Caricatura Política - Erradicación dela corrupción

En opinión de Sergio Dorado

Caricatura Política - Erradicación dela corrupción

            La intención de erradicar la corrupción a lo largo de este sexenio es, por decir lo menos, un propósito plausible, pues si algo tiene sumido a México en el tambaleo social y económico es este mal. Tiene razón el presidente de México al aseverar que la corrupción ha sido impedimento de progreso desde la Conquista hasta esta mañana en que usted lee esta columna mientras toma su desayuno, el cual, estimado y único lector, deseo de corazón sea de provecho.

            Solamente hay que hacer un poco de memoria para recordar que tanto la Corona Española como el Porfirismo y el (más cercano a nosotros) Neoliberalismo -todos de larga estancia, por cierto-, legaronlarga estela de complicidades comercializadas en el mercado negrode la política de México, por lo que habrá que ver si el Neoliberalismo permite la extinción de este terrible mal a corto plazo, es decir, a lo largo de este sexenio, como es la firme pretensión del presidente.

            Los cambios en la filosofía y procedimientos de la educación, por ejemplo, no aterrizan en la realidad sino hasta después de mínimo una década, o incluso más tiempo, pues la inercia de una cultura se enraíza con firmeza en la costumbre, loquees nada fácil de extirpar y sustituir por otros procedimientos. Una cosa es hacer planes de educación en el escritorio, como cada sexenio sucede; y otra distintaque estos planesaterricen en la base del magisterio; es decir, en el aula de la clase cotidiana, si acaso este símil sirve para ilustrar lo persistente de una cultura.

            Pecaría uno de atrevimiento, después de un sólo año de gobierno de López Obrador, si se asegurara que el presidente de México logrará el propósito de erradicar la corrupción durante su gestión. Algo logrará, desde luego, pues dedica de lleno su esmero a ello, pero eso no es lo que quiere celebrar el pueblo, sino que apuntela justicia a la cabeza de la corrupción, no por venganza sino por la justicia misma y por el escarmiento que esto causaría en los corruptos del día de hoy. Esto es lo que demanda el pueblo a quien el presidente sentidamente dice obedecer. ¿O qué debe sentir la gente de que Enrique Peña Nieto ande de gigoló en España subvencionado por el dinero de los mexicanos mientras la mitad de la población tiene hambre?

            En realidad, no se puede predecir con precisión el grado en que la corrupción descenderá a lo largo del sexenio de López Obrador, pero sin duda este grado aceleraría su marcha si la ley se ajustara a lo que busca la 4T, que es erradicarla. Son pocos, por cierto, quienes se niegan aplaudir este propósito, pues alcanzarlo sería un gran logro para el pueblo de México, que anhela más trasparencia del sector público. Pero mucho más aceptación lograría el presidente si de verdad barriera las escaleras de arriba abajo, lo que hasta ahora ha quedado parcialmente en el discurso.

Siempre acorrala mi comprensiónel hecho de que algunas leyes vuelan expeditas en el Poder Legislativo mientras otras se entrampan con cualquier piedra en el camino.Más allá de la intención, más bien se requiere la voluntad política del presidente para actuar con congruencia. Desde luego que algunos profesantes del Cristianismo celebrarán que López Obrador no sea vengativo, pero la mayoría de los mexicanos no. Incluso algunos llegan al grado de acusar que entre él y Enrique Peña Nieto hay un acuerdo oscuro para que éste siga como “prófugo” social que la mayoría desea ver merecidamente en la prisión.

Quién sabe, pero viendo el asunto en perspectiva y situándonos más allá del año 2024, que es cuando concluye el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, si el presidente no procede con la justicia esperada ante el saqueo descarado de Enrique Peña Nieto y toda su pandilla de forajidos desalmados, llevará siempre una mancha indeleble en las páginas de la historia de México.

Él desea trascender y llegar a ser uno de los mejores presidentes de este gran país, pero para ello habrá que honrar la palabra del pueblo, que según el presidente es quien manda. Y el pueblo lo que quiere es justicia de la buena contra quienes se burlaron de México de la manera más descarada, además del beneficio económico de la incautación, desde luego.