Escala de Grises Transparencia(s)

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises Transparencia(s)

La semana pasada, durante su conferencia matutina del 4 de enero, Andrés Manuel López Obrador anunció que su gobierno propondrá una reforma para que los organismos autónomos (con los que trae pleito desde que inició su sexenio) sean absorbidos por dependencias federales.

¿La razón? Según el presidente, estos organismos fueron creados con el propósito de manejar dinero público. “Vamos a llevar a cabo una revisión”, fue la sentencia con la que el presidente empezó su declaración.

Sobre el “Instituto de la Transparencia” —como él se refiere al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI)— lanzó una pregunta retórica: “¿Qué no puede la Secretaría de la Función Pública hacerse cargo de eso?”. Lo que, prácticamente equivale a: ¿Qué no puede un juez dictar su propia sentencia? La respuesta correcta ya la conocemos.

Aseguró que el INAI funcionó como cortina de humo durante el periodo neoliberal para que se cometieran actos ilícitos y se ocultara información. “Son como tapaderas, organismos alcahuetes que justifican todo”. Permanecimos.

López Obrador afirmó que estos organismos fueron creados por la mafia del poder para simular un combate a la corrupción y vendernos la idea de una transparencia que no existe: “Todo fue una farsa”. Consciente o no de lo que provocarían sus declaraciones, el presidente remató con “esto va a desatar mucho debate, pero qué bueno, porque ni modo que nos callemos”.

Aunque, no todas son malas noticias (o sí). Andrés Manuel dijo que, si desaparece el INAI, el acceso a la información será en “fast track”. ¿Qué significa esto? Que la información deberá entregarse en un plazo de 72 horas o habrá una sanción para la persona que no entregue dicha información.

“Nosotros queremos ahorrar (…) para que no tengamos que aumentar la deuda ni cobrar impuestos ni decretar gasolinazos”. Jajaja. Discúlpeme, no me pude aguantar la risa. El silogismo anterior es uno de los más utilizados no solo en la política, sino en muchas de nuestras relaciones interpersonales. Este condicionamiento básico implica un convencimiento “por nuestro propio bien”, pero termina beneficiando a la persona que lo enuncia.

Resulta muy conveniente para el presidente y sus intereses plantear que los organismos autónomos son el problema y que, si no desaparecen, entonces quien pagará las consecuencias será el pueblo. No pudimos ahorrar, porque no me dejaron desintegrar el INAI, entonces me veré obligado a subir el precio de la gasolina. Quise ayudarles y ustedes no quisieron. Estas son las consecuencias.

¿Ya empieza a darse cuenta del problema? El presidente disfraza de preocupación sus caprichos. Tuvimos el mismo problema con el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) hace unos meses, ¿se acuerda?

Empero, aquí las cosas no las vemos solo en blanco o negro. Nadie niega que los organismos autónomos tienen errores, como todas las instituciones del país. Hay deficiencias y limitantes, claro. Sin embargo, la solución para eliminar esas malas prácticas no es desaparecerlos y dejar todo en manos del gobierno en turno.

¿Se quiere investigar a ciertos funcionarios? Que se investiguen. ¿Necesitan saber cuáles son los criterios de los organismos para realizar sus procesos? Que se revisen. ¿Hay algún historial de malas prácticas que deba ser sancionado? Que se haga con el debido proceso. La respuesta más simple —y la más conveniente, obvio— es decir ¿hay muchos problemas con los organismos autónomos? Vamos a desaparecerlos para siempre. Ni problemas ni organismos.

Por otra parte, parece que la pretensión del presidente es eliminar todas las barreras que le impidan hacer lo que él quiere, cuando quiere y como quiere. Alguien avísele que hay de caprichos a caprichos, por favor. El cliché de que “la información es poder” aplica en este tema. Mucho cuidado con eso.

Hablando específicamente del INAI, la transparencia es una de las bases más importantes de la democracia. Gracias a la labor de este organismo se han realizado investigaciones relevantes a nivel nacional (como el toallagate) e internacional (como la Estafa Maestra). Desaparecerlo o “incorporar su labor” a alguna dependencia del gobierno sería dar un paso hacia atrás no solo en el acceso a la información, sino en la garantía de muchos derechos.

 

#TeBuscamosWendy

El lunes 11 de enero, en punto de las 8 de la noche, familiares y amistades de Wendy Sánchez Muñoz solicitaron a las usuarias y usuarios de Twitter que usaran la etiqueta que le da título a este apartado. El objetivo era lograr que se volviera tendencia y, por lo tanto, que las autoridades se involucraran en la búsqueda de la joven.

Wendy, una mujer de 33 años, fue vista por última vez el 9 de enero, cuando salió de Nayarit a Guadalajara. El boletín de desaparición con las características de Sánchez Muñoz (que encontrará debajo de este espacio) también se difundieron en dicha plataforma. Hasta el cierre de esta columna, se desconocía alguna otra información del caso.

Las desapariciones forzadas y la violencia de género son términos que nos hemos acostumbrado a escuchar porque “así es México”, son situaciones que [re]conocemos todos los días, con las que nos familiarizamos debido a la cotidianidad. Todos los días, en alguna de las plataformas digitales que frecuentamos, hay una solicitud de ayuda para difundir información sobre alguna persona.

Las razones sociales, económicas y políticas que fomentan este problema parecen infinitas. Las personas que deberían resolver este problema o las autoridades que deberían involucrarse parecen muy poco interesadas. Sin embargo, quienes formamos parte de la población restante podemos hacer algo al respecto.

Esta vez, además de dirigirme a las autoridades correspondientes y exigirles que investiguen la desaparición de Wendy, que castiguen a los responsables y que ella pueda regresar a casa, me dirijo a usted. Mantengamos los ojos abiertos, apoyemos de la forma en la que podamos, compartamos la información con la esperanza de que llegue a los ojos correctos. Tengamos empatía.

Wendy Sánchez Muñoz tiene 33 años, mide 1.63. Tiene tez blanca, ojos color café oscuro y cabello negro. Como señas particulares presenta una pequeña cicatriz en medio de las cejas por varicela. Se dirigía de San Francisco, Nayarit a la capital de Jalisco. Cualquier información, favor de comunicarse al teléfono 33 3837 6000 ext. 16148, 16141, 16142.

 

Segunda vuelta al sol

En estos días (no me pregunte cuál, exactamente) este espacio cumple dos años, y no quería cerrar esta columna sin agradecerle por acompañarme todo este tiempo. Usted no está para saberlo, pero Escala de Grises ha sido mi ancla. No tengo palabras para contarle lo afortunada que me siento de tener este espacio y poder compartirlo con usted.

Gracias por sus comentarios, por sus preguntas, por darme su opinión sobre los temas que se exponen aquí. Gracias por ponerse estos lentes, por dejarme mostrarle una parte de la infinidad de tonalidades existentes entre el blanco y el negro.

Sé que nos falta mucho y que, a veces, las realidades —sincrónicas o no— del país que habitamos y del mundo que compartimos son dolorosas, pero quiero dejarle la certeza de que aquí —por lo menos de este lado de las letras— nadie se rinde.

 

¡Feliz aniversario!

arendy.avalos@gmial.com

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