógica detrás de esta asignación? ¿Por qué se prioriza el pago de supuestas deudas por encima de garantizar el funcionamiento adecuado de una institución crucial para la transparencia y rendición de cuentas?
El presidente del IMIPE ha levantado la voz, denunciando esta maniobra como sospechosa y perjudicial para el organismo; es preocupante observar cómo, una vez más, los intereses políticos y opacos se anteponen al bienestar de las instituciones y, por ende, al interés público.
Resulta aún más alarmante el hecho de que Marco Alvear mantenga un amparo en curso y haya solicitado la intervención de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para resolver este embrollo presupuestario. ¿Qué tan profunda es la crisis de legitimidad cuando los propios actores institucionales dudan de la imparcialidad y legalidad de las decisiones tomadas?
La transparencia y la rendición de cuentas son valores fundamentales en cualquier democracia funcional, empero, en Morelos, parece que estos principios son sacrificados en el altar de la opacidad y los intereses particulares. De ahí que es necesario que se esclarezcan las circunstancias detrás de esta asignación presupuestaria cuestionable y que se garantice la autonomía y el funcionamiento adecuado del IMIPE.
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