LA GRAN MARCHA
En opinión de Margarita González Saravia
Cuando hablamos de marchas, nos referimos a recorridos que tienen un objetivo político, para manifestar demandas específicas donde se busca darlas a conocer públicamente.
Son, miles de marchas las que se han realizado a lo largo de la historia de nuestro país, con el fin de reivindicar demandas de todo tipo: educativas, estudiantiles, derechos humanos, agropecuarias, sindicales, económicas, electorales etc. Todas ellas se han caracterizado por ser el pueblo, o los opositores al gobierno en turno quienes toman las calles para manifestar su descontento.
Pero la marcha del 27 de noviembre fue algo excepcional, algo histórico. Tuvo la característica de ser encabezada por el presidente de la República. La exposición personal del mandatario al marchar junto al pueblo es una experiencia política única. Normalmente los presidentes en México están alejados del pueblo, si recordamos tiempos atrás era imposible acercarse a ningún mandatario. El estado mayor presidencial compuesto por un grupo de elite del ejército, se convertía en un muro que rodeaba al jefe de gobierno para no permitir que nadie se acercara al personaje. Impensable que los presidentes marcharan en las calles de la ciudad sin un cuerpo de seguridad. Menos ser expuestos al escrutinio público donde cualquiera pudiera insultarlos o reclamarles. Hoy fue distinto, un presidente rodeado de un gran tumulto que quería verlo, aplaudirle, abrazarlo, saludarlo y demostrarle su cariño.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, tiene una gran confianza en el pueblo, el ha luchado por el bien de la mayoría de los mexicanos durante toda su vida, su decisión de entregar su vida al pueblo nació desde su juventud, e incansablemente y escrupulosamente se ha dedicado por décadas a luchar por él. Ha recorrido todos municipios del país, varias veces. Conoce a los lideres sociales y populares de todos los estados, conoce a los líderes políticos, conoce las demandas de los pueblos y comunidades, conoce como nadie las necesidades de México, se ha enfrentado toda su vida a la derecha recalcitrante, por eso no dudó ni un instante en encabezar la marcha, sabía perfectamente que al ponerse al frente, cientos de miles, millones lo seguirían y responderían al llamado. Solo los que no han entendido la importancia histórica de este gran líder social, dudan y critican su que hacer político.
No es casual que el pueblo se haya volcado ante su llamado a acompañarlo para festejar esta etapa de la historia que han construido juntos: el pueblo y el presidente. Miles se quedaron con los deseos de poder asistir, los que logramos estar presentes nos congratulamos por haber participado en un evento que quedará marcado en la historia del país. Pero además disfrutamos el sentimiento de alegría de más de un millón de mexicanos de todos los rincones de México, gritando consignas de apoyo al presidente y a los esfuerzos que se han hecho en la llamada Cuarta Transformación.
Esa marcha interminable, como un río humano se movía muy despacio por la gran avenida, lo que estaba programado para dos horas se convirtió en un recorrido de seis horas el cual se vio envuelto en música, consignas, pancartas, colorido, folclore, ingenio, pancartas, disfraces, carriolas, banderas, globos, mantas, alegría, consignas, encuentros. No había contingentes de los políticos famosos pavoneándose frente a los otros, al contrario, todos se mezclaron como uno solo.
Yo he marchado muchas veces por diversos motivos en diferentes épocas de mi vida, la marcha más grande que había visto hasta este pasado domingo, fue aquella en contra del desafuero cuando torpemente Fox pretendió sacar de la contienda política a Andrés Manuel López Obrador, miles y miles de mexicanos nos volcamos a las calles para protestar, sin embrago por mucho la gran marcha de este27 de noviembre superó a aquella en número de participantes.
La movilización del pueblo fortalece la política social y democrática, sobre todo cuando es un pueblo consciente el que sale a las calles y grita sus consignas, y como dice el poema del gran poeta uruguayo, Mario Bendetti: “En la calle codo a codo, somos mucho más que dos”.
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