La justicia transicional

En opinión de Hertino Aviles Albavera

La justicia transicional

La legitimidad es una manera en la que se valida la autoridad a través de la confianza que existe entre los gobernantes y los gobernados. Esto significa que las decisiones y las acciones del gobierno son aceptadas por la mayoría de la sociedad. Pero, ¿qué ocurre cuando se pierde esa legitimidad? ¿Dejan de tener valor las decisiones del poder?

La democracia, a diferencia de otras formas de gobierno, se construye sobre una base incierta. Las personas votan por quienes creen que tomarán buenas decisiones, y en ese sentido, la legitimidad funciona como un elemento que sostiene el conjunto de acciones del gobierno. Sin legitimidad, la confianza desaparece, y con ello también la estabilidad. Es posible gobernar con errores o conflictos, pero no es sencillo hacerlo cuando la legitimidad ha sido comprometida.

Un ejemplo claro de esto fue Alemania después del Holocausto. El aparato estatal había estado involucrado directa o indirectamente con el régimen nazi, y eso dejó una marca profunda. No era posible simplemente seguir como si nada hubiera pasado. Surgían preguntas inevitables: ¿se podía confiar otra vez en las instituciones? ¿Era posible que los mismos funcionarios recuperaran credibilidad? En ese contexto, la legitimidad estaba seriamente dañada.

También hay casos similares en situaciones de guerra civil, como en España, donde se establecieron divisiones claras entre los bandos enfrentados. Lo mismo ocurre en contextos de dictadura, terrorismo, o más recientemente en países latinoamericanos que viven crisis asociadas al crimen organizado y la corrupción. En todos estos casos, los gobiernos intentan recuperar la legitimidad, aunque esta se ve afectada por los antecedentes de violencia o impunidad.

Frente a este tipo de escenarios, se han propuesto mecanismos como la justicia transicional, una forma de abordar el pasado con el fin de generar nuevas condiciones para la legitimidad. No se trata solamente de castigar a quienes cometieron delitos, sino de iniciar procesos simbólicos que permitan reconstruir cierta confianza en las instituciones.

El autor Gustavo Hirales propone el concepto de “cascada de justicia”, haciendo referencia a un cambio en el imaginario colectivo en varias partes del mundo. Según esta idea, la legitimidad ya no depende solo de aspectos formales, sino también de la búsqueda de justicia, de asumir responsabilidades y de mantener viva la memoria.

La legitimidad no puede mantenerse si se rompe el vínculo entre el poder y la confianza ciudadana. Cuando el pasado está lleno de agravios o abusos, es necesario enfrentarlo para intentar reconstruir algo de credibilidad. De lo contrario, aunque las instituciones sigan funcionando en lo formal, el fondo de sus decisiones seguirá siendo cuestionado.