El Terce Ojo - Despedida no les doy Porque no la traigo aquí.

En opinión de J. Enrique Alvarez Alcántara

El Terce Ojo - Despedida no les doy Porque no la traigo aquí.

Quiero, en honor a la verdad, en principio, dar las gracias; agradecer al Regional del Sur, a Eolo Pacheco y a Gerardo Suárez por haberme permitido expresar mi pensamiento, mis ideas o delirios, sobre diferentes asuntos, sin más restricciones que las que refieren el número de caracteres que, por lo demás, infrecuentemente acaté.

Quiero cerrar un ciclo que se abrió hace varios años, cuando aún ejercía mi labor académica dentro de la UAEM y que prosiguió después de mi jubilación laboral hacia finales del año 2017, por varias razones que no atentan ni contra mi integridad, mi salud o, más todavía, mis principios y valores a la hora de expresar mi pensar mediante la palabra escrita.

Escribir, ciertamente, compromete a quien quiera expresar sus ideas a través de la palabra escrita; en primera instancia con la verdad, enseguida con la etica y la responsabilidad, asimismo con los lectores que buscan información u opiniones fundadas sobre diversos segmentos de lo real y no lo olvido, conmigo mismo, con quien arroja al espacio mediático una serie de palabras que el encadenarse de ciertos modos proponen narrativas con las cuales, pudiendo o no concordar los lectores, considere que el contenido de los breves ensayos, pudieran ser considerados como valiosos o interesantes.

De la misma manera demanda un principio de lealtad con el medio, con quienes lo dirigen y, naturalmente, con quienes le dan vida impresa o electrónica.

No puedo eludir aquí la premisa fundamental latina de que ”pacta sunt servanda” (La palabra es ley) y tampoco pierdo de mi memoria el compromiso que asumí y establecí un pacto de honor que me abrió el espacio a través de la Columna El Tercero Ojo, título del libro ¿Autobiográfico? clásico que lleva el mismo título del autor tibetano Lobsang Rampa y no puedo evitarlo, Kalimán, “El Hombre Increíble” quien según la leyenda de la serie comic titulada con el mismo nombre dominaba las artes de la lectura mental con un tercer ojo, oculto para los legos y que traté de mantener como tarea semanal.

Hoy, debido a condiciones personales de autocuidado, de proyectos de vida, de tareas auto impuestas como necesarias y trascendentes, en esta era y hora, como habrán podido darse cuenta, he perdido la constancia que implica este compromiso, de este modo, unas veces no y otras tampoco he entregado las colaboraciones comprometidas. Es decir, a salto de mata he andado (aunque debí decir rodado) por las páginas que no entregué y algunas que a fuer de auto presión logré concretar.

Algunos deberes conmigo mismo para mantener mi movilidad y trabajo sistemático así como para propiciar las condiciones favorables para un proyecto necesario y sin fines de lucro me han demandado últimamente tiempo y constancia.

En virtud de ello, debo asumir que cerrar el ciclo del Tercer Ojo es imprescindible en esta hora, la hora exacta de México.

No quiero, sin embargo, no cerrar este etapa sin que de nueva cuenta diga Gracias.