El congreso y su circunstancia: El bien de Morelos

En opinión de Mirna Zavala

El congreso y su circunstancia: El bien de Morelos

Continúo mi comentario de la semana anterior, ahora la segunda coincidencia: el bien de Morelos. Una de las aspiraciones de todos los morelenses nunca alcanzada, siempre en construcción y cada vez con mayores obstáculos para lograrlo. Cada renovación de autoridades las expectativas de mejora afloran al calor de las campañas, los hombres y mujeres candidatos y las ofertas enarboladas. Antes del año 2000 el imaginario colectivo se asentaba en la creencia de que la derrota del PRI traería la posibilidad de mejorar las condiciones de vida.

Parece que no existen diferencias entre actores políticos sobre lo que representa el bien de los morelenses, mejoramiento económico, bienestar en todos los aspectos de la vida, contar con servicios públicos en calidad y en cantidad, ingresos suficientes para la educación de los hijos, en fin, esas y otras condiciones que hagan posible una mejor vida.

El problema comienza con los indicadores, los medios y las formas para alcanzar dicho objetivo. Nada extraño si consideramos que no existe una sola forma de lograrlo, no solo por las condiciones socio-económico-políticas vigentes, también por las visiones que cada actor político tiene al respecto, la cantidad de recursos públicos existentes y sobre todo la forma de ejercicio del poder. Puedo afirmar categóricamente que la causa principal de no acceder a tan anhelado bien es la falta de cultura política democrática expresada como pluralidad.

Efectivamente, la pluralidad es un término que relaciona la libertad, la competencia, el dialogo, la tolerancia, el juego de poder y en contra parte nada tiene que ver con la unanimidad, hegemonía o deseo de dominio autoritario. Digo que en gran medida el conflicto que vive el congreso esta afectada por la falta de esta cultura democrática.

Y es que el bien de Morelos, independientemente de nuestras propias visiones, podrá alcanzarse con un profundo diálogo basado en el respeto a la pluralidad, de donde podrán desprenderse acuerdos comunes para el bien del estado. Sin duda alguna, cada parte tendrá buenas razones para argumentar sus dichos, pero cada parte no es el todo, este se integra con las partes. Es así que nunca será suficiente llamar a los actores principales a que convoque a los diputados a encontrar mecanismo que permitan el debido funcionamiento del poder legislativo. Continuamos en la próxima. Saludos.