Mujeres adultas mayores y Perspectiva de Género
En opinión de Lorena Elizabeth Castillo
El lugar común más escuchado en el Día de la Personas Adultas Mayores se expresa así: “aprovechemos su experiencia acumulada, tiene mucho que enseñar a las nuevas generaciones…” cuando, salvo algunas innegables excepciones, la realidad dista de apegarse a las buenas intenciones.
La situación se complica aún más con la conjugación de los retos de las mujeres adultas mayores y la perspectiva de género, por lo que resulta fundamental abordar ambos aspectos para detectar la desigualdad y discriminación que enfrentan muchas mujeres en esta etapa de su vida.
De principio, resaltan los retos como la prevalencia del acceso desigual a la salud y servicios de cuidado, violencia de género y abuso, discriminación y estereotipos de género, acceso limitado a la educación y capacitación, desigualdad en la distribución de recursos y pensiones y, sin que se agoten las carencias, falta el reconocimiento y valoración de su experiencia y sabiduría que anotamos al principio.
Ante tal panorama que aqueja a las mujeres adultas mayores, la perspectiva de género permanece como una herramienta metodológica y de acciones concretas, para solucionar las carencias de este sector de población y fortalecer los programas en marcha. Ente ellas se deben analizar la forma en que las normas y roles de género afectan la vida de las mujeres adultas mayores.
Así como identificar y abordar las desigualdades y discriminaciones, desarrollar políticas y programas que respondan a sus necesidades específicas, promover la autonomía, empoderamiento y participación de las mujeres adultas mayores.
Si no fueran suficientes los argumentos descritos, hombres y mujeres que reconocemos cada 28 de agosto en México son importantes también por que han contribuido significativamente a la sociedad a lo largo de sus vidas.
Por lo tanto, las personas adultas mayores en nuestro país y específicamente en Morelos, enfrentan desafíos significativos en términos de derechos humanos, incluyendo la pobreza, la falta de acceso a servicios de salud y la discriminación.
Además de ser un sector que está creciendo rápidamente, lo que representa un desafío para el sistema de salud y la seguridad social.
Si bien se ha implementado políticas públicas para abordar los desafíos enfrentados por las personas adultas mayores, incluyendo programas de pensión y apoyo para la salud y la vivienda.
Falta mucho para resolver las carencias antes señaladas, por lo que, al conjugar los retos descritos con la perspectiva de género, se puede trabajar hacia una sociedad más justa e inclusiva para las mujeres adultas mayores, con innegables beneficios que esto acarrea también a los hombres en esta etapa de la vida.