Huitzilac, los besos y abrazos de AMLO
En opinión de José Román
Los jóvenes de hoy han recibido de hace casi tres años el mensaje muy claro del presidente de la República: Al delincuente, abrazos y besos y si acaso, acusaciones con sus mamás o abuelitas, a los investigadores de la ciencia, cárcel, a los desleales, cárcel (Rosario Robles).
Bajo ese criterio, las becas (limosna fiscal) salen sobrando porque ni remotamente reportan las utilidades que se tienen en la comisión de los delitos. Sabiéndose el delincuente, impune y protegido de la Comisión de derechos Humanos y por el mismísimo presidente, pues, le entran a lo fácil: al delito que más reditúe. Entonces tenemos en la sociedad unas generaciones de jóvenes que han sido educados en el desorden social producto de la política del gobierno y porque no decirlo, de al menos las últimos tres administraciones del gobierno federal.
El presidente y hablemos claro, este presidente ha llegado para dividir a la sociedad que gobierna y a generar rencores entre sus ciudadanos. Y no es que no se quiera el castigo del corrupto del que tanto habla, no, al contrario, se exige de hace mucho la sanción legal y la reparación del daño de aquellos que han abusado del erario, pero lo prometido solo quedó en saliva, en el fondo no hay verdaderos corruptos en la cárcel, no al menos de los que nos hablaba en campaña y ahora en el poder, el presidente. Nadie con pruebas contundentes y si varios con débiles acusaciones terminarán siendo absueltos.
Entre ese grupo de jóvenes, sin pretender señalarlos más que de forma indirecta y que antier fueron linchados en Huitzilac por una población cansada de la falta de justicia y de la sobreprotección a los delincuentes, se encuentran como posibles sido víctimas de buena fe de las palabras del presidente de que al delincuente se le trata con abrazos y besos y bajo ese criterio y sabiendose impunes porque así lo reflejan las cifras oficiales, se atreven hacer de su estilo de vida, el asalto, el robo, el secuestro, etc.
Y es que es razonable que así sea porque los abrazos y besos no es mas que una clara invitación desde las esferas del poder para que su vida la transformen, producto de su ambiente familiar y de su pobreza en una cadena de impunidades propiciado por el propio gobierno federal. Estos muchachos en cierta forma, no son culpables, son victimas de AMLO y en este caso son víctimas directas porque atendieron a su llamado de que no les pasaría nada. Probablemente fueron o son receptores de alguno de los abundantes programas donde se regala el dinero y se fomente la flojera porque se regala generalmente a cambio de nada, más que siguiendo las tendencias de absorberlos como cotos de poder para el voto a Morena en este caso.
El pueblo tomó las riendas de la justicia y bueno, es lógico que así acontezca porque el ciudadano reflexiona en su interior de que la impunidad es la regla de la justicia, miran como la Fiscalía no investiga o en el mejor de los casos un 5% de los delincuentes son detenidos y procesados y eso porque circunstancialmente fueron detenidos no porque exista serias y sesudas investigaciones de la fiscalía. Por otro lado, tenemos un gobernador que ni ata ni desata, ajeno en todos los sentidos al estado y es hasta lógico que así sea. No es y le somos ajenos. Vino aquí por un negocio que miró la posibilidad de acrecentarlo después de la presidencia municipal que ocupó debido a la pésima actuación de la desnutrida clase política que teníamos y que seguimos teniendo. Si no, miremos el pasado y solo por mencionar lo más escandaloso que hemos producido, las pensiones doradas que la vieja y reumática clase política anterior al Cuahu aprobó, miremos también el pleito que hubo hace unos años en el tribunal superior de justicia que incluso hubo un momento en que se llegó a los golpes. Eso es lo que mira el ciudadano y sabedor de que Derechos humanos es para el delincuente y que incluso la protección es tal que a quien delinque cuando lo exhiben en los medios, le cubren la cara con un cintillo a fin de que no sea reconocido por las otras víctimas y no pueda ser acusado, pues es la invitación franca a delinquir como una profesión más. Eso es protección de la buena y parte de la misma Ley. ¿Cuál será el devenir de la sociedad? Mas justicia de propia mano porque lo dicen claro el pueblo: “A que lloren en mi casa, que lloren en la casa ajena” o cuando se trata de delincuentes es popular decir que “perro que traga m…aunque le quemen el hocico” es decir, delincuente que no se corrige o no se castiga, seguirá delinquiendo por el fin de los tiempos…que al fin AMLO, apoya.