Observador político - Candidatas enfrentadas

En opinión de Gerardo Suárez Dorantes

Observador político - Candidatas enfrentadas

La falta de solidaridad y empatía entre las abanderadas a la gubernatura de Morelos, así como en la necesidad de que se comprometan verdaderamente con las problemáticas que enfrenta la entidad, podemos destacar que la ausencia de unión entre las candidatas y sus equipos de campaña refleja una desconexión con las necesidades reales de la población y resaltar la importancia de la sororidad en la política actual.

NO HAY EMPATÍA NI SORORIDAD ENTRE ABANDERADAS.- De ahí la urgencia de que los compromisos firmados recientemente por las candidatas, se conviertan en acciones concretas y no se queden simplemente en palabras en un papel, por lo que es fundamental que quien resulte electa cumpla con sus promesas en materia de seguridad, economía, educación, transparencia y combate a la corrupción, más porque la situación de inseguridad en Morelos es alarmante y requiere medidas efectivas para ser abordada.

Hay que hacer un reconocimiento a la iglesia católica que ha sido la institución que logró unificar a las tres para la firma de los compromisos aunque, en efecto, lo hicieron cada una en diferente horario y ello provocó que el desencanto y enfrentamiento no solo se mantenga sino que va en aumento.

Por ello, el llamado de la iglesia a que se cumplan estos compromisos, destacando la importancia de que tanto las autoridades religiosas como la sociedad en general estén vigilantes para garantizar que se cumplan las promesas electorales.

Es imprescindible abordar la grave situación de inseguridad que enfrenta Morelos. Los datos sobre el aumento de delitos y asesinatos son alarmantes y reflejan la urgencia de implementar medidas efectivas para combatir la impunidad y la violencia en la entidad.

Resulta preocupante que, a pesar de la firma de compromisos en materia de seguridad, la falta de solidaridad entre las candidatas y la polarización política puedan obstaculizar la implementación de políticas públicas efectivas; es necesario que las abanderadas entiendan la gravedad del problema y demuestren una verdadera voluntad política para abordarlo de manera integral.

Además, es importante destacar la responsabilidad que recae sobre la próxima gobernadora en garantizar la estabilidad y el respeto al resultado electoral, independientemente de quién resulte electa; la sociedad morelense merece vivir en un ambiente de paz y seguridad, y esto solo será posible si las autoridades electas asumen su responsabilidad con seriedad y compromiso.

En este contexto, la sororidad y la colaboración entre las candidatas podrían ser clave para construir una agenda común que priorice el bienestar de la población por encima de intereses partidistas o personales. Es fundamental que las abanderadas dejen de lado las diferencias políticas y trabajen juntas en beneficio del pueblo de Morelos.

MORELOS, DE LOS ESTADOS MENOS SEGUROS DEL PAÍS.- De acuerdo con el Índice Nacional de Paz del Instituto de Economía y Paz, publicado en 2023, el estado de Morelos se sitúa en el lugar 28 de los 32 estados del país en términos de seguridad, señalaron los representantes de la iglesia católica por lo que, este análisis, revela una preocupante realidad: Morelos lidera en feminicidios por cada 100,000 habitantes, ocupa el octavo lugar en homicidios, y registra altos índices de secuestros y despojos.

Además, el estado experimenta una alarmante percepción de inseguridad, con un 87% de la población manifestando sentirse poco segura.

Por lo que ante este panorama desafiante, el señor Castro anunció que el 3 de junio marcará un hito en el ámbito político de Morelos. Y es que en ese día, posterior a las elecciones, la capacidad de diálogo será crucial para abonar a la reconciliación y construir soluciones efectivas.

Es por ello que este compromiso adquiere un carácter fundamental: las tres candidatas a la gubernatura de Morelos se han comprometido a trabajar en conjunto para enfrentar esta situación. El diálogo, enfocado en la realidad observada, debe ser un pilar para reconocer la riqueza presente en cada persona y buscar soluciones inclusivas y efectivas para mejorar la seguridad y el bienestar en el estado.

Este compromiso asumido por las candidatas a la gubernatura de Morelos no solo representa una muestra de unidad política, sino también un llamado a la acción urgente para atender los graves problemas de seguridad que aquejan a la población. Es imperativo que las autoridades electas estén plenamente comprometidas con la protección y el bienestar de todos los ciudadanos, especialmente de aquellos que se encuentran en situaciones de mayor vulnerabilidad.

SINOPSIS.- El reciente caso del presunto secuestro exprés del Obispo Emérito de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, ha suscitado una serie de cuestionamientos sobre la veracidad de los hechos reportados y las motivaciones detrás de la rápida conclusión de la investigación. Lo que inicialmente parecía un drama personal se ha convertido en un espectáculo mediático marcado por la confusión y la falta de transparencia.

Desde un principio, las circunstancias en torno al supuesto secuestro han estado envueltas en un manto de incertidumbre. Las autoridades federales y estatales se movilizaron rápidamente para investigar el caso, pero ¿cuál fue el resultado de dicha investigación? Más allá de comunicados vagos y declaraciones ambiguas, parece que la verdad sigue siendo esquiva.

La reacción del Obispo Emérito, al emitir un comunicado en el que perdona a quienes, según él, lo revictimizaron mediante la desinformación, plantea interrogantes sobre su postura frente a lo sucedido. ¿Por qué opta por el perdón en lugar de buscar justicia? ¿Acaso su decisión está motivada por un deseo de evitar un escrutinio más profundo de los eventos?

Resulta sorprendente que, en un país donde la impunidad y la violencia son moneda corriente, una figura como la de Monseñor Salvador Rangel Mendoza renuncie a ejercer sus derechos constitucionales para denunciar un presunto delito en su contra. ¿Qué mensaje envía esta renuncia a la sociedad? ¿Se trata de un acto de resignación o de complicidad con un sistema que perpetúa la impunidad?

El caso del presunto secuestro exprés del Obispo Emérito de Chilpancingo-Chilapa deja más interrogantes que respuestas; detrás de la retórica de la reconciliación y el perdón, se esconde una narrativa ambigua que, lejos de esclarecer los hechos, parece apuntar hacia una estrategia de distracción.

Más aún, en un país marcado por la violencia y la corrupción, es fundamental cuestionar las versiones oficiales y exigir transparencia y rendición de cuentas. La verdad, aunque incómoda, es un derecho inalienable que no puede ser sacrificado en el altar de la conveniencia política o personal.

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