Observador político - El nuevo PRI

En opinión de Gerardo Suárez Dorantes

Observador político - El nuevo PRI

La salida de Alberto Martínez González de la dirigencia del PRI fue una crónica anunciada. Era cuestión de cuestión. Y al final, para su desgracia, la tercera fue la vencida. Primero, dejó la dirigencia en plena campaña por su “borrachazo”; después por la agresión contra el delegado especial y designación de Josué Cirinos Valdés Huezo. Y finalmente, la llegada de Jonathan Márquez Godínez. Ahora, dicen, hay un nuevo PRI con personajes de hace 30 0 40 años de militancia y que han ocupado todos los cargos posibles los que han regresado a esta etapa del Revolucionario Institucional.

SU SALIDA.- Dicen que cuando no te quieren ni porque te portes bien. Sin embargo, la actitud asumida por Alberto Martínez González fue de cinismo puro, mediocre en su actitud y nefasto en actuar. Cuando fue designado como dirigente en fórmula en la secretaría general con Maricela Sánchez, anunció que dejará el cargo de diputado local para dedicarse de tiempo completo al tricolor. Falso, jamás renunció y por tanto, obtuvo los dos cargos. Después nadó de a muertito y se dedicó exclusivamente a administrar los 650 mil pesos mensuales que como prerrogativas les otorga el Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana.

La Pave fue una verdadera decepción, se enfrentó con todos los liderazgos de lo que queda de este partido y solo se dedicó con un reducido grupo de simpatizantes a fingir que trabajaban. Y los recursos públicos, del partido, se dedicó a echar pasión con la hija de la tristemente célebre Rosario Robles Berlanga, hoy inquilina de una penal en la Ciudad de México. Esa fue una de sus prioridades, quedar bien con su novia y su suegra, a costa de los intereses de sus supuestos representados. Se negó a realizar actividades partidistas, jamás llevó a cabo el programa de afiliación y solo simuló reuniones con sus escasos simpatizantes.

La dirigencia durante su periodo, fue negra, triste, preocupante y prácticamente inexistente, alejado de los grandes y severos problemas que padecen sus militantes y la sociedad en general como son los delitos de alto impacto: asesinatos, secuestros, derecho de piso, robo de vehículos, a transeúntes, entre otros. Jamás hizo un cuestionamiento, una crítica, una exigencia a los gobiernos federal, estatal y municipal. Fue cómplice, incurrió en omisión, con el único fin de no meterse en problemas que siempre pese a todo, lo acompañaron hasta el final de su mandato tricolor.

Su debilidad fue el dinero. Nunca hizo un ejercicio de transparencia financiera, manejó varios millones como líder del PRI y nadie supo cómo ni en qué se lo gastó. Tuvo pocos amigos cobrando en la nómina del tricolor, en su mayoría “aviadores” que no iban ni siquiera a cobrar porque les hacían el depósito a sus cuentas. En fin, su salida fue porque desde la campaña por la dirigencia nacional del Revolucionario Institucional, jugó mal. Le apostó a Ivón Ortega que al final hasta del partido se fue. Luego, se enfrentó ni más ni menos que con Alejandro Moreno Cárdenas, presidente del CEN del PRI. El tema fue el dinero. Jamás quiso dejar de percibir los 7 millones 800 mil al año que le entrega el Impepac a este instituto político. Al final, lo obligaron a presentar su renuncia y se fue de fea manera.

LOS QUE REGRESAN.- La llegada del joven Jonathan Márquez a la dirigencia de lo que queda en el tricolor, le devolvió la vida política a varios de quienes literalmente ya se habían ido de este partido y hoy, miran con interés la posibilidad de regresar a la actividad de cara al proceso electoral y desde ahora, pugnan por algunas candidaturas ante los errores y el desprestigio que cada día tiene Morena y el presidente AMLO. Por ello, hay quienes han decidido formarse y darle un voto de confianza a quien perdió las elecciones por la diputación local en Temixco en el 2018.

Lo cierto, es que varios de los que estaban en otros partidos y han decidido regresar tan pronto los llamó Jonathan Márquez, personajes de tienen en su espalda varias décadas de militancia priista y muchos años de haber estado cobrando como funcionarios, servidores públicos y representantes populares como es el caso de Jorge Meade Ocaranza, quien pese a que está en Guanajuato, jamás ha perdido la oportunidad de convertirse otra vez en diputado federal por la vía plurinominal. Y al igual que el Frayle, hay varios más que han decidido formarse en la larga lista de suspirantes deseosos de volver a estar en las abultadas nóminas económicas del poder público como en antaño.

REGRESA EL “HONESTÍSIMO” PACO MORENO.-  Solo un año dos meses le duró la protección que le brindó la ex presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Claudia Ruiz Massieu a Francisco Moreno Merino, quien fue cobijado como delegado del CEN en el estado de Quintana Roo, a pesar de toda la historia de corrupción y saqueo financiero del Congreso del Estado que le persigue, al igual que a sus homólogos que fueron parte de la 54 legislatura local. Y es que, Moreno Merino fue cobijado con el cargo el viernes 31 de agosto del 2018 y el 14 de noviembre del año pasado fue destituido de la delegación y en su lugar nombraron al yucateco Nicolás Carlos Bellizia Aboaf.

Por ello, una vez que se quedó sin nada Moreno Merino, y quien fue acusado de prácticamente no hacer nada en Yucatán durante los 14 meses que se fue a pasear al mar caribe, decidió regresar a Morelos y darse un baño de pueblo en plena contingencia por el covic-19, y visitó, lo que nunca hizo, como diputado local del PRI, el muro de los lamentos que se ubica en palacio de gobierno. Ahí, pese a que su ex compañero Javier Estrada González, del Verde Ecologista, lo acusó directa y públicamente, de haberse “robado” al menos 150 millones de pesos, situación que después, la 53 legislatura, intentó cubrir ese boquete financiero al realizar el despidiendo personal y sin importarles que no les entregaron su respectiva liquidación, su respectivo aguinaldo luego de que los renunciaron en diciembre, con tal de salvarse ellos. Bien, ahora, el buen Paquito Moreno, con esa grandeza y soberbia que le caracteriza, aseguró que buscará la candidatura a la presidencia municipal de Cuernavaca, sin ponerse a pensar que es uno de los priistas en Morelos con el mayor rechazo por sus hechos en la última década y su forma de ser.

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