Escala de Grises - Berenice y Miguel Ángel
En opinión de Arendy Ávalos

El sábado 5 de abril, uno de los festivales emblemáticos de la Ciudad de México se transformó en un escenario de negligencia e impunidad para Berenice Giles y Miguel Ángel Rojas, sus familias y sus personas cercanas. Los fotoperiodistas acudieron al parque Bicentenario para cubrir el “Ceremonia” con el presunto respaldo de Mr. Indie, un medio independiente dedicado al periodismo musical.
Sin embargo, una serie de imprudencias y descuidos ocasionaron que su jornada laboral terminara en una tragedia que conmovió a todo el gremio a nivel nacional. Poco antes del atardecer, una estructura metálica con un elemento decorativo colapsó y cayó sobre ellos. Lamentablemente, los fotógrafos no sobrevivieron al impacto.
De acuerdo con representantes de Protección Civil, ambos fotoperiodistas recibieron atención prehospitalaria, pero fallecieron después de ingresar al hospital donde fueron trasladados. Una de las primeras declaraciones, hechas por la misma institución, aseguraba que la culpa era tanto de los organizadores, como de la alcaldía Miguel Hidalgo.
A pesar de la gravedad de la situación, el evento continuó. No se cancelaron los conciertos programados (hasta el día siguiente) y la información respecto a lo ocurrido no se hizo pública. Mientras las autoridades, como siempre, intentan lavarse las manos, algunos representantes políticos (también como siempre) pretenden sacar ventaja para endilgar responsabilidades.
Mientras tanto, ni el medio ni las autoridades correspondientes se posicionaron de manera oportuna sobre los hechos. Por otro lado, las familias de Berenice y Miguel Ángel siguen esperando una respuesta que se acerque no sólo a la verdad sobre lo ocurrido, sino también a declaraciones que vayan más allá de señalar a alguien más con el dedo índice.
Luego de que la noticia se viralizara, las universidades se solidarizaron e integrantes del gremio periodístico se posicionaron para denunciar lo ocurrido y exigir justicia por sus compañeros. Sin embargo, tal como ocurre con cada ineptitud (del ámbito público y privado) la muerte de Berenice y Miguel Ángel reveló las condiciones precarias bajo las que se desarrolla no sólo el periodismo musical, sino el periodismo (en general) en el país.
No basta con apoyos económicos para las familias de los fotoperiodistas. Garantizar que reciban el acompañamiento necesario es lo mínimo que pueden hacer las partes involucradas para que puedan pasar por su proceso de duelo. Además de lo obvio, es indispensable que se realicen las investigaciones necesarias para prevenir que un error como la caída de la estructura, un error prevenible, se evite a toda costa.
Los “accidentes” no pueden permitirse cuando la vida de tantas personas está en riesgo, independientemente de la profesión que tengan. Se necesitan protocolos de protección civil y medidas que garanticen la integridad de todas las personas que forman parte de un evento tan grande.
No fue un accidente, fue el resultado de una cadena de omisiones. Por otro lado, en lo que respecta al periodismo, es urgente que se cambie la perspectiva para mejorar las condiciones bajo las que operan sus representantes: una lógica sistemática que normaliza el trabajo sin contratos, sin seguro y sin garantías mínimas.
Por otro lado, tampoco podemos ignorar la responsabilidad que Mr. Indie como medio tiene dentro del caso. Si bien, el periodismo independiente está normalizado en nuestro país bajo una lógica sin contratos y sin el trato digno que se merecen quienes se dedican a buscar la información, darle tratamiento para publicarla de manera profesional sin recibir (muchas veces) el mínimo reconocimiento.
La muerte de Berenice y Miguel Ángel exponen problemas dentro de diferentes sistemas, problemas que se han normalizado, como en el caso de los riesgos que representa ejercer el periodismo. Quien convoca a trabajar, está obligado también a responder. No podemos pecar de “alternativos” y asumir que el periodismo musical no requiere contratos, seguro, equipo de protección o, por lo menos, respaldo.
Ahora, además del absoluto desamparo laboral por parte del medio, es indispensable que pongamos sobre la mesa la falta de empatía y respeto por parte de quienes organizaron el festival y quienes eran responsables de gestionar la emergencia. ¿Había protocolos establecidos para actuar o ni siquiera pudieron contemplar esa posibilidad?
En un festival donde los montajes cuestan millones y se presentan artistas de carácter internacional, lo menos que podríamos esperar es una gestión de riesgos eficiente, protocolos para garantizar la seguridad de los asistentes y, en caso de necesitarlo, para determinar, junto con las autoridades, la mejor forma de salvar las vidas que corran peligro.
La muerte de Berenice y Miguel Ángel tiene que obligarnos a cuestionarnos todo lo que hace falta modificar en los eventos millonarios, pero también en el periodismo y las instituciones involucradas. El periodismo no puede significar que sus profesionistas arriesguen la vida en una jornada laboral, en un festival o en cualquier otro lugar, independientemente del género en el que se especialicen quienes forman parte del gremio.
No basta con declaraciones vacías ni apoyos superficiales, no es suficiente con dar el pésame a las familias y asegurar (sin certezas) que un “accidente” así no volverá a ocurrir. Desde este espacio, nos sumamos a la exigencia de justicia, pero también a la exigencia para que las personas involucradas asuman su responsabilidad y se hagan cargo de las consecuencias.
La pasión no puede intercambiarse por precarización:
@Arendy_Avalos en X y Threads