Escala de Grises - ¿Borrón y cuenta nueva?
En opinión de Arendy Ávalos
A pesar del acontecimiento histórico que representó la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de México, de las decisiones que está tomando para hacerle frente a Donald Trump y los múltiples proyectos que la mandataria busca encauzar, parece que la realidad opta por imponerse.
De acuerdo con el reporte preliminar de homicidios, presentado por el gabinete de seguridad, durante el primer bimestre con Sheinbaum Pardo como presidenta se han incrementado los homicidios dolosos un 6.5% (en comparación con el mismo periodo del 2023).
Según los datos registrados, entre octubre y noviembre de este año se reportaron 278 asesinatos más que los registrados el año pasado. Si consideramos que las cifras consideradas para el informe son inferiores respecto a las que presenta el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, este número es sólo una parte de lo que realmente ha ocurrido a lo largo del territorio mexicano.
Habrá que esperar a ver cuáles son los datos que recopile el SESNSP, pero sobre todo, tendremos que estar pendientes de las declaraciones de la presidenta y las personas que forman parte de su gabinete. ¿A quién le otorgarán la responsabilidad (o la culpa) de lo que ocurre en el norte del país?
¿Cuáles serán las razones que se podrán sobre la mesa si, al contrario de las prácticas de López Obrador, Claudia Sheinbaum no puede culpar a su antecesor inmediato? ¿Se continuará con la indiferencia y el desapego ante los múltiples hechos violentos que se han reportado?
Tan sólo durante los últimos meses, basta con voltear la mirada hacia la violencia indescriptible que vive la población de Sinaloa para darnos cuenta de que se necesitan más consideraciones que sólo números para contar la inseguridad en nuestro país. ¿Por qué no se está hablando de las víctimas ni de las consecuencias que representan los conflictos entre grupos criminales para la población?
A pesar de la estrategia de militarización, del despliegue de elementos de seguridad o la destinación de recursos a la seguridad, el panorama parece ser cada vez más grave. No hay cambios significativos en la cotidianidad. Si el objetivo es continuar con el legado de AMLO, tal vez no sea la mejor opción repetir los mismos errores.
Por supuesto, este problema no se reduce únicamente a los dos meses que Claudia Sheinbaum lleva como Jefa de Estado y la responsabilidad tampoco recae únicamente en las decisiones del otroro presidente. Tenemos que enfocar la mirada y considerar que la impunidad histórica es parte fundamental de lo que ocurre.
Para poder entender la situación y atenderla de mejor manera, es indispensable considerar que se trata de un problema estructural, con múltiples causas, múltiples actores y pocas consecuencias por parte del gobierno. ¿Cuáles son los posicionamientos a nivel local, estatal y nacional? ¿Por qué no hay una cooperación real entre los tres niveles de gobierno?
Sumada a la fallida estrategia de seguridad implementada por sucesores a Sheinbaum, la situación es alarmante. ¿Realmente las fiscalías cuentan con la posibilidad de atender las demandas de justicia de toda esa población? ¿El personal está realmente capacitado para prevenir o darle seguimiento a los casos que cada día llegan a los escritorios?
La violencia no se origina nada más debido a un cambio de gobierno, tampoco al género o sexo de la persona que nos representa a nivel internacional, ni cualquier otro pretexto que pueda considerar. Las cifras en México son cada vez más altas porque la corrupción, los abusos de autoridad y otras malas prácticas no se solucionan de raíz (como prometió AMLO).
Ahora Claudia Sheinbaum tiene en sus manos la posibilidad de estabilizar al país, de considerar sus necesidades para atenderlas y, a partir de este camino, empezar a construir formas nuevas de abordar todos aquellos problemas que requieren mucho más que soluciones superficiales.
¿Seguirá haciendo historia?
@Arendy_Avalos en X y Threads