El Tercer Ojo - Breve historia de la medicina y de la relación médico-paciente (décimo tercera parte)

En opinión de J. Enrique Álvarez Alcántara

El Tercer Ojo - Breve historia de la medicina y de la relación médico-paciente (décimo tercera parte)

“Es más importante prevenir la enfermedad que buscaruna cura para la misma”

 

Charaka, en el CharakaSamhita, Siglo I. d.n.e.

 

Según referíamos, siguiendo la información que expone Steve Parker, de quien hemos recuperado toda la información expuesta en este apartado, los doshas (viento, bilis, y flema) son la fuente de la salud, el bienestar y la enfermedad. Asimismo, “la buena salud y el bienestar ocurren cuando los doshas están equilibrados. El desequilibrio trae consigo malestar y enfermedad, con frecuencia relacionados con el dosha dominante” (como podemos apreciar el modelo Ayurvédico es muy semejante a los modelos greco-latino de los humores).

 

Los Doshas fluyen en el cuerpo por vías y poros conocidos como Srotas, muy similares a los meridianos de la acupuntura. Casi la totalidad de los textos ayurvédicos sostienen la existencia de 16 Srotas, los cuales conducen energía, nutrientes y desechos, además de los conocimientos y el aprendizaje (¡!). Tres de los srotas están conectados con el mundo exterior, el pranavaha que transporta el prana (la respiración); el annavaha que transporta alimentos solidos y líquidos; y el udakavaha, que transporta agua; otros tres srotasse encargan de la eliminación de productos metabólicos de desecho: el purishavaha se encarga de los desechos solidos, el mutra vahade la orina, el svedavaha el sudor. El srota mano vahaes el que se relaciona con los procesos mentales por lo tanto conduce los pensamientos, ideas, sentimientos, emociones y pasiones. Otros dos srotas se encargan de la menstruación (artabavaha) y la lactancia (stanyavaha). Siete srotas tienen que ver con la noción ayurvédica de los dhatus, los siete tejidos que componen el cuerpo. Los dhatus son: la sangre (rakta), la linfa (ráza), los músculos (mansa), los huesos (asthi), la médula ósea (majja, incluye el cerebro y los nervios), la grasa (medas) y los órganos reproductores (shukra).

 

Si valoramos en su justa dimensión la información hasta ahora presentada no podemos menos que manifestar nuestro asombro por las ideas, conceptos y concepciones que, tanto en la medicina prehispánica como en la china, hindú,  egipcia o árabe se presentan. No podemos concordar, por ello, con el menosprecio que de estas experiencias y aportes han hecho la mayoría de las historias de la medicina documentadas. Porsupuesto, mucho menos estamos de acuerdo en la sobrestimación hegemónica que se ha hecho de los aportes hipocráticos y galénicos en la historia de la medicina occidental.

 

Pese a ello, según expresa el Dr. Francisco González Crussí en su Breve Historia de la Medicina, editado por la Universidad Veracruzana (2010): “con todo y sus admirables intuiciones de carácter médico ni la india ni la china de la antigüedad tuvieron el interior del cuerpo humano como la base de sus sistemas médicos. Tampoco los antiguos egipcios o mexicanos contribuyeron en nada sustancial al conocimiento de la anatomía. Resulta sorprendente que pese a haber abierto innumerables cuerpos humanos en sus prácticas rituales (los egipcios embalsamaron decenas de millares de cadáveres de personas y animales, en tanto los aztecas sacrificaron incontables víctimas abriéndoles el pecho y extrayéndoles el corazón) no hayan experimentado curiosidad por la estructura de los órganos que quedaban expuestos. Su actitud era muy otra (…)” .

 

No resulta menos sorprendente que la medicina hipocrática o galénica no hubiesen fundado sus teorías y prácticas en función del conocimiento o desarrollo de la anatomía. Si bien es cierto que entre lo árabes no se hallaban los limites que la iglesia católica impuso durante la edad media a los médicos y a la medicina, el “nacimiento” de la anatomía sensu strictum, tuvo que esperar la aparición en el escenario mundial de la imponente figura de Andreas Vesalio (1514-1564). Del mismo modo, tuvo que publicarse hacia el año de 1696el Compendium Anatomicum Nova MetodhoInstitutum, de J. Case D. M. (edición facsimilar del Dr. Med. A Oscar Ulloa Gregori y Dr. Med. M. Carmen Montemayor Jáuregui, Universidad Autónoma de Nuevo León, Facultad de Medicina, 2005). (Continuará)