Escala de Grises - Rompa el pacto

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Rompa el pacto

La semana pasada, Félix Salgado Macedonio se registró oficialmente como candidato oficial para la gubernatura de Guerrero. A pesar de las múltiples denuncias de abuso y acoso sexual en su contra, el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) decidió mantenerlo en la contienda.

Por si fuera poco, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha justificado una y otra vez el registro del político y, respecto a las denuncias, ha dicho que no deberían convertirse en “linchamiento político”; pues en tiempos electorales hay acusaciones de todo tipo.

Incluso, hay una carpeta de investigación penal y una indagatoria interna en Morena por dos acusaciones de violencia sexual en su contra. Lo anterior, por supuesto, ha generado una serie de protestas a nivel digital.

Artistas, escritoras, activistas, mujeres y colectivas feministas han pedido al presidente de la República que rompa el pacto patriarcal y deje de apoyar las aspiraciones de Salgado Macedonio, quien acudió al Instituto Electoral de Participación Ciudadana del Estado de Guerrero (IEPCEG) para registrarse el 17 de febrero.

El mismo día, López Obrador sugirió que se respetaran los resultados de las encuestas que posicionaron a Félix Salgado como precandidato de Morena. Días después, se confirmó la sutil “insinuación”.

Las fotografías, textos y argumentos se compartieron mediante las etiquetas #UnVioladorNoSeráGobernador, #NingúnAgresorEnElPoder y un letrero, escrito a mano, con la frase “Presidente, rompa el pacto”. Cientos de mujeres se sumaron a este movimiento mediante sus cuentas de Twitter e Instagram, principalmente, e inundaron la red.

Ante esta protesta (histórica, si me lo permite), lo único que AMLO supo responder fue que las mujeres tienen [tenemos] derecho a expresarse y todo; pero el Pueblo de Guerrero también tiene derecho de apoyar la candidatura del exsenador: “Es lo mismo, son derechos de todos a la libertad”.

Y, aunque el presidente dijo respetar mucho a las mujeres (sic.), afirmó que la decisión debe recaer en el pueblo guerrerense y a las autoridades correspondientes. Pidió tenerle confianza al pueblo e implementar alguna encuesta para aclarar por qué tanto linchamiento político.

“Ya, como dicen algunos, ya chole”, dijo Andrés Manuel [muy profesionalmente, claro está] cuando lo cuestionaron al respecto en su conferencia matutina. El mandatario, además, insinuó que son los medios de comunicación quienes orquestan campañas sentenciando y juzgando.

Como si necesitara más errores para rellenar su saco mal ajustado, el ejemplo que usó fue el de su experiencia: “Nosotros pasamos por eso muchos años. Ataques tras ataque. ¿Cómo no voy a estar desconfiando o actuar de manera precavida?”. ¿Cómo voy a confiar en las denuncias por abuso sexual? ¿Cómo voy a contemplar, si quiera, lo que dicen estas mujeres? Lamentable.

Aunque el presidente aseguró no pretender quitarle importancia a la denuncia, dijo que siempre se cuestiona todo lo que sucede, independientemente de que se trate de una demanda legítima o de un asunto delicado. ¡Ay, este señor!

Ojalá así también se hubiera cuestionado las acciones de su hermano. Ojalá también así se cuestionara sus propias declaraciones. Ojalá también hubiera pensado así de cuidadosamente todas las decisiones que tomó en favor del “pueblo”, pero en contra de las mujeres. Ojalá hubiera dudado así antes de menospreciar los feminicidios y antes de minimizar los altos índices en las llamadas de auxilio.

Al parecer, lo único que el presidente encuentra cuestionable son las voces de las mujeres que le escriben, que le hablan, que le gritan y que le piden no respaldar la candidatura de una persona acusada de violencia de género.

Pero, a todo esto, ¿a qué se refieren las mujeres con “romper el pacto”? El pacto patriarcal es el acuerdo implícito que existe entre hombres cuando alguno de ellos es acusado de violencia de género y, a pesar de ello, se le sigue defendiendo. Otra de las características es que los agresores o los hombres cercanos a ellos solo cuestionan a las mujeres que denuncian. ¿Le suena familiar?

Lo he dicho en varias Escalas, pero [como parece no quedar claro] no tengo problema en repetirlo. En México, el machismo y la misoginia han provocado que el primer hilo conductor al conocer una noticia sobre violencia, abuso o acoso sexual sea que la víctima (la mujer) es la culpable.

Sin embargo, la culpa jamás será de la víctima, de sus decisiones, de la hora a la que salga, de la ropa que viste, de sus estudios, de su condición económica ni de alguna otra de las razones que pudiéramos escuchar.

¿Por qué pasa esto, entonces? ¿Por qué es un problema tan cotidiano? Porque forma parte de la estructura, de un sistema que nos ha obligado a pensar que las mujeres solo pertenecemos al espacio privado y que, en el momento en el que salimos de nuestras casas, lo que nos suceda es únicamente nuestra responsabilidad: “Eso les pasa por estar en donde no debían”.

El uso del pronombre en el párrafo anterior fue completamente a propósito, ¿eh? Yo sé que en este espacio no acostumbro apropiarme de la luz, pero no puedo evitar sentir mía la rabia y el miedo al que nos enfrentamos todos los días en este país por el simple hecho de ser mujeres.

Ahora, cabe aclarar que esto no pasa nada más en el ámbito político o en el académico, que son aquellos más escuchados y abordados cuando se habla de protestas; que son el epítome del cinismo y la negligencia por parte de las autoridades.

Este problema se extiende a todos los ámbitos que componen la sociedad: la familia, el ámbito laboral, la educación básica, los círculos de amistades, las relaciones amorosas, el mundo del entretenimiento y los mismos medios de comunicación.

Por eso, como siempre, le pido mantener ojos y oídos bien abiertos. Observar sus pensamientos y sus acciones para darse cuenta en qué forma usted es parte del problema. Ver si alguna mujer cercana usted está siendo víctima de alguno de los tantos tipos de violencia.

Le pido detenerse un momento y averiguar cómo puede ayudarla, creer en su denuncia. Dejar de defender su comportamiento y los de aquellos hombres cercanos a usted que, implícita o explícitamente perpetúan la violencia que buscamos erradicar. Visibilizar esas acciones, nombrarlas como lo que son: acoso, abuso, violencia. Hoy le pido:

Rompa el pacto

arendy.avalos@gmail.com

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