El 21 se va!
En opinión de Mirna Zavala
Al concluir el año son muchos los sentimientos que se arremolinan en la memoria y en el corazón. Tiempo de memoria y reflexión profunda. Y es que la naturaleza de manera ordinaria se comporta de manera cíclica. Así, conocemos ahora de los ciclos del agua, del nitrógeno, las estaciones, la agricultura y demás fenómenos naturales transcurren de esa manera. No es difícil entender que los seres humanos de igual manera vivamos la vida en ciclos. Todos los órdenes de la vida sea social, cultural, política o económica en gran medida está sujeta a esa temporalidad cíclica que de manera natural o artificial se reconoce y se impulsa cotidianamente.
Es el caso de la actividad legislativa, un periodo de tres años para volver a renovarse en el siguiente proceso electoral, mientras tanto, los actores políticos tendremos en lo efímero nuestro sino. Y durante el año dos periodos de sesiones que inician y terminan anunciando esta ciclicidad en que se mueven los asuntos públicos. No obstante ello, buscamos que ese espacio sea pleno de contenido, lo que eso signifique para cada quien.
En la brevedad de ese tiempo, los asuntos públicos son estudiados, analizados y resueltos con menor o mayor premura. Es de notar que con el pasar de los años, el crecimiento de las ciudades ha venido acompañado de una problemática cada vez más amplia y compleja. Las demandas de servicios y bienes crece exponencialmente y la capacidad de gobernación, gobernanza o gobernabilidad se complica frente un limitado fondo de recursos económicos para satisfacer las necesidades presentes. Particularmente este segundo año de pandemia la contracción económica reflejada en el aumento del desempleo, la inflación y la incertidumbre, ha necesitado de establecer prioridades necesarias tanto en lo privado como en lo público.
A estas alturas, con la política de no imponer restricciones a las actividades económicas sea cual fuere la semaforizacion anunciada por las autoridades, la sociedad está a la “buena de Dios” y a la efectividad de las vacunas aplicadas que han venido a dar un respiro en cuanto al temor a ser contagiado. Esta condición, por sí misma, abona a la normalidad que va siendo cada vez más visible y permite en gran medida la reactivación económica tan necesaria para la supervivencia.
Estaremos cerrando un ciclo (año) e iniciando otro en medio de una problemática cada vez mayor en todos sus sectores. El congreso puede ser una institución de aporte significativo a la sana normalidad buscando consensos frente a confrontación, diálogo frente a cerrazón, legalidad frente a abusos de poder, en fin la esperanza de que un futuro mejor es posible, lo necesita el estado y sus municipios. Nada será más benéfico como que la sociedad identifique que puede convivirse en pluralidad con respeto y dignidad.