Observador político - Inseguridad: un reto urgente para Margarita González
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes
A poco más de cuatro meses de que Margarita González Saravia asuma el cargo de gobernadora de Morelos el 1 de octubre, el panorama en materia de seguridad es desolador. La violencia postelectoral no solo no ha cedido, sino que ha escalado a niveles alarmantes, dejando un saldo de terror y desesperanza en la población.
LA NOTA ROJA DE MORELOS EN LA PRENSA NACIONAL.- Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México ha establecido una relación cercana con González Saravia, una alianza que podría ser clave para enfrentar los retos venideros. Sin embargo, el desafío más apremiante será la designación del próximo titular de la Comisión Estatal de Seguridad Pública, dado el desempeño insatisfactorio del actual José Antonio Ortiz Guarneros.
Guarneros deja un legado de pendientes y promesas incumplidas en seguridad, incapaz de contener la ola delictiva que azota Morelos, en marcado contraste con administraciones anteriores. Y es que, recientemente, la entidad volvió a acaparar titulares por actos de violencia extrema, como el macabro hallazgo de seis cuerpos en carreteras de Yautepec y Puente de Ixtla. Estos actos no solo representan una pérdida de vidas humanas, sino también un golpe a la credibilidad de las autoridades locales.
Es crucial que González Saravia no solo asuma la responsabilidad de estos desafíos, sino que también adopte medidas contundentes y efectivas. La población morelense demanda una estrategia integral que no solo contemple la represión, sino que también atienda las causas estructurales de la violencia: desigualdad social, falta de oportunidades y corrupción institucionalizada.
El papel de la Fiscalía General del Estado es crucial en este contexto, sin embargo, la eficacia de las investigaciones y la impartición de justicia aún son cuestionadas por la ciudadanía. Es imperativo que las autoridades fortalezcan las capacidades forenses y de investigación para ofrecer respuestas rápidas y efectivas ante estos crímenes atroces.
Morelos, históricamente conocido por su riqueza cultural y natural, no puede permitirse seguir siendo noticia por actos de violencia y muerte. Es hora de que la gobernadora electa y su equipo demuestren verdadero compromiso con la seguridad y el bienestar de todos los morelenses. Solo así se podrá comenzar a vislumbrar un futuro más seguro y prometedor para esta tierra.
LA INEFICACIA GUBERNAMENTAL.- En la última semana, el estado de Morelos ha sido testigo de una escalada alarmante de violencia, reflejada en un aumento significativo de ejecuciones y hallazgos macabros a lo largo de sus carreteras y municipios. Este periodo ha sido marcado por al menos 20 asesinatos, incluidos cuerpos torturados abandonados a la vista de todos y mensajes siniestros dejados por grupos criminales en un intento de marcar territorio.
Uno de los casos más impactantes ocurrió en Yautepec, donde automovilistas alertaron a las autoridades sobre la presencia de tres cuerpos atados y con signos visibles de tortura a un costado de la carretera Cuernavaca-Cuautla. Este sombrío hallazgo se suma a la creciente lista de víctimas de la violencia desatada en la región, donde incluso una comandante de la Policía Morelos no escapó de la furia de los criminales.
El trasfondo de estos crímenes parece ser una lucha despiadada entre facciones delictivas por el control de las plazas y el poder territorial. Los mensajes encontrados junto a los cadáveres sugieren represalias por incidentes anteriores, como el asesinato de un chofer de la ruta 11, destacando una espiral de retaliaciones que amenaza con empeorar aún más la seguridad en la zona.
Este aumento en la violencia pone en evidencia no solo la brutalidad de los grupos criminales, sino también la incapacidad del gobierno para contenerla. A pesar de los esfuerzos anunciados, los resultados son escasos y la población sigue siendo víctima de una situación que parece estar fuera de control; la presencia de la policía parece insuficiente para disuadir estos actos de barbarie, y la comunidad vive en constante temor ante la posibilidad de convertirse en las próximas víctimas.
Es crucial que las autoridades competentes tomen medidas efectivas y urgentes para restaurar la paz y la seguridad en Morelos; esto no solo implica una respuesta inmediata para contener la violencia, sino también abordar las causas subyacentes que alimentan este ciclo de criminalidad desenfrenada. La falta de acción contundente solo perpetuará el sufrimiento de la población y socavará aún más la confianza en las instituciones encargadas de protegerla.
JUSTICIA PARA VALENTINA.- La noche del martes, otra vez Temixco se convirtió en escenario de horror con el asesinato de Valentina Sody, una destacada activista por los derechos humanos de la comunidad LGBTIQ+ en Morelos. Valentina, mujer trans y artista drag, fue brutalmente atacada en su propio bar, Alebrijes, en un acto que ha conmocionado a quienes luchan por la igualdad y la justicia en nuestro país.
Este crimen, descrito por las autoridades como un posible acto de "cobro de derecho de piso", subraya una vez más la vulnerabilidad extrema que enfrentan las personas LGBTIQ+ en México. No es solo un homicidio más, sino un transfeminicidio que expone la realidad de violencia sistemática y discriminación estructural que persiste en nuestra sociedad.
Las respuestas oficiales, aunque incluyen promesas de apoyo y acompañamiento a la familia de Valentina, parecen insuficientes frente a la gravedad del hecho. La Fiscalía de Morelos, si bien ha aplicado los protocolos de perspectiva de género en la investigación, debe actuar con determinación para llevar ante la justicia a los responsables y asegurar que este crimen no quede impune.
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