¡Me dueles México! - Delirio de persecución

En opinión de Alicia Vázquez Luna

¡Me dueles México! - Delirio de persecución

 

Es una constante la desconfianza de los ciudadanos hacia las autoridades. Hay incluso reconocimiento del Consejo Nacional de Seguridad sobre el incremento en la incidencia delictiva lo que ha dañado la percepción que tienen los mexicanos sobre la seguridad en su comunidad, lo cual causa daños económicos, sociales y políticos. Así la percepción sobre la inseguridad ha incrementado, se hace presente en el encono de los ciudadanos contra los servidores públicos ante la falta de solución a la violencia social que se viven desde hace dos décadas.

 

A los gobiernos no les ha funcionado ninguna estrategia para prevenir, reprimir y sancionar el delito. ¿por qué no funcionan los planes de política criminal?

 

 Los mexicanos contribuimos a la alternancia del poder después de más de setenta años de prisitas, ejercieron doce años los de la derecha y ahora a la izquierda.

 

Seguimos igual, los mismos vicios diferentes actores. Los criminales se transforman, se reinventan, mientras en los gobiernos solo están pensando en como perpetuarse, lo cual no es tan malo si el trabajo respondiera a las necesidades de los ciudadanos.

 

En el servicio público es para servir no para servirse.

 

La difícil y compleja tarea de la seguridad, procuración, administración de justicia y la reinserción, necesitan de hombres y mujeres con un alto sentido de responsabilidad. Servidores públicos que posean valores, virtudes, conocimiento y vocación.

 

Este país ya no soporta a funcionarios que abusen de su poder, porque esa es precisamente una de las razones de la descalificación social. No sirve que los titulares del sistema de seguridad y procuración capaciten a su personal, si ellos que deben predicar con el ejemplo son los principales violadores de los derechos humanos.

 

Al final siempre son los subalternos que deben enfrentar solos las consecuencias, justo es decir que también ellos no han tenido el valor de contradecir órdenes de su jefe cuando éstas no se ajustan al marco de la legalidad y el respeto a los derechos fundamentales. Es precisamente lo que sucederá a los policías que en calidad de escoltas golpearon a dos jóvenes que “agredieron” al fiscal la semana pasada. Un abuso de fuerza, violando todos los niveles de contacto de acuerdo a la Ley de uso de la fuerza y legitima defensa. Si un juez tuvo la valentía de ser el punto de equilibrio sobre ese abuso de autoridad de la Fiscalía para someter a control la detención ilegal a todas luces. Ante la desfachatez de un ministerio público que debe regir su actuación por la honradez, objetividad y legalidad que tampoco tuvo el valor de defender la legalidad y los derechos humanos los jóvenes detenidos.

Si, la cuerda se rompe por lo más delgado. Se rompe porque no hay valor para decir no o simplemente porque se envalentonan los servidores públicos subalternos y creen que aún vivimos en el México donde la autoridad nos cuenta su propia versión y no hay forma de desacreditar su dicho. ¡Vaya torpeza!

 

Los jefes de procuración de justicia deben ser evaluados en su salud mental, así como se exige que los subalternos evaluarse permanentemente.

 

El poder enferma.

 

El juez decidió que la detención era ilegal, no hubo atentado ni agresión. Ahora deben responder por tortura y abuso de autoridad, daños, etc. Ahora sí quiero escuchar al Ombudsman de los Derechos Humanos que condene tal abuso y exija con fervor que se inicie una carpeta de investigación contra todos los que violentaron a los jóvenes del Vento gris que cometió la imprudencia de conducir en estado de ebriedad, incluido por supuesto el Fiscal General. Es lo justo y es lo correcto.

 

El subalterno, no desobedece por miedo a ser despedido…es mejor no tener trabajo que estar en prisión. Abusados.