Observador político - En la incertidumbre política la dirigencia de Morena Morelos
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes
Desde su fundación, los dirigentes de Morena en Morelos no han dejado huella por lo malo que han resultado en los cargos; la mayoría omisos y temerosos de involucrarse de manera directa y clara de los problemas de la entidad, sin embargo, tal parece solo cobran su sueldo y se la pasan “nadando de a muertito” aprovechando los programas federales, el trabajo que realiza el nacional y obvio, siguen colgándose de la imagen que pese a la crítica de la oposición sigue generando Andrés Manuel López Obrador.
LOS PRESIDENTES.- Basta recordar la llegada de Quintín Barrera Miranda, considerada como un accidente político por los constantes y permanente errores que cometió durante su periodo y su escasa preparación académica y en la política que evidenció como dirigente fundador del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en la entidad, hace ya nueve años.
En el 2014 llegó a la dirigencia morenista Quintín, padre de la diputada local Ariadna Barrera, que cabe mencionar es una de las muchas políticas que de manera sistemática está violentando la Ley electoral con los actos anticipados de precampaña en los que incurre, incluso, sin importarle exponer a infantes a quienes incluso, junto con su equipo de trabajo les toma fotografías bajo cualquier pretexto y los sube a las redes sociales a pesar de que esas acciones son ilícitas, a los que les regala pelotas y juguetes baratos de 10 y 15 pesos con recursos públicos.
Y justamente desde esa fecha, hace nueve años ya estaba presente el grupo hegemónico que desmanteló Ulises Bravo en la última elección interna tras arrebatarle el control económico y administrativo a Rabindranath Salazar Solorio. Después llegó, quizá, el mejor presidente morenista en Morelos en la figura de Miguel Lucia Espejo, quien sin embargo no pudo concluir su periodo al frente de ese instituto político porque al ser suplente de Rabin en el Senado de la República, tuvo que abandonar el cargo para asumir la representación como legislador federal, debido a que Morena no permite que alternen la dirigencia partidista con un cargo de elección popular como sí ocurre en el Partido del Trabajo con Tania Valentina Rodríguez Ruiz y Movimiento Ciudadano con Julio César Solís Serrano, entre otros.
Siguió el turno de la dirigencia que ocupó Gerardo Albarrán Cruz, quien al ser en ese momento secretario general y tras la salida de Lucia Espejo, se convirtió en presidente en funciones de Morena, donde demostró una labor gris pegándole a negra al ser el responsable del partido más importante del estado, a pesar de que se mantuvo en funciones de presidente del Comité Ejecutivo Estatal cinco años porque o hubo elecciones ni cambio directivo a consecuencia de la grave problemática que se vivió en el país y el estado, por el virus SARS-CoV-2 del covid-19. Durante casi dos periodos pese a que el trabajo fue nulo, ya que incluso las oficinas estaban cerradas por el temor a contagiarse por parte de la dirigencia.
Fue tal la inconformidad en ese periodo de Albarrán Cruz que incluso, aumentaron las marchas de militantes morenistas en su contra al tempo de solicitarle en todo momento a la dirigencia nacional de un mediocre Mario Delgado, que le hiciera una auditoría porque se desconocía en qué se gastó los más de 15 millones de pesos anuales que obtuvo de prerrogativas que le otorgó el Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (Impepac) del 2018 al 2021 y que en solo tres años recibieron más de 45 millones de pesos.
Sucede que Morena nunca a transparentado ni mucho menos clarificado los jugosos recursos económicos que percibe de prerrogativas, por lo que sus militantes desconocen en que se utilizan esos dineros y por ello siempre, existen dudas de cómo los distribuyen y para qué.
ULISES BRAVO Y GARCÍA GARNICA.- Todos saben que en la elección por la dirigencia la ganó Ulises Bravo sin embargo, al incumplir con los requisitos de la convocatoria su triunfo fue anulado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), por lo tanto, públicamente Mario Delgado Carrillo le dio su respaldo a Ulises Bravo Molina a quien le dijo que es el dirigente por “ encargo” al tiempo de amenazarlo con ponerlo a chambear: “Ya le dijimos que para nosotros él es el presidente del partido en Morelos y lo vamos a poner a trabajar, así es que no se va a salvar de la chamba… todos los que estamos aquí estamos muy conscientes de una enseñanza que nos ha dado el presidente a lo largo de muchos años: que lo importante no es el cargo, que lo importante es el encargo, así que le vamos a encargar que nos ayude a organizar Morelos” expresó el líder nacional.
En efecto, Ulises Bravo es quien hace las funciones de presidente de Morena y sus hechos lo demuestran como fue la movilización que realizó el pasado 18 de marzo a la Ciudad de México donde miles de militantes y simpatizantes se dieron cita en el zócalo de la Ciudad de México para la celebración del 85 aniversario de la expropiación petrolera; empero, llegó acompañado de contingentes de los diferentes municipios de la entidad y funcionarios del gobierno estatal como Ana Cecilia Rodríguez González, secretaria de Desarrollo Económico y del Trabajo; Víctor “El Wero” Mercado, coordinador de Asesores, entre muchos otros.
Pero no solo eso, está recorriendo todo el estado de Morelos y en tiempo récord, ha logrado conformar más de 60 comités en Defensa de la Cuarta Transformación; en fin, no está quieto al andar desatado con todo previo a los procesos internos de selección de candidatos con miras a los comicios del 2024.
¿Pero y qué hace la secretaria general en funciones de presidente? Todo hace indicar que nada, Martha Patricia García Garnica al igual que sus antecesores en el cargo, “está nadando de a muertito”, cobrando su salario aun y pese a que ella tiene a su cargo la conducción política del partido y, además, dar seguimiento a los acuerdos, la convocaría y las actas de las reuniones del Comité Ejecutivo Estatal.
García Garnica, cuñada del alcalde de Cuautla, Rodrigo Arredondo, casi no acude de forma personal a las instalaciones de Morena en Amatitlán, en Cuernavaca y únicamente se la pasa en Cuautla, de dónde es originaria y haciendo trabajo político de beneficio personal y familiar, por lo tanto, literalmente ha abandonado.
Derivado de su inactividad, la señora García Garnica difícilmente l conocen no en la capital sino en el estado y por lo tanto, solo es en el membrete secretaria en funciones de presidente porque el verdadero dirigente, porque sus hechos así lo demuestren aunque no tenga el nombramiento es Ulises Bravo, quien debería de solicitar lo designen como delegado debido a que tras la salida de Raúl Ojeda Zubieta Morena en Morelos no cuenta con un representante legal y jurídico del Comité Ejecutivo ante el estatal para formalizar todo, de cara a los procesos de selección de candidatos a cargos de elección popular, en la que por cierto, se vendrá una verdadera guerra política con el grupo de Rabin.
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