La sonrisa y la risa en la primera infancia
En opinión de Álvaro Mayoral León
En este escenario tan complejo por el estamos viviendo, en el que el miedo, la incertidumbre, la ansiedad y el estrés se centra en nuestras vidas y por ende en la vida de los más pequeños de la casa o escuela, la risa y la sonrisa pueden ser un paliativo para contrarrestar de manera positiva los efectos de dicho escenario.
¿Pero qué está pasando o cómo repercute la socialización o comunicación de los niños con el adulto, cuando estos últimos deben utilizar el “cubrebocas” como medida de seguridad, principalmente en las escuelas? Recordemos que en Educación Especial atendemos a alumnos desde el nivel de educación inicial, en este sentido el educador está obligado a usar “cubrebocas”, lo que limita una comunicación adecuada, así como la interacción social y emocional con el infante, al cubrir el 33 % del rostro, la comunicación con el niño se verá muy limitada, más aún cuando se trabaja con alumnos que presentan Necesidades Educativas Especiales como es el caso de la atención que se brinda en Educación Inicial desde la intervención temprana, esta primera etapa educativa es tan esencial en su futuro desarrollo, es aquí donde por medio de la sonrisa se debe potenciar y reforzar a través del juego, el canto, de la actividad física y sobre todo el lenguaje del niño. Al usar la mascarilla, la probabilidad de éxito en los aprendizajes depende mucho de la interacción social.
La sonrisa es más importante de lo que parece, no solo en el aspecto madurativo. sino también en lo cognitivo, emocional y social, el sonreír libera endorfinas, el niño al reír tiene una mayor capacidad creativa y su aprendizaje, de manera general es mejor, debido a la oxigenación del cerebro, los beneficios de la risa son múltiples y es una de las primeras formas de comunicación.
Por lo que, como educadores debemos potenciar la sonrisa de nuestros alumnos entre ellos, si bien es cierto que estaremos limitados por el uso del “cubrebocas”, los padres de familia tienen una gran responsabilidad en apoyar para que sus niños rían por medio de actividades físicas al aire libre en sus hogares, sean ellos los modelos para que generar el hábito de sonreír y nosotros como educadores dotarlos de estrategias para que estos los implementen en el hogar y con la familia.
Para concluir el tema, algunos médicos y especialistas, refieren que la sonrisa de los niños en situaciones cotidianas son más empáticos y desarrollan más la resiliencia. Por lo que recomiendan tener un buen sentido del humor por medio de la risa, teniendo beneficios en la salud a largo y corto plazo.